Después del mayúsculo escándalo en el partido entre Argentina y Marruecos en la jornada inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, hay muchas voces importantes en el mundo que se vuelven a cuestionar si el fútbol debería seguir siendo una disciplina olímpica bajo las actuales restricciones y polémicas.
¿Qué pasó en el Argentina-Marruecos?
Primero que todo el COI, sin contar con la FIFA, implementó un nuevo sistema de “tiempo neto de juego” donde desde la sala VAR le indican el tiempo adicional real a otorgar después de los 90 minutos convencionales, esto provocó que el juez central del encuentro añadiera 15 minutos de descuento. Decisión, en sí misma, bien polémica.
Al final de este tiempo, Argentina anotó un rocambolesco gol para empatar (2-2) y acto seguido se produjo una lluvia de objetos desde la grada y alguna explosión dentro del campo, los jugadores de ambos equipos se retiraron pensando que habían terminado el juego con empate, pero casi 90 minutos después, el árbitro llamó a los equipos al terreno, revisó el VAR y dictaminó que el gol estaba en offside y que no subía al marcador. Finalmente se jugaron 3 minutos más y el encuentro terminó con victoria de Marruecos.
Esto provocó indignación en varios jugadores y personalidades del futbol, aunque hay que decir que el gol estuvo bien anulado. Lo que sí es absolutamente inaceptable es el ataque que sufrieron los futbolistas y la manera de manejar esta extraordinaria situación por parte del COI y los responsables del partido.
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Hay un origen histórico en esta restricción de grandes jugadores en el torneo olímpico de fútbol. En los años 30, la FIFA, con el fin de impedir que su Mundial, creado recientemente, perdiera notoriedad, consiguió (bajo presión) retirar este deporte de los juegos celebrados en Los Ángeles en 1932.
Cuatro años más tarde, en Berlín 1936, volvieron a incluir el fútbol en estas justas, pero con la condición de que fuera en una modalidad completamente amateur, es decir, los jugadores profesionales no podían asistir. Este modelo se mantuvo durante casi seis décadas, hasta Barcelona 1992, donde se implementó la categoría sub-23 para la competencia olímpica de fútbol y, además, la posibilidad de convocar a tres jugadores mayores de esa edad. Esta norma se mantiene vigente hasta la actualidad.
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La primera. Como se dijo antes, el fútbol olímpico no lleva a sus mejores jugadores, lo que va en contra del espíritu de las Olimpiadas que busca una competición entre los mejores deportistas del mundo. Es el único deporte (o uno de los pocos) que por norma no puede llevar a sus mejores atletas, esto provoca que la competición se desvirtúe.
La segunda. La FIFA no reconoce el torneo de futbol olímpico como una competición oficial por lo que no lo incluye en su calendario anual, haciendo que los equipos no puedan ir bajo sus respectivas federaciones y el título olímpico no sea un trofeo mayor para los jugadores, de hecho, se considera un título de categorías menores. Esto, por supuesto, desmotiva la participación de las grandes estrellas y provoca confusión a la hora de contabilizar el palmarés de equipos y futbolistas.
La tercera. Aún con los jugadores menores de 23 años, y los tres mayores que pueden asistir, existe un problema adicional. Los clubes no están obligados a ceder sus jugadores para disputar las Olimpiadas ya que, como dijimos antes, no es un torneo oficial y no se encuentra en el calendario de la FIFA. Esta situación merma aún más la calidad de los equipos participantes que ni siquiera pueden contar con la totalidad de sus mejores jugadores sub-23 ni convocar con los tres refuerzos a libre elección.
Para finalizar, quiero dejar mi opinión personal. Creo que ya es hora de replantearse el fútbol tal y como está concebido en las Olimpiadas. Debería haber una negociación definitiva entre todas las partes con el objetivo de decidir si continúa el balompié en estos certámenes con todos estos impedimentos. Estoy convencido de que tanto el fútbol como los Juegos Olímpicos merecen (y deben) respetarse entre ellos y que el deporte más popular del planeta asista con sus mejores figuras, sino, pues que sencillamente se quede el fútbol femenino que, por cierto, no tiene ninguna restricción.