Agobiados por la peor crisis económica de su historia y las dudas de muchos sobre la pulcritud de su sistema electoral, los venezolanos acuden el domingo a las urnas para unos comicios donde el oficialismo aspiran arrasar en los consejos municipales ante una oposición que mayoritariamente decidió boicotear las elecciones por considerar que no existen condiciones suficientes para garantizar una elección justa y transparente.
En los comicios se elegirán 2.459 concejales, entre ellos 69 representantes indígenas, en 335 municipios en la capital y los 23 estados del país. Unas 20,7 millones de personas mayores de 18 años están habilitadas para votar, incluidos 230.010 extranjeros con más de 10 años de residencia en el país.
Los centros de votación abrieron a las 6 de la mañana (1000 GMT) y y su cierre estaba previsto para las 6 de la tarde (2200 GMT). La votación podría extenderse más allá de ese horario en las mesas en las que existan electores por sufragar. Fueron dispuestas 34.143 mesas en 14.638 centros de votación. El conteo de los votos se hará íntegramente de manera automática.
Como se esperaba, muchos centros de votación lucían desolados, constató The Associated Press en un recorrido por el centro y este de Caracas.
La popularidad del presidente Nicolás Maduro cayó en barrena durante su mandato, empero, se espera que la alianza oficialista salga victoriosa ante una oposición dividida y sin rumbo, particularmente después de las protestas antigubernamentales que entre abril y julio de 2017 dejaron más de 120 muertos y fracasaron en su intento de derrocarlo.
El mandatario se las ha arreglado para consolidarse en el poder, pese a que Venezuela está sumida en su peor crisis económica de la historia tras dos décadas de gobiernos socialistas, caracterizada por una hiperinflación, la escasez de productos básicos como alimentos y medicinas y una profunda recesión que ha obligado a muchos venezolanos a emigrar.
Según estimaciones de Naciones Unidas, unos tres millones de venezolanos han abandonado su país desde 2015.
Las divisiones de la oposición también han minado las posibilidades de los adversarios de Maduro. Los principales partidos opositores del país _que fueron inhabilitados de participar por el Consejo Nacional Electoral, que controla el gobierno, argumentando que debían revalidarse por no participar en anteriores comicios_ boicotearon los comicios municipales alegando que serían fraudulentos. Los grandes partidos prefirieron concentrar sus esfuerzos en la preparación de desconocer la legitimidad del presidente Nicolás Maduro el 10 de enero, fecha en la que comenzará su segundo mandato de seis años.
Estados Unidos, Europa y varios países latinoamericanos, entre ellos los 14 países que integran el llamado grupo de Lima, han desconocido la relección de Maduro en una votación convocada por la oficialista Asamblea Constituyente, considerada ilegitima.
Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía, conforman el Grupo de Lima,
Varios pequeñas partidos de oposición y algunos militantes disidentes de partidos grandes, por su parte, decidieron participar en algunos de los 80 municipios que controlan los adversarios de Maduro en un esfuerzo por preservar espacios.
"No podemos dejar de luchar, se lo debemos a nuestra gente, no hacerlo sería traicionar a nuestros vecinos", dijo a la prensa el alcalde del municipio capitalino del Hatillo, Darwin González, resaltando que ese municipio por décadas ha sido un bastión de la oposición.