El activista Eliécer Bandera Barrera, integrante de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), recibió el pasado 21 de agosto la libertad condicional de una condena de 4 años que expirará en 2021.
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Bandera Barreras había sido declarado Prisionero de Conciencia por Amnistía Internacional.
Desde la sede de la UNPACU, en Santiago de Cuba, el opositor habló con Radio Televisión Martí sobre las condiciones en que deberá permanecer hasta que cumpla totalmente la sanción impuesta.
Lee también Activista de UNPACU depone huelga de hambre en Guantánamo (VIDEO)"Los documentos dicen es que es un cambio de medida porque me faltan diez meses para el cumplimiento total de la sanción”, precisó.
Mientras, debe presentarse el próximo 17 de septiembre en el sector de la policía de su localidad, algo que interpreta como "un mensaje", de las autoridades, "como para yo sepa que me están velando”.
En el tiempo que estuvo en la cárcel de Mar Verde fue ubicado en la “fase cerrada”, a pesar de que el delito por el que lo juzgaron no lleva ese tipo de confinamiento, dijo.
Durante los años en prisión presenció los abusos de los carceleros, quienes “ordenan a los presos denominados «disciplina» que golpeen, maltraten y hostiguen a los encarcelados”, aseguró.
Lee también Para un inventario de la violencia policial en CubaSegún el activista, ese tipo de abuso también lo cometen contra los presos por razones políticas, y enfatizó que quienes lo ejecutan “cumplen órdenes de la Seguridad del Estado”.
Bandera Barrera recordó que fue sancionado por un delito “fabricado" de peligrosidad social predelictiva, en el que las autoridades “crearon un papel que decía que yo era alcohólico, y que no trabajaba, algo que es mentira”, recalcó.
Lee también Cesa huelga de hambre en prisión activista de UNPACU paciente de VIHEn septiembre de 2016 fue arrestado luego de visitar la sede de UNPACU en Santiago de Cuba, y sancionado a 4 años de prisión. En marzo de 2017 recibió una condena adicional de 10 meses de cárcel.
La primera condena, ha denunciado la UNPACU, obedece a que en un centro de trabajo forzado al que tuvo acceso, el activista filmó las condiciones extremas en que laboraban los presos. La segunda condena fue por negarse al programa de “reeducación carcelaria”.
(A partir de un reporte de Ivette Pacheco para Radio Martí)