La doctora Carmen Landau, graduada de la ELAM, no sabía que la estaban grabando cuando puso en esos términos una inyección de digoxina para matar a un feto sano.
Una ola de indignación ha causado entre grupos pro-vida de Nuevo México y otros lugares de EE.UU. la revelación de que una médico estadounidense, que comparó una inyección para matar a un feto con cualquier vacuna común, estudió medicina en Cuba.
El grupo Live Action divulgó la semana pasada el audio de la conversación de la doctora Carmen Landau, consejera de la clínica de abortos de Albuquerque "Southwest Women’s Options", con una activista embarazada de la organización.
La clínica es una de las pocas en EE.UU. que admite practicar interrupciones del embarazo inyectando una dosis letal de digoxina en el corazón o el cerebro del feto, incluso después de las 20 semanas, tiempo de gestación a partir del cual se estima posible que la criatura sobreviva.
Lo que sigue es la traducción del diálogo con la Dra. Landau que se escucha en el video publicado por Live Action:
Carmen Landau: “Al insertar la inyección va directamente a la placenta, al embarazo, ¿OK? [El bebé] está al revés y se inserta en la parte más baja , ¿OK? como tiene la cabeza hacia abajo se inserta en la cabeza, en el cráneo”.
LIve Action: “¿Y eso se siente?”.
CL:“¿Sabe qué?, no estoy segura. Sería una buena [pregunta]… yo no lo creo, no sé si está lo bastante desarrollado para sentirlo. Tal vez sí, ¿OK? ¿Le molesta esa idea?”.
LA: “Supongo que sí, un poco ¿Y a usted?”.
CL: “Bueno, creo que es necesario hacer el procedimiento y en definitiva es la forma más segura y humana de hacerlo ¿sabe? Y además es como cualquier inyección”.
LA: “Oh, OK”.
CL: “Sabe, es como una vacuna contra la gripe, o cualquier vacuna. Y no es como usted o yo cuando nos ponemos la inyección contra la gripe, que nos quejamos: ‘¡Ay!’. No es esa experiencia de ansiedad y sufrimiento. Por eso creo que nos ayuda a sentirnos más cómodas con esto. No se trata de un ser pensante de la misma manera que usted o yo”.
ADMIRADORA DE MICHAEL MOORE
Estadounidenses egresados de la ELAM (de izquierda a derecha): Melissan Barber, Carmen Landau, Evelin Erikson, Toussant Reynolds, José Eduardo de León, Kenya Bingham, Teresa Tomas y Wingnin
Según un reportaje de Reuters fechado en 2007, que incluye fotos de Landau, ella fue una de los ocho estadounidenses que se graduaron en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Cuba ese año, después de seis años de educación totalmente financiada por el gobierno de los hermanos Castro.
"Cuba nos ofreció una beca completa para estudiar medicina aquí. A cambio, nos comprometemos a regresar a nuestras comunidades para brindar atención médica a las personas marginadas" dijo Landau a Reuters.
La información precisa que la ceremonia de graduación tuvo lugar en el teatro Karl Marx de La Habana.
Landau dijo también al servicio noticioso que se inspiró para estudiar en Cuba en el documental "'Sicko' de Michael Moore, donde el cineasta ataca el sistema de salud de Estados Unidos y lo compara desfavorablemente con otros en el mundo, incluido el de Cuba.
MAL AMBIENTE PARA APRENDER
La Dra. Landau se formó en un entorno médico en el que someterse a un aborto es como cortarse el pelo o sacarse una muela; en el que no se toman muy en cuenta la vida del feto y las consecuencias para futuros embarazos de someterse a varias interrupciones.
Datos del Ministerio de Salud Pública de Cuba correspondientes a 2009, citados por el servicio BBC Mundo, cifran en 84.687 los abortos practicados. El reportaje señala que en 1986 la cifra fue el doble.
Junto con otros factores como la emigración, el crónico déficit habitacional, los bajos salarios y las malas perspectivas económicas, la banalización del aborto en Cuba ha estado influyendo en la baja natalidad y el envejecimiento de la población cubana.
Si se tomara la media entre los dos años citados –unos 127.000 anuales-- a ese ritmo habrían dejado de nacer entre 1986 y 2009 casi 3 millones de cubanos. Pero el aborto se despenalizó en Cuba desde 1965, y es gratuito y descomplicado.
La tasa oficial de abortos en Cuba es de 26 por cada 1000 mujeres en edad fértil, pero eso no incluye la variante más común, conocida como “regulación menstrual” (aspiración del útero hasta las seis semanas de gestación, introducida en 1989), Este método es tan expeditivo que se utiliza prácticamente como alternativa a los anticonceptivos.
En una entrevista que todavía puede verse en Youtube, publicada por el sitio Gaveta News, una médico abortista cubana, la ginecóloga Celia Hernández, señala que solamente en su centro de trabajo el promedio es de 4 o 5 “regulaciones” por día, aunque aumenta hasta 10 diarias en los meses de vacaciones de julio y agosto.
Hernández explica que las jóvenes, sobre todo menores de 20 años, en lugar de usar métodos anticonceptivos recurren al aborto para “resolver el problema”, ya que “no les cuesta nada, ni tiene ningún trámite que se demore”.
Otra doctora entrevistada por Gaveta News, Concepción Morales, miembro de la asociación Provida, refiere que "lo primero que un médico le pregunta a una mujer cuando le diagnostica un embarazo es: ‘¿te lo vas a dejar?’, como cuando uno va a la peluquería y le preguntan: ¿te lo vas a cortar (el pelo)?". "Es una pregunta de peluquero", denuncia la profesional de la medicina.
LA PRIMERA CAUSA DEL DR. BISCET.
Organizaciones pro-vida aseguran que un feto es un ser humano desde la concepción, y que el corazón de un nonato empieza a latir desde las 8 semanas de gestación. Pero es un criterio aceptado por gran parte de la comunidad médica mundial que entre las 20 y 27 semanas la criatura ya puede sobrevivir fuera del útero materno.
El doctor Oscar Elías Biscet, un reconocido líder pro-derechos humanos dentro de Cuba, condecorado con la Medalla de la Libertad de Estados Unidos, comenzó su activismo defendiendo el más fundamental de los derechos, el derecho a la vida.
El doctor Biscet quedó espantado con una práctica del aborto en centros de salud cubanos similar a la que ahora propone la Dra. Landau . En un trabajo conjunto con Rolando Muñoz Iyobre, su compañero en la Fundación Lawton de Derechos Humanos, Biscet denunció como una aplicación extrajudicial de la pena de muerte el método del Rivanol:
A través del cuello del útero se pasaba una sonda entre las paredes uterinas y las membranas que cubren el feto hasta que la punta alcanzara el fondo del útero; por la sonda se administraba un ámpula de Rivanol, un fármaco que separa la membrana amniótica de las paredes del útero y estimula las contracciones uterinas.
Además, se administraba a la embarazada Oxitocina endovenosa, hasta obtener contracciones uterinas. En caso de que el Rivanol fallara, se pasaba a una microcesárea para extraer al feto.
Según Biscet, en ambos métodos el niño podía quedar vivo, en cuyo caso se le negaban los auxilios médicos dejándolo morir o aún haciéndolo morir.
El galeno, que fue testigo de estas prácticas en su centro de trabajo, el Hospital Municipal Materno-Infantil de 10 de octubre, más conocido como “Hijas de Galicia”, realizó una investigación de 10 meses en 1997 en ese centro hospitalario ubicado en la barriada habanera de Luyanó.
En ese período--afirma-- se realizaron en la institución 1783 Abortos, de ellos 1549 por el método quirúrgico del legrado: 36 por administración de Rivanol: y 198 por Regulaciones Menstruales. No se pudo verificar el dato de las microcesáreas.
Los hijos de un 27% de las mujeres a las que les aplicaron el método del Rivanol nacieron vivos, y no se les proporcionaron auxilios médicos, dejándoles morir.
El médico cubano asegura asimismo que el 80,6% de los niños asesinados estaban sanos; el 100% estaban vivos antes de realizarse el aborto; y los médicos y enfermeras no les explicaron a las mujeres embarazadas las posibilidades de que sus criaturas fueran paridas o extraídas vivas.
Según dijo por entonces el galeno a la periodista independiente Ana Luisa López Baeza, algunas de estas interrupciones se les practicaban a embarazadas de 21 semanas de gestación o más.
Según dijo Biscet a la cadena católica EWTN, su estudio incluía testimonios de las mujeres que abortaron y fotos de los niños no nacidos.
LA POTENCIA MÉDICA EN TELA DE JUICIO
Tras publicar su estudio en 1998, el doctor Biscet lo entregó oficialmente al gobierno cubano, con una carta dirigida a Fidel Castro en la que denunciaba al sistema de salud del pais. Al año siguiente, Biscet y su esposa, la enfermera Elsa Morejón, fueron despedidos de sus empleos en el campo de la medicina.
Pero eso no les arredrró. En enero del 99, Biscet, que había estado tocando a las puertas de la Iglesia católica en busca de un mayor compromiso contra el aborto en la isla, organizó una protesta pública frente al templo ubicado al costado de su antiguo centro de trabajo. Los miembros participantes de su Fundación portaban carteles que decían “No al aborto”, “Aborto no, justicia”, y “Aborto, asesinato de niños”.
A fines de ese año comenzó una odisea de 11 años del Dr. Biscet por el Gulag castrista. De ella salió fortalecido en sus ideas pro-vida.
El grupo Live Action divulgó la semana pasada el audio de la conversación de la doctora Carmen Landau, consejera de la clínica de abortos de Albuquerque "Southwest Women’s Options", con una activista embarazada de la organización.
La clínica es una de las pocas en EE.UU. que admite practicar interrupciones del embarazo inyectando una dosis letal de digoxina en el corazón o el cerebro del feto, incluso después de las 20 semanas, tiempo de gestación a partir del cual se estima posible que la criatura sobreviva.
Lo que sigue es la traducción del diálogo con la Dra. Landau que se escucha en el video publicado por Live Action:
Carmen Landau: “Al insertar la inyección va directamente a la placenta, al embarazo, ¿OK? [El bebé] está al revés y se inserta en la parte más baja , ¿OK? como tiene la cabeza hacia abajo se inserta en la cabeza, en el cráneo”.
LIve Action: “¿Y eso se siente?”.
CL:“¿Sabe qué?, no estoy segura. Sería una buena [pregunta]… yo no lo creo, no sé si está lo bastante desarrollado para sentirlo. Tal vez sí, ¿OK? ¿Le molesta esa idea?”.
LA: “Supongo que sí, un poco ¿Y a usted?”.
CL: “Bueno, creo que es necesario hacer el procedimiento y en definitiva es la forma más segura y humana de hacerlo ¿sabe? Y además es como cualquier inyección”.
LA: “Oh, OK”.
CL: “Sabe, es como una vacuna contra la gripe, o cualquier vacuna. Y no es como usted o yo cuando nos ponemos la inyección contra la gripe, que nos quejamos: ‘¡Ay!’. No es esa experiencia de ansiedad y sufrimiento. Por eso creo que nos ayuda a sentirnos más cómodas con esto. No se trata de un ser pensante de la misma manera que usted o yo”.
ADMIRADORA DE MICHAEL MOORE
"Cuba nos ofreció una beca completa para estudiar medicina aquí. A cambio, nos comprometemos a regresar a nuestras comunidades para brindar atención médica a las personas marginadas" dijo Landau a Reuters.
La información precisa que la ceremonia de graduación tuvo lugar en el teatro Karl Marx de La Habana.
Landau dijo también al servicio noticioso que se inspiró para estudiar en Cuba en el documental "'Sicko' de Michael Moore, donde el cineasta ataca el sistema de salud de Estados Unidos y lo compara desfavorablemente con otros en el mundo, incluido el de Cuba.
MAL AMBIENTE PARA APRENDER
Datos del Ministerio de Salud Pública de Cuba correspondientes a 2009, citados por el servicio BBC Mundo, cifran en 84.687 los abortos practicados. El reportaje señala que en 1986 la cifra fue el doble.
Junto con otros factores como la emigración, el crónico déficit habitacional, los bajos salarios y las malas perspectivas económicas, la banalización del aborto en Cuba ha estado influyendo en la baja natalidad y el envejecimiento de la población cubana.
Si se tomara la media entre los dos años citados –unos 127.000 anuales-- a ese ritmo habrían dejado de nacer entre 1986 y 2009 casi 3 millones de cubanos. Pero el aborto se despenalizó en Cuba desde 1965, y es gratuito y descomplicado.
La tasa oficial de abortos en Cuba es de 26 por cada 1000 mujeres en edad fértil, pero eso no incluye la variante más común, conocida como “regulación menstrual” (aspiración del útero hasta las seis semanas de gestación, introducida en 1989), Este método es tan expeditivo que se utiliza prácticamente como alternativa a los anticonceptivos.
Hernández explica que las jóvenes, sobre todo menores de 20 años, en lugar de usar métodos anticonceptivos recurren al aborto para “resolver el problema”, ya que “no les cuesta nada, ni tiene ningún trámite que se demore”.
Otra doctora entrevistada por Gaveta News, Concepción Morales, miembro de la asociación Provida, refiere que "lo primero que un médico le pregunta a una mujer cuando le diagnostica un embarazo es: ‘¿te lo vas a dejar?’, como cuando uno va a la peluquería y le preguntan: ¿te lo vas a cortar (el pelo)?". "Es una pregunta de peluquero", denuncia la profesional de la medicina.
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LA PRIMERA CAUSA DEL DR. BISCET.
Organizaciones pro-vida aseguran que un feto es un ser humano desde la concepción, y que el corazón de un nonato empieza a latir desde las 8 semanas de gestación. Pero es un criterio aceptado por gran parte de la comunidad médica mundial que entre las 20 y 27 semanas la criatura ya puede sobrevivir fuera del útero materno.
El doctor Oscar Elías Biscet, un reconocido líder pro-derechos humanos dentro de Cuba, condecorado con la Medalla de la Libertad de Estados Unidos, comenzó su activismo defendiendo el más fundamental de los derechos, el derecho a la vida.
El doctor Biscet quedó espantado con una práctica del aborto en centros de salud cubanos similar a la que ahora propone la Dra. Landau . En un trabajo conjunto con Rolando Muñoz Iyobre, su compañero en la Fundación Lawton de Derechos Humanos, Biscet denunció como una aplicación extrajudicial de la pena de muerte el método del Rivanol:
A través del cuello del útero se pasaba una sonda entre las paredes uterinas y las membranas que cubren el feto hasta que la punta alcanzara el fondo del útero; por la sonda se administraba un ámpula de Rivanol, un fármaco que separa la membrana amniótica de las paredes del útero y estimula las contracciones uterinas.
Además, se administraba a la embarazada Oxitocina endovenosa, hasta obtener contracciones uterinas. En caso de que el Rivanol fallara, se pasaba a una microcesárea para extraer al feto.
Según Biscet, en ambos métodos el niño podía quedar vivo, en cuyo caso se le negaban los auxilios médicos dejándolo morir o aún haciéndolo morir.
En ese período--afirma-- se realizaron en la institución 1783 Abortos, de ellos 1549 por el método quirúrgico del legrado: 36 por administración de Rivanol: y 198 por Regulaciones Menstruales. No se pudo verificar el dato de las microcesáreas.
Los hijos de un 27% de las mujeres a las que les aplicaron el método del Rivanol nacieron vivos, y no se les proporcionaron auxilios médicos, dejándoles morir.
El médico cubano asegura asimismo que el 80,6% de los niños asesinados estaban sanos; el 100% estaban vivos antes de realizarse el aborto; y los médicos y enfermeras no les explicaron a las mujeres embarazadas las posibilidades de que sus criaturas fueran paridas o extraídas vivas.
Según dijo por entonces el galeno a la periodista independiente Ana Luisa López Baeza, algunas de estas interrupciones se les practicaban a embarazadas de 21 semanas de gestación o más.
Según dijo Biscet a la cadena católica EWTN, su estudio incluía testimonios de las mujeres que abortaron y fotos de los niños no nacidos.
LA POTENCIA MÉDICA EN TELA DE JUICIO
Tras publicar su estudio en 1998, el doctor Biscet lo entregó oficialmente al gobierno cubano, con una carta dirigida a Fidel Castro en la que denunciaba al sistema de salud del pais. Al año siguiente, Biscet y su esposa, la enfermera Elsa Morejón, fueron despedidos de sus empleos en el campo de la medicina.
Pero eso no les arredrró. En enero del 99, Biscet, que había estado tocando a las puertas de la Iglesia católica en busca de un mayor compromiso contra el aborto en la isla, organizó una protesta pública frente al templo ubicado al costado de su antiguo centro de trabajo. Los miembros participantes de su Fundación portaban carteles que decían “No al aborto”, “Aborto no, justicia”, y “Aborto, asesinato de niños”.
A fines de ese año comenzó una odisea de 11 años del Dr. Biscet por el Gulag castrista. De ella salió fortalecido en sus ideas pro-vida.