"Porque Cuba eres tú"

Etiqueta de una caja de tabaco, circa 1902.

El autor recuerda la historia de una canción y comparte un documento inédito. Vea y escuche el vídeo.

Entre la papelería que guarda una pequeña caja de cartón que perteneció a la familia Florit y Sánchez de Fuentes y que hoy, gracias a la generosidad del último miembro de esa familia, obra en mi poder, figuran dos hojas de papel amarillentas y ya apenas rayadas donde pueden leerse escritos, de puño y letra, los versos de la habanera "Tú". ¿Qué puede haber movido al poeta Eugenio Florit y su hermano Ricardo a traer estas dos hojas de papel a Estados Unidos y conservarlas, durante décadas, entre un puñado de documentos valiosos, entre ellos, una colección de manuscritos de algunos de los principales escritores cubanos del siglo XIX?

Manuscrito de la habanera "Tú".

Los versos de la habanera "Tú" se publicaron en infinidad de ocasiones y cualquiera en Cuba podía cantarlos de memoria. El propio Eugenio solía sentarse al piano e interpretar la composición mientras parientes y amigos asentían, entre melancólicos y risueños, y susurraban la letra. El valor de estas dos hojas de papel queda claro apenas se repara en la anotación que aparece al pie del texto: La Habana, noviembre de 1893. La caligrafía que cubre estas hojas no puede ser otra que la de Fernando Sánchez de Fuentes, autor de esos versos y tío de los hermanos Florit.

"Tú" ocupa un lugar de privilegio en la historia del cancionero cubano. Quienes están al tanto de su fortuna y su capacidad para adaptarse a las épocas y los gustos más diversos saben que tan pronto puede escucharse grabada por la soprano Rosalía (Chalía) Herrera en 1901, como en las voces de Willy Chirino y Jon Secada, o interpretada al saxofón, en un complejo arreglo jazzístico, por Paquito D'Rivera. Mientras otras canciones, muy posteriores a ella, han desaparecido de la memoria y la discografía nacionales, "Tú" sigue despertando en el pueblo cubano algo más importante que la nostalgia de otra época: la nostalgia de sí mismo.

Manuscrito de la habanera "Tú".

La historia de esta habanera está narrada en un folleto publicado por Orlando Martínez en La Habana hace más de setenta años. En él se recuerda que el autor de su música, Eduardo Sánchez de Fuentes, nació en esa ciudad el 3 de abril de 1874 y murió en ella el 7 de septiembre de 1944, y que la obra, como pieza para piano, ya existía cuando tuvo lugar el hecho que acabaría dándole nombre y letra.

La anécdota no puede ser más galante: Un día de 1892, los cubanos Marta Abreu y Luis Estévez celebran una reunión en su hogar habanero y a esa reunión asisten el joven Eduardo Sánchez de Fuentes, que entonces tenía 17 o 18 años, y la joven Renée Molina. Sánchez de Fuentes, que cortejaba a la joven o, al menos, insistía en que ésta lo tuteara, se sienta al piano e interpreta una composición suya inédita. Cuando la señorita Molina se le acerca e indaga el título de la obra, el adolescente, pícaro, no duda en contestarle: "Tú".

A partir de esa galantería, Fernando Sánchez de Fuentes, hermano del compositor, escribe la letra de la habanera, y ésta se edita dos años después gracias al patrocinio del doctor Antonio González Curquejo, dueño de una farmacia. Orlando Martínez revela los términos del contrato: Eduardo Sánchez de Fuentes recibiría seiscientos ejemplares de la obra impresa y el farmacéutico podría imprimir hasta cinco mil ejemplares, en los que aparecería un anuncio de su botica...

Suele adjudicársele a Eduardo Sánchez de Fuentes todo el crédito por el éxito de la obra, pero lo cierto es que su hermano Fernando es merecedor de un crédito similar. La letra de la habanera, bien redactada, fluida, es una estampa cautivadora de Cuba; una marquilla de tabaco convertida en canción, capaz de seducir para la isla no ya a los cubanos conscientes de las bellezas naturales de su patria sino a los extranjeros.

"Tú" es una fotografía musical de Cuba, y esa fotografía, que viajará de boca en boca, de oído en oído, en muchos de los barcos de tocaban puerto en La Habana, va a encandilar la imaginación de otros pueblos, va a confirmarles la existencia de un país idílico:

En Cuba, la isla hermosa del ardiente sol,
bajo su cielo azul,
adorable trigueña, de todas las flores
la reina eres tú.
La palma, que en el bosque se mece gentil,
tu sueño arrulló,
y un beso de la brisa
al morir de la tarde
te despertó.
Dulce es la caña, pero más lo es tu voz...


El sol ardiente, el cielo azul, la palma cimbradora, la brisa que reparte besos, el dulzor de la caña y la existencia de una mujer que reside entre todos, que enamora a todos y los compendia en esta especie de paraíso insular, va a cautivar a muchos. Fernando Sánchez de Fuentes pone fin a sus versos con un piropo que, además de explicarlos, debe de haber conmovido a su musa: Porque Cuba eres tú.

Un año después de ser editada, al estallar la Guerra de Independencia, la habanera "Tú" será entonada en la manigua con su letra original y con nuevas letras, alusivas a algunos episodios de la gesta, entre ellos, uno protagonizado por Antonio Maceo. La canción había sufrido una extraña metamorfosis: había dejado de ser una canción galante para convertirse en una canción patriótica; había dejado de cantar la belleza de una joven cubana, Renée Molina, para encarnar a Cuba.