Al parecer se trata de un respaldo a la conexión principal del cable ALBA-1 entre Venezuela y la playa de Siboney en la provincia de Santiago de Cuba.
Un nuevo tramo del cable submarino que une a Cuba y su vecina Jamaica fue activado, según trascendió el pasado lunes en declaraciones de un experto a la agencia AP.
Doug Madory, analista de internet de la compañía Renesys, declaró a The Associated Press el martes que detectó nuevo tráfico entre el monopolio estatal cubano de telecomunicaciones Etecsa y la empresa jamaiquina Cable & Wireless Jamaica desde el 13 de mayo.
"Están adquiriendo alguna diversidad física, de manera que si algo sucediera con el cable principal a Caracas, tienen este respaldo", dijo Madory.
El cable ALBA-1 entre Venezuela y la playa de Siboney, en la zona oriental de Cuba, entró en funcionamiento en enero, casi dos años después de completarse su instalación.
El experto, citado por la agencia, afirma que el tráfico aumenta potencialmente el ancho de banda, pero no supone una mejoría para los cubanos que se conectan a través del discado telefónico.
Cada paso en la conectividad definitiva de la isla al cable ALBA-1 sube las expectativas del más escéptico, pero hay obstáculos que van a mantenerse para determinados usuarios:
-En caso de que un ciudadano común y corriente tenga los casi ocho dólares que cuesta una hora de conexión al ciberespacio en los cibercafés, las trampas de la censura le esperan a flor de piel.
-Cuando un disidente o activista perseguido visita estos sitios encontrará seguramente una lenta conectividad, ex profeso.
-La obligatoriedad de la presentación del carné de identidad al comprar la tarjeta que autoriza el servicio de Internet es el primer paso en la entrega de la privacidad del individuo.
-Cuando se navega desde un cibercafé cubano las computadoras pueden apagarse varias veces, cerrarse la cuenta de correo electrónico o encontrar bloqueados determinados sitios web.
En la isla, sólo 2,9% de los cubanos han dicho que tienen acceso completo a internet, según las estadísticas más recientes del gobierno, aunque los analistas afirman que la cifra es probablemente entre 5% y 10%, tomando en cuenta la venta no declarada de minutos de conexión por discado en el mercado negro. Aproximadamente 16% tiene acceso a una intranet nacional limitada.
Las cuentas corrientes de internet, concedidas a intelectuales, científicos y algunos extranjeros residentes en el país se ramifican y se redistribuyen por todo el país. La venta de una treintena de horas por la suma de unos sesenta CUC es una de las más socorridas vías para asegurarse una conexión medianamente estable con el mundo.
Casi todos saben dónde, cuánto y cómo hacer para tener una cuenta de internet en casa que les permita comunicarse con amigos y familiares en el exterior, visitar algunos sitios de interés o volver a rentar la cuenta a otra persona y ganar algo más para recuperar algo de la inversión inicial.
Entre la censura oficial y los argumentos del gobierno sobre la desastrosa infraestructura tecnológica, la llegada de una alta conectividad llegará a pasos de tortuga.
Doug Madory, analista de internet de la compañía Renesys, declaró a The Associated Press el martes que detectó nuevo tráfico entre el monopolio estatal cubano de telecomunicaciones Etecsa y la empresa jamaiquina Cable & Wireless Jamaica desde el 13 de mayo.
"Están adquiriendo alguna diversidad física, de manera que si algo sucediera con el cable principal a Caracas, tienen este respaldo", dijo Madory.
El cable ALBA-1 entre Venezuela y la playa de Siboney, en la zona oriental de Cuba, entró en funcionamiento en enero, casi dos años después de completarse su instalación.
El experto, citado por la agencia, afirma que el tráfico aumenta potencialmente el ancho de banda, pero no supone una mejoría para los cubanos que se conectan a través del discado telefónico.
Cada paso en la conectividad definitiva de la isla al cable ALBA-1 sube las expectativas del más escéptico, pero hay obstáculos que van a mantenerse para determinados usuarios:
-En caso de que un ciudadano común y corriente tenga los casi ocho dólares que cuesta una hora de conexión al ciberespacio en los cibercafés, las trampas de la censura le esperan a flor de piel.
-Cuando un disidente o activista perseguido visita estos sitios encontrará seguramente una lenta conectividad, ex profeso.
-La obligatoriedad de la presentación del carné de identidad al comprar la tarjeta que autoriza el servicio de Internet es el primer paso en la entrega de la privacidad del individuo.
-Cuando se navega desde un cibercafé cubano las computadoras pueden apagarse varias veces, cerrarse la cuenta de correo electrónico o encontrar bloqueados determinados sitios web.
En la isla, sólo 2,9% de los cubanos han dicho que tienen acceso completo a internet, según las estadísticas más recientes del gobierno, aunque los analistas afirman que la cifra es probablemente entre 5% y 10%, tomando en cuenta la venta no declarada de minutos de conexión por discado en el mercado negro. Aproximadamente 16% tiene acceso a una intranet nacional limitada.
Las cuentas corrientes de internet, concedidas a intelectuales, científicos y algunos extranjeros residentes en el país se ramifican y se redistribuyen por todo el país. La venta de una treintena de horas por la suma de unos sesenta CUC es una de las más socorridas vías para asegurarse una conexión medianamente estable con el mundo.
Casi todos saben dónde, cuánto y cómo hacer para tener una cuenta de internet en casa que les permita comunicarse con amigos y familiares en el exterior, visitar algunos sitios de interés o volver a rentar la cuenta a otra persona y ganar algo más para recuperar algo de la inversión inicial.
Entre la censura oficial y los argumentos del gobierno sobre la desastrosa infraestructura tecnológica, la llegada de una alta conectividad llegará a pasos de tortuga.