El Ministerio del Interior de Uruguay informó el lunes sobre la Operación “Montecristo” que, tras varios meses de investigación, puso fin a una organización criminal internacional dedicada al tráfico de migrantes cubanos.
"Las operaciones de tráfico se originaban en La Habana donde cubanos, integrantes de la referida organización, captaban a sus compatriotas y los seducían con la posibilidad de viajar a Uruguay, algunos para permanecer aquí y otros con la finalidad de viajar a Estados Unidos, eligiendo a nuestro país como puente o destino intermedio", indica la nota oficial.
El transcurso de la investigación dio con 34 personas involucradas de nacionalidad cubana y solicitantes de refugio (21 hombres y 13 mujeres, de entre 35 y 45 años); 12 de las cuales fueron condenadas por el delito de uso de certificado público falso a la pena de 6 meses de prisión a cumplirse bajo el régimen de libertad a prueba. A su vez, se intervinieron 18 visas (nueve italianas, cinco mexicanas, tres austríacas y una española) y 34 pasaportes (30 cubanos, dos peruanos y dos mexicanos).
También se conoció que desde Uruguay se enviaban pasaportes cubanos originales por correo privado a México o Perú para falsificarlos.
"El viaje partía desde Cuba hacia Guyana, ya que los ciudadanos cubanos no necesitan visa para ingresar, y tras el pago del dinero previamente acordado eran trasladados a una casa de seguridad hasta la llegada de más viajeros, donde se los dividía según su destino y el dinero que poseía cada uno. Posteriormente eran trasladados por tierra a la ciudad de Boa Vista, en el estado de Roraima (Brasil), donde se alojaban en una casa provista por la organización, mientras esperaban a que sea seguro para retomar el viaje, el que se efectuaba por ómnibus o vuelos de cabotaje por Brasil, pasando por Manaos y Porto Alegre. De allí iban a las ciudades brasileras de Chui o Santana do Livramento para, posteriormente, ingresar a Uruguay. Una vez en nuestro territorio, algunos se establecían como refugiados, mientras que otros tomaban contacto a través de medios tecnológicos con diferentes redes criminales que les cobraban entre 6.000 y 7.000 dólares para llegar a otro destino (el monto dependía de la red y el destino final). Este dinero era pagado usualmente por los propios familiares de los cubanos desde Estados Unidos", explica el Ministerio del Interior.
A raíz de esta investigación se realizó un allanamiento en una casa de la ciudad de Montevideo, hallando evidencia de envíos de dinero a Ecuador, Honduras, México y Perú.