Es la primera vez que el islamismo ultraconservador tiene otros rivales que los irakíes o los sirios, ambos países en serias dificultades para constituir una amenaza a los wahabitas.
Las renovadas luchas en Egipto han provocado en muchos lugares el temor de que el país esté abocado a una guerra civil cuyas repercusiones se habrían de notar en todo el mundo árabe, debido al peso cultural que ejerce desde hace siglos.
Efectivamente tendría un efecto muy amplio, especialmente porque el mundo árabe está asociado desde hace siglos con el Islam y da la impresión de que en las riberas del Nilo se lucha más por el liderazgo político del Islam, que por las diferencias entre los Hermanos Musulmanes y el poderoso ejército egipcio.
Más bien se enfrenta los fundamentalistas suníes, cuya secta principal son los wahabitas de Arabia Saudita, contra los Hermanos Musulmanes. Esta o es, como en otros países islámicos, una lucha entre chiítas y sunitas, pues ambos son sunitas, sino por la versión que unos y otros representan.
Si los hermanos musulmanes ofrecen una versión islamista del socialismo europeo, los wahabitas tienen una teocracia súper conservadora, que pueden mantener gracias a los profundos bolsillos de los países productores de petróleo en el Golfo Pérsico, empezando por los sauditas.
Es la primera vez que el islamismo ultraconservador tiene otros rivales que los irakíes o los sirios, ambos países en serias dificultades para constituir una amenaza a los wahabitas. Ahora, la fuerza de los Hermanos Musulmanes en el mayor de los países árabes, tiene que ser una señal de alarma para los wahabitas. No solo por el peso de Egipto, sino porque el desafío se lanza ahora desde una posición de fuerza..
Esto puede explicar el resurgir de la violencia. Ya no se trata solo de las diferencias entre generales y el nuevo partido en el poder, sino de los nuevos impulsos que el dinero de la Península Árabe pone en manos de un estamento militar acostumbrado a mandar desde hacer siglos.
Nada nuevo en esta estragea: Recordemos que los sauditas llevan mucho tiempo promoviendo su estilo religioso en otros países islámicos, desde la financiación de las“madrassas”en que se enseña el Corán en la versión wahabita a los niños pakistaníes, afganos, o bengalís, o que llegan a otros países asiáticos como Indonesia o incluso China e incluso tratan de influir en los musulmanes de Europa y América.
Efectivamente tendría un efecto muy amplio, especialmente porque el mundo árabe está asociado desde hace siglos con el Islam y da la impresión de que en las riberas del Nilo se lucha más por el liderazgo político del Islam, que por las diferencias entre los Hermanos Musulmanes y el poderoso ejército egipcio.
Más bien se enfrenta los fundamentalistas suníes, cuya secta principal son los wahabitas de Arabia Saudita, contra los Hermanos Musulmanes. Esta o es, como en otros países islámicos, una lucha entre chiítas y sunitas, pues ambos son sunitas, sino por la versión que unos y otros representan.
Si los hermanos musulmanes ofrecen una versión islamista del socialismo europeo, los wahabitas tienen una teocracia súper conservadora, que pueden mantener gracias a los profundos bolsillos de los países productores de petróleo en el Golfo Pérsico, empezando por los sauditas.
Es la primera vez que el islamismo ultraconservador tiene otros rivales que los irakíes o los sirios, ambos países en serias dificultades para constituir una amenaza a los wahabitas. Ahora, la fuerza de los Hermanos Musulmanes en el mayor de los países árabes, tiene que ser una señal de alarma para los wahabitas. No solo por el peso de Egipto, sino porque el desafío se lanza ahora desde una posición de fuerza..
Esto puede explicar el resurgir de la violencia. Ya no se trata solo de las diferencias entre generales y el nuevo partido en el poder, sino de los nuevos impulsos que el dinero de la Península Árabe pone en manos de un estamento militar acostumbrado a mandar desde hacer siglos.
Nada nuevo en esta estragea: Recordemos que los sauditas llevan mucho tiempo promoviendo su estilo religioso en otros países islámicos, desde la financiación de las“madrassas”en que se enseña el Corán en la versión wahabita a los niños pakistaníes, afganos, o bengalís, o que llegan a otros países asiáticos como Indonesia o incluso China e incluso tratan de influir en los musulmanes de Europa y América.