Tras las protestas que estallaron el 11 de julio, continúa el descontento popular en Cuba, mientras se recrudece la vigilancia por parte de régimen, dijeron activistas a Radio Martí.
“Aquí donde yo vivo, mira si mejoró algo que pusieron hasta cámaras para ver cómo están las cosas. ¿Eso es mejoría? Todo esto es para controlar más al pueblo”, denunció desde La Habana la activista Anais Penalba.
Lee también CIDH expresa preocupación por "graves violaciones a los derechos humanos" tras protestas en CubaPenalba, quien reside en el reparto conocido como La Güinera, una zona donde tuvieron lugar protestas populares en La Habana, confirmó que allí persisten las carencias de todo tipo, también lo apagones y la falta de agua potable.
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“Ves eso? Hace dos minutos quitaron la luz otra vez. ¿Eso es alguna mejoría? No hay agua. ¿Eso es alguna mejoría?”, insistió Penalba con sarcasmo. “Las tiendas están vacías, los kioscos están vacíos, ¿vemos alguna mejoría? Yo creo que no”, aseguró la activista habanera.
La falta de medicinas y el incontrolable aumento de los casos de COVID-19 fueron dos detonantes para las manifestaciones en la isla. En Colón, Matanzas, la situación empeora con relación a la atención médica y el manejo del virus por parte de las autoridades de salud, aseguró la activista Regla Burunate.
“Me acuesto tarde, a veces son las dos, las tres, las cuatro de la mañana y yo estoy sentada ahí, en la sala. El único sonido de un carro que usted siente es el carro fúnebre porque, a esa hora, cuando se mueren las personas, van para el cementerio y tienen que pasar todos por aquí”, explicó Burunate.
Lee también De récord en récord, Cuba vive los peores días de la pandemia“La Covid aquí sigue igual. Igual no, ¡peor! Aquí no ha mejorado nada. Aquí lo que se recrudece es la represión. En los hospitales hay pésimas condiciones, no hay medicamentos. Están las Brigadas Henry Reeve aquí (brigadas de médicos cubanos que el gobierno envía al extranjero) y total, usted puede ordenar un tratamiento al paciente, y si no hay los medicamentos, y si no hay las condiciones, es por gusto”, añadió la activista.
“Las personas ya no tienen que esperar a que alguien se los diga porque ellas mismas lo están sufriendo”, concluyó Burunate.