Una de las autoras cubanas de mayor reconocimiento internacional, Zoé Valdés, habló este sábado en la Biblioteca de Coral Gables sobre su experiencia dentro y fuera de la isla, así como de la importancia de la literatura cubana del exilio, entre otros temas.
Valdés fue la oradora principal de la conferencia Educación y literatura para una Cuba Democrática, donde también participaron los intelectuales y activistas Ángel Cuadra, José Albertini, Ángel de Fana, Santiago Álvarez y Daniel Pedreira.
“Volveré a Cuba cuando los sueños vuelvan a ser sueños. Y cuando todos los hombres tengan de nuevo derecho a la libertad, a la prosperidad y a la protección de las leyes como pedía Voltaire”, aseguró la laureada narradora, quien vive exiliada en París desde 1995.
Valdés lamentó el desconocimiento de varias generaciones cubanas sobre la literatura, las figuras y el pensamiento del exilio, incluso de su parte mientras vivió en Cuba, y recalcó la necesidad de estudiar, rescatar y difundir esta “creación libre” que el régimen mantiene al margen “por más de medio siglo”.
La autora de La mujer que llora y Lobas de mar recalcó que las nuevas generaciones que viven en Cuba, bajo el totalitarismo, tienen poco que aportar al exilio histórico, producto de la censura y la desinformación.
“Las grandes mentes de Cuba se nos están muriendo y hay que escucharlos”, reclamó en el emotivo encuentro, donde subrayó que en temas de educación, literatura e historia, “la juventud cubana tiene mucho que aprender de ustedes”, refiriéndose a sus compañeros de charla, varios de ellos expresos políticos.
Entre los autores exiliados cuyo descubrimiento le ha marcado, mencionó a Lydia Cabrera, a quien calificó como “la gran escritora cubana”. Mientras que del autor de la famosa autobiografía, llevada al cine, Antes que anochezca, dijo “El Homero cubano es Reinaldo Arenas, con El color del verano”.
Valdés recordó su primer viaje a Miami, donde conoció a Ángel Cuadra. “Fue el primer poeta del exilio que conocí aquí en Miami. Yo más que venir aquí a hablar, lo que más me gusta es poder escucharlos a ustedes. Estaría toda mi vida escuchando a Ángel Cuadra”, dijo la autora de La nada cotidiana, y narró, con su característica ironía, las tribulaciones en aquella ocasión para obtener el visado bajo la administración de Bill Clinton.
En su discurso rindió tributo a la líder fundadora de Las Damas de Blanco, la profesora de literatura Laura Pollán, a quien conoció en Cuba y con la que mantuvo comunicación hasta su muerte: “Era una mujer de una gran cultura, era una maestra de antes”.
También describió cómo, gracias a los vendedores de libros usados, en las décadas de los años 80 y 90 fue que pudo acceder en La Habana a algunos autores y obras censuradas por el régimen.
La narradora enfatizó en el hecho de que el régimen cubano, “con su producto de marketing, ha exportado la manipulada idea de la educación y la salud gratis, que sí se paga”.
Para la escritora “la salud en Cuba es hoy indefendible” por la terrible situación de los hospitales, pero enfatizó en que "con la falsa educación gratis siguen engañando al mundo".
Valdés criticó el evento de "un gran grupo de artistas oficialistas que están invitados a Estados Unidos”, a modo de embajadores de la cultura, y defendió la necesidad del exilio de “hacer estos grandes eventos, pues "en el exilio está la verdadera literatura cubana”.
“La educación es fundamental, pero la educación es también buscar”, dijo refiriéndose a la importancia de que los padres se preocupen mucho más por la educación de sus hijos, y citó la frase “La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna”, del polímata suizo francófono Jean-Jacques Rousseau, del que también recordó la máxima “Un buen padre vale por cien maestros”.
Al evento, que Martí Noticias transmitió en vivo a través de Facebook, acudieron más de un centenar de personas. Varias llevaron consigo libros escritos por Valdés para que la novelista se los firmara al terminar la conferencia.
La conferencia fue organizada por el escritor y periodista de Martí Noticias, Álvaro Alba, y autor de La pupila del Kremlin, libro que Valdés elogió en su conferencia, junto a obras de Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Lydia Cabrera, José Abreu y otros autores del exilio.
Para terminar su charla, la autora de Te di la vida entera y La ficción Fidel, leyó un poema que escribió cuando tenía 14 años. Según relató, este texto le fue arrebatado por un profesor en uno de los cuadernos que solía escribir durante las clases, y que su madre no sólo los conservó sino que logró llevárselos a París cuando se unió a su exilio.
El poema se titula La República del sueño y está dedicado a su país: “La gente se reúne para discutir los sueños. Luego los escribirán. La economía de ese país depende de la exportación de sueños. O sea: de la fecunda productividad de sus soñadores”, y agregó refiriéndose al público: “que son todos ustedes”.