Hace unas dos semanas se celebró la séptima edición anual de la conferencia sobre análisis y estadísticas de SBER (Sociedad para la Investigación del Béisbol, por sus siglas en inglés), una organización a la cual pertenezco desde hace más de 25 años y que uds. me oyen citar en mis programas y artículos.
La conferencia duró tres días con paneles que discutieron e hicieron presentaciones que nos revelaron hasta que punto hemos avanzado en las diferentes métricas y estadísticas en el estudio del bate y la pelota.
Hubo presentaciones y conferencias de todos los colores y matices. Entre esos temas llamó la atención el dedicado a la defensiva. No porque fuera el más “desarrollado” sino, porque nos mostró el camino que aún falta por recorrer para poder avaluar adecuadamente esa fase del pasatiempo. Hemos llegado a contar con más herramientas que nunca antes pero, a pesar de ello, seguimos circunscritos a los elementos tangibles del juego (errores, doble plays, outs, asistencias, etc.). No se incorpora a estos guarismos la calidad intrínsica del pelotero.
Esos valores servían más o menos adecuadamente para los inicios del béisbol cuando era común que un jugador cometiera un poco más de dos errores por juego como promedio, pero ahora la cifra no llega a medio error por juego y nadie evalúa totalmente la defensiva de un pelotero por el número de errores que haya cometido. Hay varios casos que al otorgarse el premio anual de Guante de Oro por posición, el premio no cayó en el jugador con menos errores, generando a veces protestas al respecto.
Hasta el momento no existe un concepto unificado por el cual se pueda evaluar la eficiencia defensiva de un jugador.
Hay un comentarista de una cadena nacional de TV de Estados Unidos que hizo un comentario sobre este tema y dijo “Me he iclinado enfáticamente en utilizar la métrica de carreras salvadas a la defensiva” (DRS, por sus siglas en inglés). Esta métrica fue desarrollada por Baseball Info Solutions y se encuentra disponible en baseball-reference.com, consultada frecuentemente por nosotros.
El DRS funciona de la siguiente manera; se toma la cantidad de jugadas hechas por un pelotero y se compara con el promedio obtenido por por jugadores que se desempeñan en la misma posición. Esto hace que cada pelota bateada debe ser rastreada y evaluada su posiblidad de que se convierta en un out.
Si seguimos el DRS de un pelotero en una temporada podemos tener una idea de lo que se espera de él en el año siguiente, teniendo en cuenta factores intangibles como la salud del jugador en esa campaña.
Aunque el DRS nos aproxima un poco mas a una evaluación correcta de la defensiva en el béisbol, nos falta un trecho para equipararla con otras fases del juego.