La Jiribilla, revista oficialista dedicada principalmente a temas de cultura cubana, encargó y publicó una larga diatriba contra la reconocida artista Tania Bruguera, a la que acusa de usar una fachada artística para sus intereses políticos y le cuestiona el carácter legal de sus acciones artísticas.
Para la arremetida contra Bruguera -La Habana, 1968- la publicación del Ministerio de Cultura usa al escritor Antonio Rodríguez Salvador, un poeta y narrador con una decena de libros en editoriales de provincia y que ha publicado en La Jiribilla (LJ) una serie de artículos sobre Venezuela, Fidel Castro y el Che Guevara.
Para acusar a Bruguera hasta de usar su licencia de cuentapropista para recaudar fondos en el exterior, LJ, se remonta a eventos de 2009 y llega a hasta las últimas acciones y talleres docentes, sin mencionar un solo arresto policial, amenazas de encarcelamiento o el uso de la Seguridad del Estado para intimidar a los que colaboren con la artista que recibió la prestigiosa Beca de la fundación Guggenheim en 1998.
Rodríguez Salvador comienza su andanada calificando de acción delictiva el performance de 2009 en Colombia, cuando Bruguera ofreció cocaína a los presentes y donde usó como representantes del conflicto a un exparamilitar, un exguerrillero y una desplazada. Hasta ahora el gobierno del país latinoamericano no ha impugnado de manera legal a Bruguera: La Jiribilla lo pide a gritos ahora.
En entrevista con Martí Noticias Bruguera aseguró que se siente sorprendida “como ellos dicen que yo no soy artista, todo eso me sorprendió.
En el artículo Rodríguez deja entrever que con el performance de Tania “dejaría de existir la cocaína”. Bruguera responde hoy que son de declaraciones que ella nunca ha hecho: “me parece increíble cómo dicen tantas mentiras de una manera desvergonzada” y afirma que nunca buscó ese objetivo con aquella acción.
“Jamás yo, una artista, diría que una artista podría cambiar el problema de un país, son declaraciones que nunca he hecho”, expresó Bruguera.
Cuando el entonces presidente Barack Obama y el general Raúl Castro anunciaron el inicio de conversaciones entre La Habana y Washington el 17 de diciembre de 2014, Bruguera lanzó su performance El Susurro de Tatlin No.6.
Consistió en poner un micrófono en la Plaza Cívica (Plaza de la Revolución) y que los cubanos también opinaran sobre la realidad de la isla. Bruguera fue arrestada dos veces y decenas de opositores y artistas que participarían fueron detenidos y golpeados por fuerzas de la Seguridad. El performance no tuvo lugar.
Sobre el hecho de abortar esta versión de El Susurro… nada dice La Jiribilla, solo cuestiona su carácter conceptual y su espontaneidad.
Como Bruguera se negó a aceptar las leoninas propuestas del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP), aquí vuelve el articulista sobre el carácter político de la acción –como si el arte político acabara de nacer en La Habana de la misma autoría de la hoy hostigada artista.
La Jiribilla intenta ocultar los entuertos por los que debe de pasar un cubano para obtener una licencia para trabajar de manera independiente. Bruguera obtuvo el suyo en 2015 bajo el rubro de repasadora “¿Para qué una artista de ese nivel necesitaría tal clase de permiso?”, se pregunta el inquisidor sabiendo dónde están las respuestas.
Bruguera dijo a Martí Noticias “nadie ha dicho que los repasadores son para primaria y secundaria, eso es algo que inventó ese señor, que no fue a investigar”.
Agobiada por la persecución policial, habiendo renunciado a su membresía en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y con todos los caminos cerrados a cualquier ayuda institucional Bruguera creó el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) y lanzó una campaña de recaudación de fondos a través de la plataforma Kickstarter.
Entonces La Jiribilla vuelve sobre los 100 mil dólares recaudados por la artista y la supuesta contradicción entre el cobro del monto, el embargo estadounidense a Cuba y su ciudadanía cubana… pero siquiera menciona que Bruguera es residente en Estados Unidos desde hace varios años.
El pasado 28 de diciembre Tania Bruguera fue citada para una estación policial en La Habana para volver a recibir reprimendas porque el INSTAR “no tiene un marco legal… que yo estaba trayendo gente a Cuba con una visa de turista”. Una referencia clara a la invitación al II Taller del instituto del artista estadounidense Gregory Sholette y la curadora bielorrusa Olga Kopenkina.
Este jueves 4 de diciembre comenzó el III taller de INSTAR, en el que participan una curadora y un teórico foráneos, con el tema Cómo prepararse para lo impredecible y sobre el cual Bruguera prometió publicar los detalles próximamente en las redes sociales.
“El instituto va a existir, se va a hacer y cada mes vamos a hacer nuestro taller”, concluyó la artista.
Tania Bruguera, La Habana 1968, es graduada del Instituto Superior de Arte (ISA) en la capital cubana y del Art Institute of Chicago (1999-2001). Ha recibido la Beca de la Guggenheim Foundation en Arte para América Latina y el Caribe en 1998 y en 2015 recibió el prestigioso Premio Herp Alpert Foundation, en California.
La Jiribilla no dice absolutamente nada de la "advertencia oficial" y del arresto de Bruguera el mismo 20 de diciembre cuando intentaba asistir a la puesta en escena de una obra del joven dramaturgo Adonis Milán en casa de la artista Lía Villares. En su portada exhiben hoy un dossier titulado “59 líneas para ella. La revolución en nosotros”.