Hoy miles de búfalos viven en rebeldía, en estado salvaje, dispersos por toda la isla, amenazantes, ocultos en los montes y malezas. Desplazados por el marabú se han convertido en depredadores de cultivos agrícolas.
Llegaron desde Asia hace poco más de dos décadas como un signo de esperanza, pero se han convertido en una plaga que trastorna la campiña cubana.
Su arribo a Cuba fue idea del dictador en retiro Fidel Castro, quien imaginó suplantar la diezmada masa ganadera asentada en la isla, con portentosos búfalos productores de carne y leche.
Los búfalos vietnamitas se adaptaron sin dificultad al clima subtropical cubano, pero, nunca alcanzaron la mansedumbre de los bueyes, ni la docilidad de la tradicional raza bovina que pastaba en los potreros de la isla.
Hoy miles de búfalos viven en rebeldía, en estado salvaje, dispersos por toda la isla, amenazantes, ocultos en los montes y malezas. Desplazados por el marabú se han convertido en depredadores de cultivos agrícolas.
“Los búfalos se fueron adentrando en tierra ajena, devorando sembrados de arroz, maíz, boniato, tomate, habichuela”, reconoció el diario Granma en un artículo titulado El búfalo en su laberinto.
En la provincia de Pinar del Río la población de búfalos salvajes se estimó hace un par de años entre 10 mil y 12 ejemplares, y desde entonces comenzó un plan de captura, sin muchos resultados.
Miguel Angel López, director de la empresa estatal pecuaria Punta de Palma en Pinar del Río, propietaria de esos búfalos salvajes, reconoció “la compleja situación sanitaria que presenta buena parte de ese ganado”, y explicó por qué no se puede aprovechar su carne, ni su leche.:”Entre el 18 y el 20 por ciento están enfermos de tuberculosis o brucelosis”.
Otros tantos, miles de búfalos, cuyo número exacto es imposible cuantificar debido a su estado salvaje, destrozan las siembras de arroz en la zona del Jíbaro en la provincia de Sancti Spiritus, según un reciente reportaje de la televisión cubana.
La prensa castrista no da cuenta de la situación en otras regiones del país y mucho menos se atreve a señalar al responsable de esta invasión de búfalos .
La televisión cubana se limitó a señalar que los búfalos “llegaron en el 92” a Sancti Spiritus, sin mencionar cómo llegaron, ni quién los trajo. Granma dice que “todo comenzó en 1987, cuando el primer grupo de animales fue liberado en las sabanas de Punta de Palma, al sur del municipio de Pinar del Río”. Nada más.
Por lo pronto no hay dudas de que los búfalos, como las clarias, están provocando una alteración del medio ambiente nacional. Toda una revolución de la fauna cubana.
Ahora parece que le ha tocado el turno a lo queda de la flora criolla. La siembra de Moringa aparece como una amenaza en el horizonte nacional. Ya el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, inspirado en las propuestas alimenticias de Fidel Castro, publicó el martes un variado y suculento menú a base de hojas, flores, y semillas de Moringa.
Delirio o sarcasmo, la pregunta es válida: ¿Será que Fidel come Moringa?
Su arribo a Cuba fue idea del dictador en retiro Fidel Castro, quien imaginó suplantar la diezmada masa ganadera asentada en la isla, con portentosos búfalos productores de carne y leche.
Los búfalos vietnamitas se adaptaron sin dificultad al clima subtropical cubano, pero, nunca alcanzaron la mansedumbre de los bueyes, ni la docilidad de la tradicional raza bovina que pastaba en los potreros de la isla.
Hoy miles de búfalos viven en rebeldía, en estado salvaje, dispersos por toda la isla, amenazantes, ocultos en los montes y malezas. Desplazados por el marabú se han convertido en depredadores de cultivos agrícolas.
“Los búfalos se fueron adentrando en tierra ajena, devorando sembrados de arroz, maíz, boniato, tomate, habichuela”, reconoció el diario Granma en un artículo titulado El búfalo en su laberinto.
En la provincia de Pinar del Río la población de búfalos salvajes se estimó hace un par de años entre 10 mil y 12 ejemplares, y desde entonces comenzó un plan de captura, sin muchos resultados.
Miguel Angel López, director de la empresa estatal pecuaria Punta de Palma en Pinar del Río, propietaria de esos búfalos salvajes, reconoció “la compleja situación sanitaria que presenta buena parte de ese ganado”, y explicó por qué no se puede aprovechar su carne, ni su leche.:”Entre el 18 y el 20 por ciento están enfermos de tuberculosis o brucelosis”.
Otros tantos, miles de búfalos, cuyo número exacto es imposible cuantificar debido a su estado salvaje, destrozan las siembras de arroz en la zona del Jíbaro en la provincia de Sancti Spiritus, según un reciente reportaje de la televisión cubana.
La prensa castrista no da cuenta de la situación en otras regiones del país y mucho menos se atreve a señalar al responsable de esta invasión de búfalos .
La televisión cubana se limitó a señalar que los búfalos “llegaron en el 92” a Sancti Spiritus, sin mencionar cómo llegaron, ni quién los trajo. Granma dice que “todo comenzó en 1987, cuando el primer grupo de animales fue liberado en las sabanas de Punta de Palma, al sur del municipio de Pinar del Río”. Nada más.
Por lo pronto no hay dudas de que los búfalos, como las clarias, están provocando una alteración del medio ambiente nacional. Toda una revolución de la fauna cubana.
Ahora parece que le ha tocado el turno a lo queda de la flora criolla. La siembra de Moringa aparece como una amenaza en el horizonte nacional. Ya el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, inspirado en las propuestas alimenticias de Fidel Castro, publicó el martes un variado y suculento menú a base de hojas, flores, y semillas de Moringa.
Delirio o sarcasmo, la pregunta es válida: ¿Será que Fidel come Moringa?