Tras dos semanas en huelga de hambre en la prisión de Quivicán exigiendo su liberación, el prisionero político del 11J Juan Enrique Pérez Sánchez abandonó la protesta ante el deterioro que ya presentaba su estado de salud.
Su esposa, Dayana Aranda Batista, dijo a Radio Martí que este martes se presentaría en el penal para intentar verlo.
“Él me llamó ahora mismo, se desplantó desde el sábado. Me acaba de llamar porque le dieron una llamada para que hablara conmigo dos minutos”, relató Aranda Batista, quien agregó que su esposo “está muy débil, casi yo no podía oír lo que él hablaba porque hablaba muy bajito, y lo sentí con falta de aire”.
“Poco a poco está tomando refresco porque no le están dando atención médica de ningún tipo; solamente lo sacaron de donde lo tenían metido en la celda de castigo y lo metieron en el Destacamento 4, junto con todas esas personas”, denunció la mujer.
Pérez Sánchez le comunicó a su esposa haber sido trasladado al “Destacamento 4”, que, según explicó Dayana Aranda, “es un destacamento en el que están las personas que están pendientes a juicio, y personas a las que ya les han hecho juicio y les piden, incluso, 25 y 30 años. Ahí hay asesinos, unas cuantas personas que están ahí por asesinato también, en el mismo destacamento que lo metieron a él”.
En opinión de Aranda Batista, a su esposo debieran mantenerlo aislado porque “en las condiciones en las que él se encuentra, tampoco puede estar ahí, tienen que tenerlo en una ‘cosa’ médica donde lo estén evaluando a cada rato, porque él salió de un plante el sábado, todavía está super débil”, alegó.
Juan Enrique Pérez Sánchez ya fue sentenciado a 8 años de prisión por su participación en las protestas populares del 11 J en el poblado de San Antonio de las Vegas, en el municipio de San José de las Lajas, provincia de Mayabeque, y se declaró en huelga de hambre en reclamo de su libertad, por considerar que fue injustamente sancionado.
(Con reporte de Tomás Cardoso para Radio Martí)