En su intervención de este martes en Nueva York, ante la 78 Asamblea General de Naciones Unidas, Miguel Díaz-Canel, instó a “un nuevo y más justo contrato global” y hacer transformaciones mundiales, sin aludir a los cambios que millones de sus compatriotas anhelan en su nación.
“Es un discurso hecho por expertos que no toman en consideración que todas las medidas que está planteando en este mensaje, a nombre del Grupo de los 77, el presidente no electo de Cuba, Miguel Díaz-Canel, deben ser aplicables dentro de las fronteras nacionales: reformas claras de modelo económico, reformas de comercio al interior de Cuba, reformas profundas en la propiedad, reformas también en el ámbito de los derechos de la ciudadanía para participar en el proceso económico, reforma del Estado, reformas en el estado de derecho, que son los que hacen posible el desarrollo sostenible”, indicó, desde La Habana, el politólogo y activista Manuel Cuesta Morúa.
En nombre del G77 +China, Díaz-Canel sostuvo que los miembros del organismo tienen “la responsabilidad de modificar las estructuras” que marginan a los países del sur del “progreso global”, pero no mencionó a su propio pueblo sumergido en la pobreza, la desidia y la desesperanza debido a las políticas de sus gobernantes.
“Lo que no parece tomar en cuenta es que, justamente, por la ausencia de estado de derecho, la ausencia de respeto a la propiedad y la ausencia de reformas económicas profundas, todas en favor de fortalecer a los estados, es lo que ha impedido que muchos países del sur estén al nivel de muchos países que hoy son desarrollados y eso toca, fundamentalmente, a Cuba en lo que tiene que ver con las grandes disparidades, con las desigualdades, el incremento y el aumento de la pobreza”, recalcó el analista, que es vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba.
“De modo que habría que predicar con el ejemplo, para poder tener la consistencia ética y moral de pedir una reforma de la arquitectura financiera, la arquitectura de comercio global, cuando eso no es lo que está sucediendo dentro del país”.
Más adelante, el dictador cubano reiteró su llamado a los acreedores públicos, multilaterales y privados para refinanciar la deuda a través de garantías de créditos, intereses más bajos y plazos de vencimientos más extensos.
En este sentido, Cuesta Morúa expresó desconfianza de que lo que está planteando, el G77 + China sea aplicable cuando da la espalda “a los esquemas asistencialistas que están proponiendo dentro de la economía mundial”.
“Lo que hay es que abrir los países en desarrollo a la iniciativa individual, a la fortaleza de la sociedad civil y del sector público y al mismo tiempo del sector privado, y veremos los grandes resultados que vamos a tener en cada uno de los países del llamado 'Sur Global' y, por supuesto, en Cuba”, recalcó.
“También creo que no se puede hablar de respetar la Carta de Naciones Unidas y al mismo tiempo apoyar a un imperialismo genocida, como es el caso del imperialismo ruso, con su invasión a Ucrania”, agregó el activista cubano.
Díaz-Canel, reprobó las medidas "unilaterales" y "coercitivas" de Estados Unidos contra siete países -incluyendo a Cuba- aunque no mencionó a su aliado Rusia, sancionado por la invasión a Ucrania.
Igualmente calificó a los países en desarrollo “como víctimas principales de la actual crisis multidimensional global y el abusivo intercambio desigual actual, de la brecha científica tecnológica”.
Al respecto el periodista y analista político habanero Julio Aleaga Pesant consideró que “los dictadores cuando van a esos fórums responsabilizan siempre al mundo desarrollado de sus problemas y obvian la incapacidad que tienen sus gobiernos para aprovechar los recursos humanos, para defender los derechos humanos”.
“Se enajenan realmente de sus realidades para poder culpar a los otros y pedir, por supuesto, la transferencia de créditos, ciencia, tecnología e innovación hacia sus países. Y esa misma transferencia de innovación, ciencia y tecnología qué reciben, la usan, luego, para combatir a los organismos internacionales, a los países que tratan de colaborar con ellos y que son democracias establecidas”, subrayó.
El mandatario cubano insistió en los planes de desestabilización contra la Isla promovidos desde Washington y Florida y en la inserción de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
“Nos preocupa lo que está sucediendo en Nueva York y en las próximas semanas en Ginebra y es la utilización de las estructuras de Naciones Unidas para normalizar, para dar una imagen internacional de algo que no se corresponde con la realidad que vive un país completo”, señaló Yaxis Cires, Director de Estrategias del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).
“Es inmoral y envía un mensaje de impunidad total, el hecho de que el régimen cubano pueda presentar su candidatura para la reelección como miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, pareciera que es un miembro permanente de manera obligatoria”.
En su discurso, Díaz Canel manifestó la intención de Cuba de presentar su candidatura al Consejo de Derechos Humanos de la ONU para un próximo periodo.
“No se tiene en cuenta el historial represivo del régimen, con más de 1000 prisioneros políticos y de conciencia en las cárceles cubanas en este momento, y un pueblo al cual se le niegan todos derechos, no solamente los civiles y los políticos que están en este momento gravemente atropellados en Cuba, sino también los sociales, los culturales, los derechos económicos. Es un pueblo empobrecido y reprimido”, insistió Cires.
“Es lamentable que, previsiblemente, contará con los apoyos suficientes dentro de los estados para lograr este objetivo, con la aquiescencia o indiferencia de las democracias occidentales”, concluyó el directivo de la organización con sede en Madrid.