En el texto firmado por el equipo editorial del Washington Post se hace referencia a la situación actual que vive la isla con el resto de países de su entorno y la futura reunión que mantendrán el 10 de febrero los veintiocho países de la UE, en la que se abordará la revisión de la Posición Común que sigue vigente desde 1996.
Para el diario norteamericano Cuba es una “nación con una economía socialista fallida”, que depende para sobrevivir de las naciones cercanas, esencialmente de la colaboración financiera e ideológica que Venezuela le ha ido prestando en los últimos años. Pero Europa sigue siendo una pieza clave, puesto que es el segundo socio comercial y un tercio de los turistas que llegan al país lo hace procedente del Viejo Continente. Esa circunstancia debe ser aprovechada por este organismo para influir en su futuro.
El periódico señala que “este es un buen momento para que Europa tome partido por los Derechos Humanos y envíe el mensaje a Raúl Castro y su hermano Fidel de que las inversiones y las ayudas están vinculadas en los progresos hacia la democracia y al fin de la represión".
Recuerda además el caso del fallecido Oswaldo Payá de manera extensa, como ejemplo de “visionario disidente” que lanzó el Proyecto Varela, una iniciativa que buscaba recolectar 10.000 firmas para solicitar al Gobierno cambios en la legislación en materia de libertades. A pesar de que logró reunir más de 11.000 adhesiones a este proyecto, las autoridades cubanas nunca quisieron llevar a cabo ningún tipo de plebiscito, incluso cuando la propia legislación estipula que los ciudadanos tienen derecho a un referendo nacional sobre cualquier propuesta que tenga más de esas diez mil firmas. En la actualidad cuenta con más de 25.000.
En 2002, el Parlamento Europeo reconoció los esfuerzos de Payá otorgándole el premio Sajarov por la libertad de pensamiento y su intento de cambiar Cuba por medios legales y desde dentro. Por eso insta, en su editorial, a que revisen su caso.
El Washington Post apuesta porque exista además una investigación independiente y creíble sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Payá en julio de 2002 junto a la de Harold Cepero mientras el dirigente de la Nuevas Generaciones del Partido Popular de España, Ángel Carromero, conducía el vehículo.
Previa a la reunión que mantendrán los ministros de Asuntos Exteriores, sería bueno para el diario que éstos leyeran la carta que el 17 de enero le envió el Movimiento Cristiano de Liberación del que Payá era líder. En ella se cita que en los dos últimos años se han producido detenciones arbitrarias, palizas y muertes que aún no han sido aclaradas.
El día 11 de diciembre el Parlamento Europeo mostró su preocupación por los Derechos Humanos en Cuba haciendo un llamamiento a la creación de "un comité internacional e independiente de investigación” sobre la muerte de Payá. Los ministros deben, de acuerdo a esta postura y al premio que le otorgaron, dar un paso adelente.
Para el diario norteamericano Cuba es una “nación con una economía socialista fallida”, que depende para sobrevivir de las naciones cercanas, esencialmente de la colaboración financiera e ideológica que Venezuela le ha ido prestando en los últimos años. Pero Europa sigue siendo una pieza clave, puesto que es el segundo socio comercial y un tercio de los turistas que llegan al país lo hace procedente del Viejo Continente. Esa circunstancia debe ser aprovechada por este organismo para influir en su futuro.
El periódico señala que “este es un buen momento para que Europa tome partido por los Derechos Humanos y envíe el mensaje a Raúl Castro y su hermano Fidel de que las inversiones y las ayudas están vinculadas en los progresos hacia la democracia y al fin de la represión".
Recuerda además el caso del fallecido Oswaldo Payá de manera extensa, como ejemplo de “visionario disidente” que lanzó el Proyecto Varela, una iniciativa que buscaba recolectar 10.000 firmas para solicitar al Gobierno cambios en la legislación en materia de libertades. A pesar de que logró reunir más de 11.000 adhesiones a este proyecto, las autoridades cubanas nunca quisieron llevar a cabo ningún tipo de plebiscito, incluso cuando la propia legislación estipula que los ciudadanos tienen derecho a un referendo nacional sobre cualquier propuesta que tenga más de esas diez mil firmas. En la actualidad cuenta con más de 25.000.
En 2002, el Parlamento Europeo reconoció los esfuerzos de Payá otorgándole el premio Sajarov por la libertad de pensamiento y su intento de cambiar Cuba por medios legales y desde dentro. Por eso insta, en su editorial, a que revisen su caso.
El Washington Post apuesta porque exista además una investigación independiente y creíble sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Payá en julio de 2002 junto a la de Harold Cepero mientras el dirigente de la Nuevas Generaciones del Partido Popular de España, Ángel Carromero, conducía el vehículo.
Previa a la reunión que mantendrán los ministros de Asuntos Exteriores, sería bueno para el diario que éstos leyeran la carta que el 17 de enero le envió el Movimiento Cristiano de Liberación del que Payá era líder. En ella se cita que en los dos últimos años se han producido detenciones arbitrarias, palizas y muertes que aún no han sido aclaradas.
El día 11 de diciembre el Parlamento Europeo mostró su preocupación por los Derechos Humanos en Cuba haciendo un llamamiento a la creación de "un comité internacional e independiente de investigación” sobre la muerte de Payá. Los ministros deben, de acuerdo a esta postura y al premio que le otorgaron, dar un paso adelente.