El disidente Jorge Corrales, recientemente dado de alta, denunció las “pésimas” condiciones higiénico-sanitarias que viven los enfermos de dengue y cólera en el Hospital Provincial de Guantánamo “Doctor Agustino Neto”.
Corrales, enfermo de dengue, dijo en entrevista en el programa Cuba al día, de Radio Martí, que ingresados junto a él en sala 5C, había cerca de 200 pacientes, cuyas camas estaban ubicadas incluso en los pasillos y el comedor.
Los pacientes, hombres y mujeres adultos de todas las edades, permanecen desde su ingreso bajo un mosquitero y se les suministra varias veces al día el suplemento alimenticio nutrifor, sales de rehidratación, dipirona para los dolores corporales y sueros, en caso de ser necesarios.
Además de la mala calidad de la alimentación, el activista insistió en la carencia de todo tipo de recursos de ese centro hospitalario: “Me pasé un día entero sin tomar agua porque no había vasos; a mi esposa se le olvidó echarme uno en la jabita.”
Agregó que tanto el personal de salud como los pacientes aseguran la existencia de casos de cólera en ese hospital.
El paso del huracán Sandy empeoró las condiciones de vida de la población, más propensa ahora a adquirir enfermedades. Las calles están obstruidas por árboles caídos y escombros de las casas dañadas. Las lluvias son insistentes y el agua potable es escasa.
Hasta el momento de la entrevista no se avistaban brigadas de la Defensa Civil en labores de higienización de la ciudad, aseguró Corrales, ni se habían dispuesto pipas de agua. Solamente algunos comercios recaudadores de divisas han abierto esporádicamente y la venta de alimentos es escasa.
Como medida preventiva para la proliferación de enfermedades, debido a las aguas revueltas, ha continuado la venta de hipoclorito de sodio para el tratamiento del agua, pero en opinión del entrevistado esta acción no será suficiente.
Corrales, enfermo de dengue, dijo en entrevista en el programa Cuba al día, de Radio Martí, que ingresados junto a él en sala 5C, había cerca de 200 pacientes, cuyas camas estaban ubicadas incluso en los pasillos y el comedor.
Los pacientes, hombres y mujeres adultos de todas las edades, permanecen desde su ingreso bajo un mosquitero y se les suministra varias veces al día el suplemento alimenticio nutrifor, sales de rehidratación, dipirona para los dolores corporales y sueros, en caso de ser necesarios.
Además de la mala calidad de la alimentación, el activista insistió en la carencia de todo tipo de recursos de ese centro hospitalario: “Me pasé un día entero sin tomar agua porque no había vasos; a mi esposa se le olvidó echarme uno en la jabita.”
Agregó que tanto el personal de salud como los pacientes aseguran la existencia de casos de cólera en ese hospital.
El paso del huracán Sandy empeoró las condiciones de vida de la población, más propensa ahora a adquirir enfermedades. Las calles están obstruidas por árboles caídos y escombros de las casas dañadas. Las lluvias son insistentes y el agua potable es escasa.
Hasta el momento de la entrevista no se avistaban brigadas de la Defensa Civil en labores de higienización de la ciudad, aseguró Corrales, ni se habían dispuesto pipas de agua. Solamente algunos comercios recaudadores de divisas han abierto esporádicamente y la venta de alimentos es escasa.
Como medida preventiva para la proliferación de enfermedades, debido a las aguas revueltas, ha continuado la venta de hipoclorito de sodio para el tratamiento del agua, pero en opinión del entrevistado esta acción no será suficiente.