Lo importante es mantener el estado de las cosas donde se pueda opinar, donde se pueda disentir y donde se respete el espacio ajeno.
Ciertamente no me entrometo en las cuestiones cotidianas de los ciudadanos de mi país de nacimiento, en el cual hace un tiempo prolongado que no vivo, donde hoy transitan tiempos turbulentos (cuando no) y espero de todo corazón que el choque sea solo verbal y emocional más cercano al que se da en las plateas de las canchas de fútbol que en el estilo "directo al mentón" de los disertadores de las tribunas. Tanto unos como otros.
Les ha tocado pasar por un país que llegó al nivel más bajo del que se tenga recuerdo tras la misma vieja rapiña protagonizada por diferentes gobiernos, con la participación nada desdeñable de sus votantes. Luego de conseguir cierta normalidad económica y de desarrollo de la vida cotidiana, a partir de políticas, entre acertadas y bendecidas por la buena ventura en los mercados, parece haber encontrado el final del episodio dulce, la conclusión del primer movimiento. Y todo parece indicar que es el momento de hacer política a lo grande, de hacer barrer igual de bien que cuando estaba recién estrenada a la escoba, en el instante en que empieza a sentirse usada y mostrar ciertos síntomas de desgaste en su no ya tan ceñido haz de paja.
Se verá en la habilidad mostrada para encontrar terrenos fértiles o vírgenes para avanzar en detrimento de los otrora certeros golpes de efecto popular, será cuando se compruebe si el proyecto es capaz de sobrevivir al entusiasmo inicial, si cuenta con una estructura firmemente democrática, si en lugar de imponerse por la victoria logra convencer. Todo está por definirse.
Ahora bien, seamos serios ya que no virtuosos, más allá de estas disputas dialécticas, aun cuando es clara la analogía, o el sentido metafórico, con el control a la divisa, o a la gente que viaja fuera del país, o con la posibilidad de una tercera legislatura que podría entenderse como la cuarta, tener la osadía de decir que Argentina se está empezando a parecer a Cuba, es un paralelismo imposible de concertar, constituye un despropósito que hace aguas hasta por las bombas de achique.
¿Existe comparación posible de una afición al poder que se refleje en el intento de modificar la constitución para probar a ser elegido una vez más a través del voto, con por el otro lado el fenómeno de cincuenta y tantos años gobernados por las mismas personas que desde el inicio dejaron claro que su poder es absoluto y que el régimen de gobierno sería llamado oficialmente, Dictadura del Proletariado?
¿Tienen idea de lo que significa no haber comido jamás un asado, ni un díscolo trozo de carne pegado a una osamenta que no tocase por la libreta del más exiguo de los abastecimientos?
¿No haber podido leer un libro que se saliese de los estrechísimos márgenes y cánones impuestos por un grupo de obsecuentes burócratas, no haber podido opinar absolutamente nada que no fuese una Oda al poder y sus detentores?
Habida cuenta de que cambiar sólo una cantidad determinada de dólares resulta una agresión a los derechos del individuo, ¿pueden imaginar la pesadumbre de no solo no haber podido cambiar una cantidad de divisas, ni haber tenido restringido el segundo viaje al año, sino no poder tocar con dedos cubanos moneda de cambio internacional durante años bajo riesgo de cárcel por la posesión y diferentes rangos de castigos por comprar un Blue jean con dicha moneda en el mercado negro, único mercado disponible, o no haber podido viajar en cincuenta años si no trataba de un artista disciplinado, un deportista obediente, o un burócrata de obsecuencia en pureza máxima?.
Y para acabar la comparación ¿imaginan lo duro que debe ser presenciar que los protagonistas de los cambios que otrora ellos mismos juraron impedir con la vida si fuese necesario, considerando a quienes se atreviesen a plantearlos seres oprobiosos y merecedores de las más rígidas punitivas, que no se les mueva ni un músculo de la cara para donde ayer dijeron: " digo" hoy decir: "Diego"?
Por respeto a quienes pasaron por aquello con la anuencia de buena parte de las personalidades progresistas, del mundo de la cultura, la ciencia, la política, salvo honrosas excepciones, que aún después de haber sufrido una variada gama de vejámenes, lejos de recibir la compasión de quienes se supone deberían percibir algún grado de solidaridad, como colofón han tenido que digerir epítetos de escaso espíritu empático, tales como gusanos o escorias.
Lo importante es mantener el estado de las cosas donde se pueda opinar, donde se pueda disentir y donde se respete el espacio ajeno. Argentina parece haber salido de aquella habitación repleta de basura gruesa y estar ahora de frente a la contigua, donde hay costras de mugre bajo el polvo, persistiendo en resistencia y grosor hacia los rincones y bajo los muebles. Acaso haya llegado la hora de conocer el verdadero valor de la ya no tan reluciente escoba.
Lo de comprender que de la razón que cada uno cree atesorar hoy al cien por ciento , pasado un tiempo diferente para cada cual pero inexorable, quedará en un porcentaje irreconocible, corre por cuenta propia; pero es menester aplicarse en su difusión, ya que puede resultar de gran ayuda en la disminución de las dolencias acaecidas en la cuna de las profundas convicciones, en el altar de las grandes ideas.
Por lo pronto yo sólo me manejo con la ligera sensación de que la vida pasa por otros canales, un poco por cultivarse, otro por la persecución de los buenos momentos, y el resto por esas cosas del querer.
Publicado en el blog martinguevara.el sábado 15 de septiembre del 2012.
Les ha tocado pasar por un país que llegó al nivel más bajo del que se tenga recuerdo tras la misma vieja rapiña protagonizada por diferentes gobiernos, con la participación nada desdeñable de sus votantes. Luego de conseguir cierta normalidad económica y de desarrollo de la vida cotidiana, a partir de políticas, entre acertadas y bendecidas por la buena ventura en los mercados, parece haber encontrado el final del episodio dulce, la conclusión del primer movimiento. Y todo parece indicar que es el momento de hacer política a lo grande, de hacer barrer igual de bien que cuando estaba recién estrenada a la escoba, en el instante en que empieza a sentirse usada y mostrar ciertos síntomas de desgaste en su no ya tan ceñido haz de paja.
Se verá en la habilidad mostrada para encontrar terrenos fértiles o vírgenes para avanzar en detrimento de los otrora certeros golpes de efecto popular, será cuando se compruebe si el proyecto es capaz de sobrevivir al entusiasmo inicial, si cuenta con una estructura firmemente democrática, si en lugar de imponerse por la victoria logra convencer. Todo está por definirse.
Ahora bien, seamos serios ya que no virtuosos, más allá de estas disputas dialécticas, aun cuando es clara la analogía, o el sentido metafórico, con el control a la divisa, o a la gente que viaja fuera del país, o con la posibilidad de una tercera legislatura que podría entenderse como la cuarta, tener la osadía de decir que Argentina se está empezando a parecer a Cuba, es un paralelismo imposible de concertar, constituye un despropósito que hace aguas hasta por las bombas de achique.
¿Existe comparación posible de una afición al poder que se refleje en el intento de modificar la constitución para probar a ser elegido una vez más a través del voto, con por el otro lado el fenómeno de cincuenta y tantos años gobernados por las mismas personas que desde el inicio dejaron claro que su poder es absoluto y que el régimen de gobierno sería llamado oficialmente, Dictadura del Proletariado?
¿Tienen idea de lo que significa no haber comido jamás un asado, ni un díscolo trozo de carne pegado a una osamenta que no tocase por la libreta del más exiguo de los abastecimientos?
¿No haber podido leer un libro que se saliese de los estrechísimos márgenes y cánones impuestos por un grupo de obsecuentes burócratas, no haber podido opinar absolutamente nada que no fuese una Oda al poder y sus detentores?
Habida cuenta de que cambiar sólo una cantidad determinada de dólares resulta una agresión a los derechos del individuo, ¿pueden imaginar la pesadumbre de no solo no haber podido cambiar una cantidad de divisas, ni haber tenido restringido el segundo viaje al año, sino no poder tocar con dedos cubanos moneda de cambio internacional durante años bajo riesgo de cárcel por la posesión y diferentes rangos de castigos por comprar un Blue jean con dicha moneda en el mercado negro, único mercado disponible, o no haber podido viajar en cincuenta años si no trataba de un artista disciplinado, un deportista obediente, o un burócrata de obsecuencia en pureza máxima?.
Y para acabar la comparación ¿imaginan lo duro que debe ser presenciar que los protagonistas de los cambios que otrora ellos mismos juraron impedir con la vida si fuese necesario, considerando a quienes se atreviesen a plantearlos seres oprobiosos y merecedores de las más rígidas punitivas, que no se les mueva ni un músculo de la cara para donde ayer dijeron: " digo" hoy decir: "Diego"?
Por respeto a quienes pasaron por aquello con la anuencia de buena parte de las personalidades progresistas, del mundo de la cultura, la ciencia, la política, salvo honrosas excepciones, que aún después de haber sufrido una variada gama de vejámenes, lejos de recibir la compasión de quienes se supone deberían percibir algún grado de solidaridad, como colofón han tenido que digerir epítetos de escaso espíritu empático, tales como gusanos o escorias.
Lo importante es mantener el estado de las cosas donde se pueda opinar, donde se pueda disentir y donde se respete el espacio ajeno. Argentina parece haber salido de aquella habitación repleta de basura gruesa y estar ahora de frente a la contigua, donde hay costras de mugre bajo el polvo, persistiendo en resistencia y grosor hacia los rincones y bajo los muebles. Acaso haya llegado la hora de conocer el verdadero valor de la ya no tan reluciente escoba.
Lo de comprender que de la razón que cada uno cree atesorar hoy al cien por ciento , pasado un tiempo diferente para cada cual pero inexorable, quedará en un porcentaje irreconocible, corre por cuenta propia; pero es menester aplicarse en su difusión, ya que puede resultar de gran ayuda en la disminución de las dolencias acaecidas en la cuna de las profundas convicciones, en el altar de las grandes ideas.
Por lo pronto yo sólo me manejo con la ligera sensación de que la vida pasa por otros canales, un poco por cultivarse, otro por la persecución de los buenos momentos, y el resto por esas cosas del querer.
Publicado en el blog martinguevara.el sábado 15 de septiembre del 2012.