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Timochenko, la conexión cubana y otras obvias nebulosas


El nuevo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, presenta una oportunidad perfecta para que Colombia tenga que deberle un nuevo favor al Padrino de todos ellos, el “buena gente” de Fidel Castro...

Cuando yo estudiaba periodismo en la Universidad de la Habana teníamos un condiscípulo chileno al que llamábamos Oscar El Mapocho. Había salido huyendo de Pinochet, pero un día supimos que iba a regresar a Chile, aunque no había terminado la carrera, y Pinochet seguía allí.

Supongo que El Mapocho, como muchos otros ultraizquierdistas latinoamericanos, estudiaba alguna carrera en Cuba mientras recibía entrenamiento político y militar, la verdadera razón de su estancia en la isla. Son conocidos los Puntos de Entrenamiento de Tropas Irregulares por donde pasaron macheteros boricuas; montoneros y ERP argentinos; tupamaros uruguayos; el MIR de Chile;, elenos y farianos de Colombia; y hasta el zapatista Marcos, que por algo se hace llamar “el subcomandante”.

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Ahora que Rodrigo Londoño, alias Timochenko, es el nuevo jefe de las FARC, se han publicado nuevos datos sobre él y resulta que tiene una conexión cubana. Por ser miembro de la juventud del Partido Comunista de Colombia, pudo estudiar medicina y la especialidad de cardiología en la universidad internacional Patricio Lumumba de Moscú. Luego resulta que estuvo en Cuba, donde se dice que estudió criocirugía. Esta es la técnica médica de eliminar por congelación tumores malignos y otros tejidos patológicos, pero que yo sepa, no tiene aplicación en la cirugía cardiovascular.

Timochenko, que tomó su alias de un famoso general soviético ascendido a mariscal por su amigo Stalin, habría recibido después entrenamiento militar en la antigua Yugoslavia.

Como soy medio colombiano por parte de mi esposa, me ha intrigado siempre la conexión nebulosa de los últimos años entre el gobierno cubano y las FARC. No hace mucho, medios internacionales señalaban citando a fuentes diplomáticas estadounidenses que las FARC es uno de los grupos que disfruta en La Habana de descanso, recreación y servicios médicos, y que el PC cubano tiene estrechas relaciones con su brazo político el PC colombiano. Todo lo cual le da a los Castro cierta palanca con el grupo narcoterrorista.

Al mayor de ellos, quien se estrenó como revoltoso durante el Bogotazo, le encanta “mediar” en los asuntos de Colombia. Primero les echa los perros a los neogranadinos y después posa para las cámaras mientras recoge la correa. Una de sus últimas “mediaciones” fue en 2005 cuando la contrainteligencia colombiana consiguió que le llevaran a Cúcuta al “canciller” de las FARC Rodrigo Granda, quien vivía como Carmelina en Caracas, y a Chávez se le hincharon las venas del cuello.

(Antes medió en el secuestro del hermano del presidente César Gaviria por un grupo llamado Jorge Eliécer Gaytán, y según reveló hace poco en un nuevo libro la hermana del narcotraficante Pablo Escobar, Alba Marina, también convenció al narcotraficante para que no asesinara al presidente Belisario Betancourt, de quien se había desencantado).

Colombia rompió relaciones con Cuba dos veces debido a la intromisión del Departamento América del Comité Central cubano en el conflicto armado colombiano, que ha sido detallada por participantes como Jorge Massetti (El furor y el delirio) e historiadores como Juan Benemelis (Las guerras secretas de Fidel Castro). Desde fines de los 80 ese apoyo ha sido más velado, pero abundan indicios de que no ha desaparecido. Veamos algunos ejemplos.

En junio del 2001 es arrestado el cubano Miguel Mariano Ramos, ex miembro de Sendero Luminoso en Perú. Tras fugarse de una cárcel de Lima, fue capturado en Colombia, acusado de ser instructor de explosivos de las FARC.

En febrero de 2008 es detenido el optometrista cubano Emilio Muñoz Franco por proveer material clínico a las FARC, incluidos espejuelos y los medicamentos para la diabetes del Mono Jojoy. Según El Tiempo de Bogotá, Muñoz Franco habría organizado una especie de 'pasantía' con estudiantes cubanos de medicina en campamentos de las FARC. Sin embargo sus vecinos de Palmira, en el departamento del Valle, nunca le conocieron un escándalo.

Y en marzo del 2008 la inteligencia colombiana detectó la presencia de un cubano nacionalizado mexicano, Mario Dagoberto Díaz Orgaz, cerca del hospital de Quito adonde fueron atendidas las mexicanas que sobrevivieron al ataque colombiano contra el campamento en Ecuador del segundo de las FARC, Raúl Reyes. Díaz Orgaz era el presunto recaudador de fondos de las FARC en México.

Operadores de la inteligencia castrista han estado siempre presentes del lado de los grupos armados ilegales del conflicto colombiano. Como José Arbesú, el enlace de Fidel Castro con Manuel Marulanda según el libro de Castro La Paz en Colombia. En el lanzamiento del libro en noviembre del 2008, Arbesú comentó que las relaciones de Cuba con el sucesor de Marulanda, el recién finado Alfonso Cano, no siempre fueron amables.

Ahora 'Timochenko', otro radical, según define El Tiempo, se ha hecho con la jefatura de las FARC. Tipo de línea dura, muy bien conectado con funcionarios chavistas, ha pasado los últimos años en la frontera con Venezuela, lo que va a dificultar el trabajo de la fuerza pública colombiana, que ya le declaró objetivo prioritario.

Señala El Tiempo que se le atribuyen unos 50 fusilamientos de guerrilleros en consejos de guerra. Por él, el Gobierno colombiano ofrece 5 millones de dólares, y el de Estados Unidos lo incluyó en sus listas de terroristas y narcotraficantes extranjeros significativos. En la última figura junto a su compañero en la línea dura, el dado de baja Jorge Briceño, o Mono Jojoy, y con sus enemigos jurados de las Autodefensas Unidas de Colombia Salvatore Mancuso y los hermanos Castaño Gil. Se cree que su radicalismo proviene de esa enconada y sangrienta pugna.

En su contra –agrega El Tiempo-- pesan 81 órdenes de captura por secuestro, homicidio, terrorismo, rebelión y desplazamiento, y su nombre aparece en Interpol con circular roja. Dentro de las FARC 'Timochenko' es conocido como el jefe de la Contrainteligencia, y es quien negocia con traficantes de armas y de drogas.

Con sus credenciales y su férrea oposición a una solución política (como su protector, Marulanda, y como Briceño), Londoño presenta una oportunidad perfecta para que Colombia tenga que deberle un nuevo favor al Padrino de todos ellos, el “buena gente” de Fidel Castro. Si no es que antes despega por ahí algún avión cargado de misiles con las coordenadas exactas de alias Timochenko.

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