En su blog La Polémica Digital ha sido franca sobre temas como la crisis de la educación, el derecho a viajar y la cuestionable representatividad de los diputados. Pero Díaz se debate en la cuerda floja de lo que muchos en Miami llaman "la milla 45".
El diario The New York Times publica un artículo sobre la bloguera oficialista y profesora de periodismo cubana Elaine Díaz, de quien –dice—está abriendo una tercera vía en un país donde por 50 años el gobierno sólo ha ofrecido a sus ciudadanos dos opciones: con nosotros, o contra nosotros.
La articulista, Natalie Kitroeff, cuya bitácora radica en el Times, dice que a la bloguera –quien visitó Nueva York la semana pasada-- le conviene este punto de vista, porque el gobierno paga su salario como catedrática de la Universidad de La Habana. Pero el hecho de ser asalariada del Estado no le ha impedido escribir con franqueza en su blog “La Polémica Digital” sobre los desafíos de la vida cotidiana en Cuba.
La disyuntiva de Díaz como la plantea Kitroeff, es que es “ferozmente leal al gobierno” y al mismo tiempo “está decidida a reformar un sistema socialista que, para ella, ya no funciona tan bien como antes para el cubano de a pie".
Escribiendo sobre Díaz en su laureada bitácora Generación Y, la bloguera alternativa Yoani Sánchez enumeró temas de sus posts más críticos: la corrupción en un preuniversitario en el campo, incluyendo señalamientos sobre la calidad educativa y la pérdida de valores de profesores y alumnos; el daño social y ambiental causado en su poblado por los grupos electrógenos promovidos por Fidel Castro; y un atrevido "llamado a #nolesvotes en Twitter para impedir que los electores avalaran a los miembros de una Asamblea Nacional que no representa los intereses del pueblo".
LA MILLA 45
Durante su estancia en la Gran Manzana la comunicadora procastrista definió así su enfoque crítico: "Cuba tiene mucho que cambiar, pero no creo que se necesite destruir el sistema para crear algo nuevo".
Comentando en su blog el artículo del Times, el filósofo exiliado Emilio Ichikawa señala que Díaz se ubica desde el punto de vista de la crítica al castrismo en un posicionamiento fronterizo que en Miami se conoce como "la milla 45" (a mitad de camino de las 90 millas que separan a Cuba y EE.UU).
Pero a ella no se le escapa lo delicado de tal equilibrismo: “Temo que algo que yo escriba sea mal interpretado y que me castiguen por ello, o pierda mi trabajo”, le dijo a Kitroeff.
De hecho, ha sido criticada por colegas más radicales que la han acusado de "coqueteos" que "solo conducen a la rendición ideológica del ideal revolucionario".
No obstante, Kitroeff apunta que el gobierno cubano ha sido sorprendentemente tolerante con Díaz y sus colegas libremente afiliados en la plataforma Bloggers Cuba, un hecho que "algunos expertos atribuyen a la voluntad de auto-censura del grupo".
El artículo cita a Ted Henken, estudoso de los medios de comunicación social cubanos, quien describe a estos blogueros más jóvenes como "disidentes silenciosos", y señala que "su gran problema es que se están mordiendo constantemente la lengua".
JUGAR CON LA CADENA, NO CON EL MONO
En agosto pasado Díaz dejó de repente de escribir en su bitácora, lo cual blogueros independientes como Yoani Sánchez interpretaron como que ella "había transgredido los límites de la crítica admisible para un empleado del Estado". Pero la blogger de “La Polémica Digital” insiste en que se tomó ese receso sólo para concentrarse más en la docencia, y que ya ha reanudado su blog.
Díaz reconoce que en Cuba hay temas tabú, como la situación de la educación y la salud pública, asuntos de los que --apunta Kitroeff-- se resiste a hablar de manera informal. “Si voy a un hospital y está sucio, no voy a escribir de eso, porque estoy comprometida con el sistema”, admitió con franqueza. La articulista recuerda que son “logros” de la revolución que deben permanecer intactos, "no importa si se trata de mitos que se desgastan rápidamente".
Fidel Castro es también una figura “sagrada” para Elaine Díaz y sus colegas oficialistas, a quienes --según la bloguera-- les inspira “respeto y gratitud”.
El profesor Henken, citado por Kitroeff, destacó la importancia de que personas que se proclaman revolucionarias expresen sus críticas, porque según él, “no pueden ser tan fácilmente descalificadas como los que están claramente en la oposición”
DESPERTANDO DEL SUEÑO DE LA RAZON
En todo caso, la visita a “territorio enemigo” ha ayudado a cambiar ciertos prejuicios que traía la bloguera oficialista. Díaz le confesó a Kitroeff que “ha habido momentos que han cambiado mi vida, y casi me han hecho llorar”.
Recordó que en el Aeropuerto de Miami un extraño le prestó un celular, y en Nueva York otro se ofreció a llevarla hasta el lugar donde se alojaba, después de verse perdida en un mar de edificios de apartamentos.
“Tenía la impresión de que en los Estados Unidos a nadie le interesaba lo que uno tenía que decir, nadie te hablaba, cada cual estaba en lo suyo”, admitió Díaz. “Pero esa imagen de una cultura sumamente individualista no fue la que encontré”.
La articulista, Natalie Kitroeff, cuya bitácora radica en el Times, dice que a la bloguera –quien visitó Nueva York la semana pasada-- le conviene este punto de vista, porque el gobierno paga su salario como catedrática de la Universidad de La Habana. Pero el hecho de ser asalariada del Estado no le ha impedido escribir con franqueza en su blog “La Polémica Digital” sobre los desafíos de la vida cotidiana en Cuba.
La disyuntiva de Díaz como la plantea Kitroeff, es que es “ferozmente leal al gobierno” y al mismo tiempo “está decidida a reformar un sistema socialista que, para ella, ya no funciona tan bien como antes para el cubano de a pie".
Escribiendo sobre Díaz en su laureada bitácora Generación Y, la bloguera alternativa Yoani Sánchez enumeró temas de sus posts más críticos: la corrupción en un preuniversitario en el campo, incluyendo señalamientos sobre la calidad educativa y la pérdida de valores de profesores y alumnos; el daño social y ambiental causado en su poblado por los grupos electrógenos promovidos por Fidel Castro; y un atrevido "llamado a #nolesvotes en Twitter para impedir que los electores avalaran a los miembros de una Asamblea Nacional que no representa los intereses del pueblo".
Durante su estancia en la Gran Manzana la comunicadora procastrista definió así su enfoque crítico: "Cuba tiene mucho que cambiar, pero no creo que se necesite destruir el sistema para crear algo nuevo".
Comentando en su blog el artículo del Times, el filósofo exiliado Emilio Ichikawa señala que Díaz se ubica desde el punto de vista de la crítica al castrismo en un posicionamiento fronterizo que en Miami se conoce como "la milla 45" (a mitad de camino de las 90 millas que separan a Cuba y EE.UU).
Pero a ella no se le escapa lo delicado de tal equilibrismo: “Temo que algo que yo escriba sea mal interpretado y que me castiguen por ello, o pierda mi trabajo”, le dijo a Kitroeff.
De hecho, ha sido criticada por colegas más radicales que la han acusado de "coqueteos" que "solo conducen a la rendición ideológica del ideal revolucionario".
No obstante, Kitroeff apunta que el gobierno cubano ha sido sorprendentemente tolerante con Díaz y sus colegas libremente afiliados en la plataforma Bloggers Cuba, un hecho que "algunos expertos atribuyen a la voluntad de auto-censura del grupo".
El artículo cita a Ted Henken, estudoso de los medios de comunicación social cubanos, quien describe a estos blogueros más jóvenes como "disidentes silenciosos", y señala que "su gran problema es que se están mordiendo constantemente la lengua".
JUGAR CON LA CADENA, NO CON EL MONO
En agosto pasado Díaz dejó de repente de escribir en su bitácora, lo cual blogueros independientes como Yoani Sánchez interpretaron como que ella "había transgredido los límites de la crítica admisible para un empleado del Estado". Pero la blogger de “La Polémica Digital” insiste en que se tomó ese receso sólo para concentrarse más en la docencia, y que ya ha reanudado su blog.
Díaz reconoce que en Cuba hay temas tabú, como la situación de la educación y la salud pública, asuntos de los que --apunta Kitroeff-- se resiste a hablar de manera informal. “Si voy a un hospital y está sucio, no voy a escribir de eso, porque estoy comprometida con el sistema”, admitió con franqueza. La articulista recuerda que son “logros” de la revolución que deben permanecer intactos, "no importa si se trata de mitos que se desgastan rápidamente".
El profesor Henken, citado por Kitroeff, destacó la importancia de que personas que se proclaman revolucionarias expresen sus críticas, porque según él, “no pueden ser tan fácilmente descalificadas como los que están claramente en la oposición”
DESPERTANDO DEL SUEÑO DE LA RAZON
En todo caso, la visita a “territorio enemigo” ha ayudado a cambiar ciertos prejuicios que traía la bloguera oficialista. Díaz le confesó a Kitroeff que “ha habido momentos que han cambiado mi vida, y casi me han hecho llorar”.
Recordó que en el Aeropuerto de Miami un extraño le prestó un celular, y en Nueva York otro se ofreció a llevarla hasta el lugar donde se alojaba, después de verse perdida en un mar de edificios de apartamentos.
“Tenía la impresión de que en los Estados Unidos a nadie le interesaba lo que uno tenía que decir, nadie te hablaba, cada cual estaba en lo suyo”, admitió Díaz. “Pero esa imagen de una cultura sumamente individualista no fue la que encontré”.