Recordemos que esta revolución ha fusilado a cientos de cubanos muchos de los cuales gritaron "Viva Cristo Rey" ante que las balas les quitaran la vida.
Recientemente el cardenal Jaime Ortega creo otro barullo con un discurso en la Universidad de Harvard en los que llamó delincuentes y enfermos mentales a los cubanos que ocuparon la iglesia de la Caridad en La Habana por dos días reclamando que el papa Benedicto XVI se reuniera con los disidentes.
Las hirientes palabras de Ortega vinieron como explicación del porque él había dado el permiso para que las fuerzas represivas del régimen cubano sacaran a patadas a los disidentes del tempo.
Después este hombre de Dios que tiene una alianza despreciable con los diablos que gobiernan en Cuba tuvo la osadía de hacer públicas unas palabras de una conversación privada que él había tenido hace décadas con el recientemente fallecido Monseñor Agustín San Román, quien construyera el Santuario de la Ermita de la Caridad en Miami.
Hay muchos dentro y fuera de Cuba que han criticado a Ortega. Antes de la visita del Papa, The Washington Post publicó un editorial en el cual dice textualmente que "desde el 2009 el Cardenal Ortega ha sido un socio de facto de Raúl Castro, reuniéndose con el y respaldando sus limitadas reformas". El mismo editorial resalta que fue Ortega el que pidió al régimen que sacara a los disidentes del templo.
Las críticas al Cardenal le han llovido. Los buenos católicos no están acostumbrados a estas posiciones de un príncipe de la iglesia.
Su descripción de los que buscaron refugio en la iglesia de la Caridad fue depreciable. Periodistas que han hablado con seis de los 13 dicen que sólo uno tenía un historial delictivo y eso por criticar al gobierno en 2005. Por eso cumplió seis meses de cárcel.
Ya lo del record criminal de los disidentes no importa. Después que fueron sacado del temple todos fueron llevados a la Seguridad del Estado y fichado. Ahora si tienen un record criminal, gracias al Cardinal. Y eso que la iglesia debe proteger a los pobres, a los oprimidos, a los desposeídos, a los débiles y a los enfermos. Hace 32 años un francotirador asesinó a Monseñor. Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de El Salvador, en la catedral de San Salvador. Romero fue un firme crítico de los abusos policiales en el pequeño país centroamericano.
En Chile, cuando gobernaba el general Augusto Pinochet, fue la iglesia la que le salió al paso a defender a aquellos perseguidos por el régimen.
El cardenal Ortega hace lo contrario. Él está del lado de los opresores de su pueblo para mendigar un espacio mínimo para que la iglesia pueda crecer un poco siempre que se mantenga en silencio. Se olvida que los primeros católicos fueron perseguidos y hasta crucificados por defender su fe. Ahora como Poncio Pilato, Ortega se lava las manos con los crímenes cometidos por los hermanos Castro y se pone del lado de los opresores.
Su peor pecado, fue el hacer pública una conversación privada que él había tenido con el recientemente fallecido Monseñor Román. Ortega dijo que Román le había sugerido que no hablara de la reconciliación en Miami. Román no puede, ni hubiera respondido, por respeto a la iglesia. Pero todos los que lo conocieron saben que Román nunca estuvo en contra de la reconciliación entre los cubanos; sino que advertía que era difícil la reconciliación con un gobierno opresor, como ahora hace Ortega.
Personalmente me repugnan las acciones del cardenal Ortega y todos los que insisten que es importante que le den un poquito más espacio a la iglesia en Cuba con tal que continúe alabando a la revolución. Recordemos que esta revolución ha fusilado a cientos de cubanos muchos de los cuales gritaron "Viva Cristo Rey" ante que las balas les quitaran la vida. Es la misma revolución que expulsó a cientos de monjas y curas de la isla y que prohibió por décadas a los católicos practicar su fe.
Yo creo en la reconciliación de los cubanos de buena fe; en Cuba y en el exterior. Lo único que no estoy dispuesta a hacer es lamerle las botas a aquellos que las usan para oprimir a mis hermanos en la isla. Y eso es lo que hace el cardenal Ortega.
Artículo de Guillermo I. Martínez, publicado en el diario South-Forida Sun-Sentinel el 5/2/2012. Para Guillermo I. Martínez en Twitter at @g_martinez123, y en email - Guimar123@gmail.com
Las hirientes palabras de Ortega vinieron como explicación del porque él había dado el permiso para que las fuerzas represivas del régimen cubano sacaran a patadas a los disidentes del tempo.
Después este hombre de Dios que tiene una alianza despreciable con los diablos que gobiernan en Cuba tuvo la osadía de hacer públicas unas palabras de una conversación privada que él había tenido hace décadas con el recientemente fallecido Monseñor Agustín San Román, quien construyera el Santuario de la Ermita de la Caridad en Miami.
Hay muchos dentro y fuera de Cuba que han criticado a Ortega. Antes de la visita del Papa, The Washington Post publicó un editorial en el cual dice textualmente que "desde el 2009 el Cardenal Ortega ha sido un socio de facto de Raúl Castro, reuniéndose con el y respaldando sus limitadas reformas". El mismo editorial resalta que fue Ortega el que pidió al régimen que sacara a los disidentes del templo.
Las críticas al Cardenal le han llovido. Los buenos católicos no están acostumbrados a estas posiciones de un príncipe de la iglesia.
Su descripción de los que buscaron refugio en la iglesia de la Caridad fue depreciable. Periodistas que han hablado con seis de los 13 dicen que sólo uno tenía un historial delictivo y eso por criticar al gobierno en 2005. Por eso cumplió seis meses de cárcel.
Ya lo del record criminal de los disidentes no importa. Después que fueron sacado del temple todos fueron llevados a la Seguridad del Estado y fichado. Ahora si tienen un record criminal, gracias al Cardinal. Y eso que la iglesia debe proteger a los pobres, a los oprimidos, a los desposeídos, a los débiles y a los enfermos. Hace 32 años un francotirador asesinó a Monseñor. Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de El Salvador, en la catedral de San Salvador. Romero fue un firme crítico de los abusos policiales en el pequeño país centroamericano.
En Chile, cuando gobernaba el general Augusto Pinochet, fue la iglesia la que le salió al paso a defender a aquellos perseguidos por el régimen.
El cardenal Ortega hace lo contrario. Él está del lado de los opresores de su pueblo para mendigar un espacio mínimo para que la iglesia pueda crecer un poco siempre que se mantenga en silencio. Se olvida que los primeros católicos fueron perseguidos y hasta crucificados por defender su fe. Ahora como Poncio Pilato, Ortega se lava las manos con los crímenes cometidos por los hermanos Castro y se pone del lado de los opresores.
Su peor pecado, fue el hacer pública una conversación privada que él había tenido con el recientemente fallecido Monseñor Román. Ortega dijo que Román le había sugerido que no hablara de la reconciliación en Miami. Román no puede, ni hubiera respondido, por respeto a la iglesia. Pero todos los que lo conocieron saben que Román nunca estuvo en contra de la reconciliación entre los cubanos; sino que advertía que era difícil la reconciliación con un gobierno opresor, como ahora hace Ortega.
Personalmente me repugnan las acciones del cardenal Ortega y todos los que insisten que es importante que le den un poquito más espacio a la iglesia en Cuba con tal que continúe alabando a la revolución. Recordemos que esta revolución ha fusilado a cientos de cubanos muchos de los cuales gritaron "Viva Cristo Rey" ante que las balas les quitaran la vida. Es la misma revolución que expulsó a cientos de monjas y curas de la isla y que prohibió por décadas a los católicos practicar su fe.
Yo creo en la reconciliación de los cubanos de buena fe; en Cuba y en el exterior. Lo único que no estoy dispuesta a hacer es lamerle las botas a aquellos que las usan para oprimir a mis hermanos en la isla. Y eso es lo que hace el cardenal Ortega.
Artículo de Guillermo I. Martínez, publicado en el diario South-Forida Sun-Sentinel el 5/2/2012. Para Guillermo I. Martínez en Twitter at @g_martinez123, y en email - Guimar123@gmail.com