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Viajero descubre otra Cuba detrás de la postal turística: un país "destrozado por el comunismo y por el cuento de la igualdad"


Imágenes de La Habana tomadas por Joffre Campaña Mora durante su viaje a Cuba. (Fotos: Twitter/@joffrecampana)
Imágenes de La Habana tomadas por Joffre Campaña Mora durante su viaje a Cuba. (Fotos: Twitter/@joffrecampana)

"Cuba es un país de enormes diferencias, en el que los extranjeros son privilegiados y en que los taxistas ganan más que los neurocirujanos", concluye un turista sobre su reciente viaje a la isla.

El ecuatoriano Joffre Campaña Mora reflejó en un hilo en Twitter, que incluye imágenes de su recorrido por Cañagüey, parte de la cayería Norte, en Villa Clara, y La Habana, la realidad del cubano detrás de la fachada perfecta que reflejan las revistas y los anuncios publicitarios.

"El que podría ser un país maravilloso, es un país destrozado por el comunismo y por el cuento de la igualdad", subraya.


Campaña Mora, abogado, fundador de la organización Goberna & Derecho, padre de cuatro hijos, y quien se define a si mismo en su perfil de Twitter como "defensor de las libertades y del Estado de derecho", apunta en esta suerte de crónica en tuits sobre la realidad cubana que en la isla "hay ciudadanos de 1era, de 2da y de 3ra":

"De primera, la cúpula del gobierno. De segunda, los cubanos que pueden comprar en las tiendas Panamericana que solo permiten pagos con tarjeta de crédito o con tarjetas virtuales cargadas en el exterior. De 3ra los demás", explica.

Acerca del tema, detalla el drama de profesionales y especialistas médicos que en medio de la crisis que vive el país han tenido que abandonar sus empleos para dedicarse a actividades más lucrativas:

"Varios de los taxistas que conocimos eran profesionales. Incluso uno era fisioterapeuta con 2 especialidades. Gana 8000 pesos al mes, es decir, 80 dólares, más lo que genera el taxi. Preguntados por qué no se rebelan, responden que la seguridad del Estado está en todas partes".


Sobre uno de los nombrados "logros de la revolución", la gratuidad de los servicios médicos, y el deterioro del sistema de salud pública en la isla, Campaña Mora señala:

"La salud es, en teoría, gratuita. Pero los pacientes deben llevar hasta los guantes. Por ejemplo, en temas dentales, los pacientes deben llevar la resina. De lo contrario no los pueden atender".

También menciona la escasez de medicamentos: "Amigas de mi esposa le pidieron que les lleve medicamentos tan básicos como paracetamol, ibuprofeno y resinas dentales para calces. Esos productos no se obtienen en las farmacias".

En su interacción con los cubanos de a pie, el turista ecuatoriano conoció de primera mano la calidez de su gente, "lo mejor de Cuba", pero también las calamidades que enfrentan, como los largos apagones y la falta de alimentos y otros productos básicos, que solo se encuentran en el mercado negro, a precios altísimos, o en las tiendas en divisa.

"Además, hay cortes de luz de entre 8 y 10 horas diarias. La situación es dramática. Algunos cubanos me dijeron que cenan agua con azúcar", escribió.


De a capital del país, otrora orgullo de la nación y una de las ciudades más bellas y cosmopolitas del continente, el viajero afirma: "Una ciudad que podría ser espectacular, totalmente abandonada", y añade que solo se salvan del desastre "el Capitolio, el Teatro Nacional y la zona hotelera de Miramar, Vedado y, por supuesto, el famoso hotel Nacional, una belleza arquitectónica".

Pero desde la primera impresión, al llegar a La Habana, encontró al aeropuerto José Martí "viejo, descuidado", para chocar luego con el problema de la doble moneda, el mal servicio de los operadores estatales y el costo excesivo que el turista debe pagar a pesar de esto.


De las carreteras, el turista comparte un video que muestra el calamitoso estado en que se encuentran, salvo algunos tramos que califica de "aceptables".

"Las carreteras en general 5/10. Algunos tramos aceptables, otros regulares, otros malos y otros pésimos. En algunos casos 8 carriles, en otros 1 y medio (por lo angostos)", dice.


¡Ah!, pero una vez en la cayería Norte, en la provincia de Villa Clara, el panorama es diferente.

"Luego los Cayos. Otro país. Allí el cubano normal no puede entrar. No aceptan efectivo, solo tarjetas de crédito. Una obra de ingeniería fabulosa, con hoteles de lujo, e incluso un delfinario", describe, casi aliviado, el turista.

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