Rosaly González salió a batear de emergente en el octavo inning y luego jugó a la defensiva en primera base en el partido en que Jatibonico perdió 11-1 ante Trinidad.
Su debut se produce en medio de un debate mundial sobre la integración de géneros en una misma disciplina deportiva.
La noticia, recogida por el sitio especializado Dporto Sports, no detalla qué hizo la mujer en su único turno al bate, mientras que el oficialista periódico provincial Escambray no hace alusión alguna al hecho.
El periodista de Radio Sancti Spíritus, Maikel Martín Gallego, escribió sobre el partido disputado el domingo: "Se enfrentaban Jatibonico y Trinidad en el estadio Rolando Rodríguez trinitario. Principio del 8vo capítulo, situaron de emergente a Rosaly González Rodríguez. Finalmente se ponchó. Llegó a estar en la cuenta pareja de (2 y 2); incluso conectó de foul atrás. Posteriormente salió a defender en 1ra base".
Lo de Rosaly González, si bien es raro, no es nuevo en Cuba, donde existen precedentes desde el siglo pasado de mujeres que jugaban a la par en equipos de hombres
Quizás el caso más notorio fue el de Eulalia González, conocida por el apodo de Viyaya, quien en la década de 1940 se hizo célebre como primera base, dueña de una inusual fortaleza física, no admitía que la trataran con inferioridad por su sexo.
Desde finales del siglo XIX, la mujer cubana mostró interés en el béisbol, deporte que ayudó a conformar la identidad nacional.
En 1900, durante la intervención militar de Estados Unidos que puso fin al dominio español sobre la isla, se formó en la ciudad de Cienfuegos el primer equipo femenino del cual se tenga noticia en Cuba.
Sus integrantes vivían en el aristocrático barrio de Punta Gorda y se nombraban Isabel Castaño, Carolina Villapol, Olimpia Trujillo, Adelina Vilaseca, las hermanas Nicolasa, Rosalía, Carmen y María Teresa Entenza, y las gemelas Angelita e Isabel Trápaga.
Casi medio siglo después, el 19 de septiembre de 1947, se creó la Organización Deportiva de Béisbol Femenino de la República de Cuba, impulsada por la liga profesional de mujeres que se desarrolló en Estados Unidos, cuando muchos peloteros de las Mayores fueron a pelear a la II Guerra Mundial.
Algunas jugadoras cubanas, como Isora del Castillo, llegaron a jugar en la liga femenina estadounidense, mientras que otras integraron un equipo llamado “Las Aguilas” y jugaron en La Tropical, el Gran Stadium del Cerro y en numerosas localidades de provincias.
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