En clave secreta, los cubanos la llamaban "tilapia de potrero". Ahora que las dietas de carne serán cambiadas por pollo, protestan citando la relación que hay, según Evo Morales, entre comer pollo y resultar homosexual.
La Habana, Cuba- Durante décadas los cubanos se han visto limitados para llevar a su mesa la carne vacuna. Una carne que, de tan solo mentarla, ocasiona miedo escénico a quienes nunca han imaginado subirse a un escenario.
Hasta la fecha se desconocen los motivos que hacen que la voz popular siga transmitiendo de boca en boca el último adiós a la carne roja. Lo cierto es que después del triunfo de la malograda revolución del 59, esta carne sólo puede ser degustada en la mesa de quienes mantienen una alta solvencia económica, o como mínimo, son miembros del clan de poder del estado cubano.
Fue nuestro apóstol José Martí quien dijo en uno de sus pensamientos: “Los niños nacen para ser felices”; pero esto solo puede ser en Cuba hasta una edad que está comprendida entre los siete y los nueve años, arribos en los que se les despoja de los productos lácteos y la carne de res. Productos que solo se les vuelven a entregar a una edad avanzada o por prescripción médica, después de desarrollar cualquier enfermedad crónica.
Según han comentado los propios carniceros, ahora la carne de res solo se podrá adquirir en el mercado negro o en la red captadora del peso fuerte cubano el (CUC), ya que, quienes venían recibiendo este producto, a partir de este momento solo recibirán carne de ave (POLLO).
El comentario está dejando de serlo, el pueblo entero lo vocifera, y hasta citan al mandatario boliviano, Evo Morales, cuando en una comparecencia ante la televisión afirmo que es el pollo portador de células femeninas que alteran el sistema en los hombres, ocasionándoles la homosexualidad.
No sé que pasará si lo que solo se comenta se convierte en la pura realidad. Pienso, y he platicado con algunos colegas, que el injusto delito de Hurto y Sacrificio de Ganado Mayor, la Receptación de sus Carnes y la Venta de las mismas se convierta en lo que ya conocemos como un Atentado a la Economía de Cuba, delito que se ha de disparar nuevamente y debe de llevar tras las rejas a cientos de miles de personas inocentes. Un país en el que no se practica la religión hindú y la vaca se torna un animal sagrado, cosa inexplicable.
Lo que es para reírse es que su carne, nombrada Oro Rojo, sea solo vedada para la clase baja y para las familias que solo tienen como entrada económica el salario básico, mientras que un grupo --que no es de criticar-- la podrá seguir adquiriendo por remesas que reciben de sus familiares y amigos desde el exterior. Ahora ¿qué hay con aquellos que gozan de toda impunidad y sabiendo que un pueblo entero es limitado de este producto lo seguirán llevando a su mesa como otros tantos manjares que solo ellos pueden degustar?
Según se ha podido corroborar, los comentarios se han estado cumpliendo en los últimos dos meses, al entregar pollo por carne vacuna. Hecho que ya hace a muchos pensar si será cierto este último adiós de los cubanos a la carne de vaca; un producto al que muchos, por temor a solo mencionar su nombre, le llaman, entre dientes, “tilapia de potrero”.
(Esta crónica fue publicada en el Blog Puertas Abiertas el 10 de junio de 2013)
Hasta la fecha se desconocen los motivos que hacen que la voz popular siga transmitiendo de boca en boca el último adiós a la carne roja. Lo cierto es que después del triunfo de la malograda revolución del 59, esta carne sólo puede ser degustada en la mesa de quienes mantienen una alta solvencia económica, o como mínimo, son miembros del clan de poder del estado cubano.
Fue nuestro apóstol José Martí quien dijo en uno de sus pensamientos: “Los niños nacen para ser felices”; pero esto solo puede ser en Cuba hasta una edad que está comprendida entre los siete y los nueve años, arribos en los que se les despoja de los productos lácteos y la carne de res. Productos que solo se les vuelven a entregar a una edad avanzada o por prescripción médica, después de desarrollar cualquier enfermedad crónica.
Según han comentado los propios carniceros, ahora la carne de res solo se podrá adquirir en el mercado negro o en la red captadora del peso fuerte cubano el (CUC), ya que, quienes venían recibiendo este producto, a partir de este momento solo recibirán carne de ave (POLLO).
El comentario está dejando de serlo, el pueblo entero lo vocifera, y hasta citan al mandatario boliviano, Evo Morales, cuando en una comparecencia ante la televisión afirmo que es el pollo portador de células femeninas que alteran el sistema en los hombres, ocasionándoles la homosexualidad.
No sé que pasará si lo que solo se comenta se convierte en la pura realidad. Pienso, y he platicado con algunos colegas, que el injusto delito de Hurto y Sacrificio de Ganado Mayor, la Receptación de sus Carnes y la Venta de las mismas se convierta en lo que ya conocemos como un Atentado a la Economía de Cuba, delito que se ha de disparar nuevamente y debe de llevar tras las rejas a cientos de miles de personas inocentes. Un país en el que no se practica la religión hindú y la vaca se torna un animal sagrado, cosa inexplicable.
Lo que es para reírse es que su carne, nombrada Oro Rojo, sea solo vedada para la clase baja y para las familias que solo tienen como entrada económica el salario básico, mientras que un grupo --que no es de criticar-- la podrá seguir adquiriendo por remesas que reciben de sus familiares y amigos desde el exterior. Ahora ¿qué hay con aquellos que gozan de toda impunidad y sabiendo que un pueblo entero es limitado de este producto lo seguirán llevando a su mesa como otros tantos manjares que solo ellos pueden degustar?
Según se ha podido corroborar, los comentarios se han estado cumpliendo en los últimos dos meses, al entregar pollo por carne vacuna. Hecho que ya hace a muchos pensar si será cierto este último adiós de los cubanos a la carne de vaca; un producto al que muchos, por temor a solo mencionar su nombre, le llaman, entre dientes, “tilapia de potrero”.
(Esta crónica fue publicada en el Blog Puertas Abiertas el 10 de junio de 2013)