"La Dama de Gris", titula el semanario Gambit Weekly de Nueva Orleáns su información sobre un filme basado en las memorias de una singular cubana del siglo XIX que derrochó tanto coraje como las actuales Damas de Blanco, si bien por una causa perdida.
En los Estados Unidos el término Southern Belle designa al arquetipo de la joven de clase alta del antiguo sur esclavista del país. El protocolo décimonónico de una Southern Belle le prohibía usar pantalones; tenía que cubrirse el cuerpo hasta los tobillos y las muñecas; debía hablar en voz baja; escoger su lenguaje y sus interlocutores; no proferir obscenidades, ni involucrarse en peleas físicas.
Bajo esas rígidas reglas vivió en Nueva Orleáns y otros lugares de Estados Unidos la jovencita cubana Loreta Janeta Velázquez, nacida en La Habana en 1842; hasta el día en que, a los 19 años, se cortó frente al espejo sus luengos bucles para calzarse unas botas de caballería y un uniforme gris e irse a pelear en la Guerra Civil por el bando Confederado, travestida como el Teniente Harry T. Buford.
Esta historia casi desconocida, pero narrada por la propia protagonista en memorias publicadas en 1876, es el tema del docudrama"Rebel", de la cineasta ecuatoriana María Agui Carter. Ella presenta esta semana un avance de su película durante un tributo a la hispanidad presidido por el presidente Barack Obama.
A propósito del filme, el tabloide de Nueva Orleáns Gambit Weekly reseña el libro original (The Woman in Battle: A Narrative of the Exploits, Adventures, and Travels of Madame Loreta Janeta Velazquez, Otherwise Known as Lieutenant Harry T. Buford Confederate States Army) y revela que, en su infancia, Velásquez --hija de madre franco-americana y padre español-- soñaba con ser Juana de Arco o algun héroe masculino de leyendas.
A los 8 años, sus padres la enviaron a vivir con su tía en Nueva Orleáns. A los 14, se fugó de la casa para casarse con "William", un oficial del Ejército de los Estados Unidos natural de Texas. Esta decepción llevó a su familia a desheredarla, pero luego Loreta recibiría una gran herencia de su padre. Al iniciarse la Guerra Civil entre el Norte abolicionista y el Sur esclavista, ella vivía con William en un puesto del Ejército en San Luis, Missouri, donde había abortado espontáneamente un hijo y perdido otros dos en una epidemia.
Cuando su marido renunció al Ejército para unirse a la Confederación, ella le sugirió seguirle en uniforme masculino. El trató de disuadirla, pero tan pronto William marchó a la guerra, ella se fue a Memphis, Tennessee, se cortó el pelo, se compró un bigote postizo y se convirtió en el teniente Buford.
Luego, en Arkansas, usó la herencia de su padre para reclutar y equipar a más de 200 voluntarios con los que, tras la muerte accidental de su esposo, marchó hacia el norte y participó en batallas.
En sus memorias, esta amazona cubana admite que la carnicería de la guerra acabó con sus nociones románticas del heroísmo. Hastiada de ello y de la vida de campamento, reasumió su condición de mujer a fin de espiar en el Norte para los Confederados, bajo diferentes identidades. En esa época -según cuenta-- conoció y sedujo a oficiales de la Unión en Washington, DC, y así logró conocer personalmente a Abraham Lincoln.
Luego, Velázquez regresó a su disfraz y sus empeños bélicos y, mientras se recuperaba de una herida de combate se descubrió que era mujer. Por vestirse de hombre, estuvo cautiva en cárceles de la Confederación, algo que confirman documentos y diarios de la época.
Por el resto de la guerra, la cubanita sirvió en el servicio secreto de la Confederación como espía y mensajera, En ese tiempo conspiró para organizar motines de prisioneros de guerra; reclutó soldados; ayudó a falsificar bonos de la Unión, a sacar dinero de la Confederación, y a pasar medicamentos de contrabando.
Su última contribución fue viajar como mensajera a Europa, de donde regresó el mismo día en que el general Lee firmaba la rendición del sur.
Después de la guerra, la habanera Loreta Janeta Velásquez se dedicó a ayudar a ex confederados a emigrar a Venezuela.
Durante una visita suya a Nueva Orleáns, el 29 de marzo de 1866, --tendría entonces 24 años-- el diario The Daily True Delta publicó esta nota:
"Nos honró esta mañana con su visita el teniente. H.T. Buford, del Ejército de los Estados Confederados, nombre bajo el cual realizó algunos actos audaces en la última guerra. Por supuesto, esta valiente soldado ha dejado la indumentaria militar con que prestó excelentes servicios al Sur, y ahora aparece ataviada como la cumplida dama que, incuestionablemente, es".
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