La información obtenida de correos y documentos internos de las FARC en computadoras decomisadas por las autoridades colombianas y las propias confesiones de las guerrilleras, dan cuenta de una alta cifra de abortos forzados entre las mujeres de la guerrilla.
La información obtenida de correos y documentos internos de las FARC en computadoras decomisadas por las autoridades colombianas y las propias confesiones de las guerrilleras, dan cuenta de una alta cifra de abortos forzados entre las mujeres de la guerrilla.
En un año el promedio de abortos obligados en el grupo rebelde ronda los 1.000, asegura una nota publicada en el diario colombiano El Espectador, que asegura haber tenido acceso a varios correos electrónicos del secretariado, reportes internos de las FARC en los que se contabilizan los legrados y los médicos que los practicaban, así como testimonios de guerrilleras que se atrevieron a dejar constancia de esta barbarie.
El artículo explica que la mayoría de los legrados se practica en ranchos de los campamentos guerrilleros en plena selva por médicos improvisados que suministran misoprostol, “dos tabletas por vía oral cada cuatro horas hasta que se produzca el aborto”.
Un investigador consultado por el diario asegura que aproximadamente cada 36 horas una guerrillera es obligada a tener sexo con algún jefe de las FARC y que en algunos casos han tenido que hacerse hasta cinco legrados, y “a la que se niega le hacen un consejo de guerra y la fusilan o le imponen trabajos forzados para hacerla abortar”.
La misma fuente asegura que “por cada guerrillera se calcula que entre cinco y siete guerrilleros pueden tener relaciones sexuales con ella durante su militancia”.
En un email del 2006 interceptado al Mono Jojoy, el entonces comandante en jefe de las operaciones militares establecía: “La planificación es obligatoria y en los casos de embarazo (hay que) realizar el legrado. Hay que mantener el secreto de las áreas de los hospitales evitando que los pacientes conozcan todo lo que se tiene. Sólo en casos de extrema gravedad se propone sacarlas para la ciudad”.
En otros correos electrónicos se habla con mucha naturalidad de esta práctica: “Proponemos hacer legrado a dos guerrilleras del 40 y una de la Juan José Rondón”, o “camarada Jorge, saludo fraternal: se realizó legrado a Sofía. Tenía tres meses de embarazo. Estaba planificando” o “Camarada Manuel (Marulanda), Sandra asustó una guerrillera que estaba en embarazo y no aceptaba el legrado. Los nervios se lo hicieron salir y se libró de un consejo de guerra. ¿Qué tal?”.
Una ex guerrillera desmovilizada de las FARC confesó que sólo las compañeras del comandante tienen privilegios y la posibilidad de tener hijos. “Al resto las hacen abortar a las malas. Si no se dejan, las ponen a hacer trincheras o a cargar leña”.
Generalmente, las guerrilleras abusadas no denuncian, están atemorizadas. Algunas no lo hacen porque dicen que no tienen cómo probar uno o dos abortos de años atrás. Algunas terminan contagiadas de sida o enfermedades de transmisión sexual, publica El Espectador.
“El tema es quién está dispuesta a hablar. Las que confiesen un aborto, podrían tener un problema penal en el marco de la legislación actual”, explicó al diario Pilar Rueda, defensora delegada para los derechos de la niñez, la juventud y la mujer.
“Cuando reclutan a las niñas, incluso de 12 o 13 años, ya las hacen planificar en las FARC y las adoctrinan diciéndoles que hace parte de la causa revolucionaria. Es una farsa. Esto es un delito y hay que visibilizarlo. El tema del aborto es un mito dentro de la guerrilla”, concluyó un agente de inteligencia consultado por el diario.
En un año el promedio de abortos obligados en el grupo rebelde ronda los 1.000, asegura una nota publicada en el diario colombiano El Espectador, que asegura haber tenido acceso a varios correos electrónicos del secretariado, reportes internos de las FARC en los que se contabilizan los legrados y los médicos que los practicaban, así como testimonios de guerrilleras que se atrevieron a dejar constancia de esta barbarie.
El artículo explica que la mayoría de los legrados se practica en ranchos de los campamentos guerrilleros en plena selva por médicos improvisados que suministran misoprostol, “dos tabletas por vía oral cada cuatro horas hasta que se produzca el aborto”.
Un investigador consultado por el diario asegura que aproximadamente cada 36 horas una guerrillera es obligada a tener sexo con algún jefe de las FARC y que en algunos casos han tenido que hacerse hasta cinco legrados, y “a la que se niega le hacen un consejo de guerra y la fusilan o le imponen trabajos forzados para hacerla abortar”.
La misma fuente asegura que “por cada guerrillera se calcula que entre cinco y siete guerrilleros pueden tener relaciones sexuales con ella durante su militancia”.
En un email del 2006 interceptado al Mono Jojoy, el entonces comandante en jefe de las operaciones militares establecía: “La planificación es obligatoria y en los casos de embarazo (hay que) realizar el legrado. Hay que mantener el secreto de las áreas de los hospitales evitando que los pacientes conozcan todo lo que se tiene. Sólo en casos de extrema gravedad se propone sacarlas para la ciudad”.
En otros correos electrónicos se habla con mucha naturalidad de esta práctica: “Proponemos hacer legrado a dos guerrilleras del 40 y una de la Juan José Rondón”, o “camarada Jorge, saludo fraternal: se realizó legrado a Sofía. Tenía tres meses de embarazo. Estaba planificando” o “Camarada Manuel (Marulanda), Sandra asustó una guerrillera que estaba en embarazo y no aceptaba el legrado. Los nervios se lo hicieron salir y se libró de un consejo de guerra. ¿Qué tal?”.
Una ex guerrillera desmovilizada de las FARC confesó que sólo las compañeras del comandante tienen privilegios y la posibilidad de tener hijos. “Al resto las hacen abortar a las malas. Si no se dejan, las ponen a hacer trincheras o a cargar leña”.
Generalmente, las guerrilleras abusadas no denuncian, están atemorizadas. Algunas no lo hacen porque dicen que no tienen cómo probar uno o dos abortos de años atrás. Algunas terminan contagiadas de sida o enfermedades de transmisión sexual, publica El Espectador.
“El tema es quién está dispuesta a hablar. Las que confiesen un aborto, podrían tener un problema penal en el marco de la legislación actual”, explicó al diario Pilar Rueda, defensora delegada para los derechos de la niñez, la juventud y la mujer.
“Cuando reclutan a las niñas, incluso de 12 o 13 años, ya las hacen planificar en las FARC y las adoctrinan diciéndoles que hace parte de la causa revolucionaria. Es una farsa. Esto es un delito y hay que visibilizarlo. El tema del aborto es un mito dentro de la guerrilla”, concluyó un agente de inteligencia consultado por el diario.