El periodista independiente Roberto Jesús Quiñones Haces fue condenado este miércoles en Guantánamo a 1 año de trabajo correccional con internamiento, y al salir del tribunal declaró: “Es un juicio que fue una verdadera vergüenza”.
Quiñones, colaborador habitual del portal Cubanet, fue acusado de los supuestos delitos de resistencia y desobediencia.
En abril pasado el comunicador cubría el juicio contra los pastores Jorge Rigal y Ayda Expósito, sancionados por intentar educar a sus hijos en casa, al margen del Ministerio de Educación. Quiñones fue detenido con violencia y permaneció varios días en los calabozos de una estación de la policía local.
Al mediodía de este miércoles Quiñones relató al periodista Tomás Cardoso, de Radio Televisión Martí, lo sucedido dentro del Tribunal Municipal en la ciudad oriental.
“Los policías que tuvieron aquel problema conmigo el 22 de abril han dicho una sarta de mentiras que es increíble, atendiendo a su condición de funcionarios públicos”, reveló.
El hombre se refirió en duros términos contra la abogada que presidió el juicio. “Más que una jueza, fue una verdadera fiscal”.
Quiñones fue golpeado por dos policías el día de la detención, tal como denunció a varios medios de prensa y en acta presentada ante el Tribunal Militar contra los oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria, pero ninguna de sus quejas fue tomada en cuenta por las autoridades, aseguró hoy.
“Según ellos las lesiones que yo sufrí me las hice yo mismo con las esposas, es la desvergüenza más grande que he oído en mucho tiempo en mi vida, pero bueno, así están las cosas en Cuba y así trabajan los tribunales", indicó.
Quiñones Haces es abogado de profesión y de una variada obra narrativa, con libros publicados fuera del país, que ha sido censurado por la política cultura del Estado cubano.
El periodista dijo que apelará la decisión del tribunal, para lo que cuenta con 72 horas, pero ha asegurado que no trabajará en lo que considera un sistema de “trabajo forzado”.
“Si cuando me pusieron una multa dije que no les iba a pagar un centavo, mucho menos le voy a ir a trabajar de gratis al castrocomunismo a un campamento de estos”, decretó.
La decisión, sopesó, puede traerle consecuencias: “De hecho me van a tener que llevar para la prisión porque yo no les voy a trabajar a ellos en un campamento de trabajo forzado”.
Según la Ley de Procedimiento Penal, el Artículo 62 de la Sección Segunda estipula: “Personadas las partes o transcurrido el término del emplazamiento, háyanse personado éstas o no, el Tribunal admitirá, en su caso, las pruebas que sean pertinentes y dispondrá de oficio las demás que estime necesarias, señalando día y hora para la celebración de la vista, que deberá tener lugar dentro de los diez días siguientes, librando cuantos despachos sean necesarios al efecto”.
¿Quiénes fueron los testigos que presentó la fiscalía?
“Los testigos en mi contra, todos son de la Policía y fueron allí a decir mentiras”, y recordó el día de la detención en que el mismo periodista Tomás Cardoso grabó en audio el momento en que lo estaban deteniendo y le arrancaban el teléfono de la mano, antes que le propinaran la golpiza.
“Además de ser dos cobardes estos agentes de policía, son además dos mentirosos porque fueron a decirle al tribunal que ellos recibieron una llamada desde el Centro de Control que había un ciudadano que estaba arengando a la población allí y alterando el orden público, lo cual es una mentira total”, señaló.
Quiñones se refirió además al proceder de la presidenta del tribunal, que acepta la verdad expuesta por los policías, así como que se había negado a mostrarles su documento de identidad.
El periodista achacó la responsabilidad de la detención y maltrato físico sufrido, al oficial de la Seguridad del Estado que se identifica como “Víctor Víctor”, y acusó al propio tribunal de ocultar cualquier viso político en el caso.
Quiñones Haces concluyó: “Me da pena la actuación de ese tribunal que para mí fue vergonzosa, y me dan pena esos agentes de la policía, que fueron allí a mentir porque ya ni respetan los propios tribunales de la dictadura, es una verdadera vergüenza”.