Pocas veces como ahora fue tan fácil esta selección semanal del cubano más sobresaliente en las Grandes Ligas.
Yordán Alvarez, el poderoso tunero de los Astros de Houston, entró en modo demolición entre el lunes 26 de agosto y el domingo 1 de septiembre, y no dejó espacios para dudas.
En los últimos siete días, Air Yordán disparó 12 hits en 27 turnos, para average de .444, con seis carreras anotadas y otras tantas impulsadas, y un slugging semanal de 1.000.
De sus 12 imparables, cinco fueron cuadrangulares, para llegar a 30 en la campaña. De esa manera, se unió al legendario Rafael Palmeiro como los únicos cubanos con cuatro temporadas seguidas con al menos 30 bambinazos.
Asimismo, con semejante producción ofensiva, elevó su promedio global a .314, el cuarto mejor de la todas las Grandes Ligas, sólo superado por Bobby Witt Jr. (.340), Aaron Judge (.327) y Vladimir Guerrero Jr. (.324).
Lastimosamente, el manager Joe Espada ha vuelto a colocarlo como segundo y no tercero o cuarto en la alineación, por estas nuevas tendencias de sabermetría que desperdician valiosos turnos de sus mejores bateadores, como es el caso, también, del japonés Shohei Ohtani como primero en la tanda de los Dodgers de Los Angeles.
Un Yordán tercero o cuarto en el orden al bate de los Astros ya habría superado quizás el centenar de carreras impulsadas, algo que difícilmente logre este año, pues anda por 73, cuando apenas resta un mes de calendario regular.
Uno que finalmente parece haber despertado de un letargo preocupantemente largo fue el pinareño Randy Arozarena, de los Marineros de Seattle.
En 23 veces al bate, Arozarena ligó siete cohetes, para average de .304, con cuatro carreras anotadas y cuatro empujadas.
Entre sus hits, conectó un doblete y par de vuelacercas, para slugging semanal de .609.
El Charro de Vueltabajo ha tenido una temporada para el olvido, tanto con los Rays de Tampa Bay, como con los Marineros, a los que fue transferido en julio pasado.
En total, apenas exhibe average de .217, con 18 jonrones y 47 remolques.
Frío, frío
Los Bravos de Atlanta adquirieron al habanero Jorge Soler con la esperanza de que fuera el mismo que ganó el premio de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial hace tres años. Al menos esta semana, ni se pareció.
En 22 turnos, Soler apenas ligó par de hits, para un anémico average de .091, y se tomó ocho ponches.
Desde que llegó a Atlanta, procedente de los Gigantes de San Francisco, su average ha sido de .184 y su tasa de ponches es del 34 por ciento de los turnos.
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