El reportero de Cubanet, Orelvis Cabrera Sotolongo, denunció que, debido a las coacciones de la policía política se vio obligado a salir de Cuba y viajar a Rusia, el primer país que le dio autorización para entrar en su territorio.
“Tuve que abandonar el país por presiones de la Seguridad del Estado. Todo el tiempo amenazándome a mí y a mi familia con aplicarnos prisión”, dijo el periodista a Radio Televisión Martí.
Cabrera Sotolongo, quien vivía en Cárdenas, Matanzas, estuvo 37 días encarcelado por asistir a las manifestaciones del 11 de julio en su localidad. El 17 de agosto la Fiscalía le cambió su medida cautelar de prisión preventiva a reclusión domiciliaria. Posteriormente fue liberado con multas por “propagación de epidemia” y “desórdenes públicos”.
“A partir de ahí, cuando vino el 15 de noviembre, yo fui citado al Cuartel General de la Seguridad del Estado en Operaciones en la ciudad cabecera, y allí me presentaron un expediente donde tenían varias causas que me iban a aplicar, si yo seguía haciendo periodismo independiente”, dijo.
“Invalidaron mi título universitario. Uno de los represores que me entrevistó me dijo que todos mis títulos eran falsos y que él me retaba que yo presentara mi título de Comunicación Social que ellos me iban a demostrar que era falso y me acusarían por falsificación de documentos”, afirmó.
“Me amenazaron con que me iban a acusar por ‘corrupción ideológica de menores’ por un video que hice hablando sobre el ferrocarril en Cuba y una menor de edad dio su testimonio; también por ‘usurpación de funciones’ porque no tengo una credencial que me acredita como periodista”, explicó.
Asimismo fue informado que sería puesto en la lista de cubanos con restricción de salida de la Isla, los comúnmente denominados “regulados”.
El comunicador salió de Cuba en compañía de su cuñado Yunior Luis Pino Pérez, quien era panelista del podcast La Gusanera, que escribía y conducía Cabrera Sotolongo.
La Gusanera analiza en cada emisión las principales noticias generadas en el territorio nacional y entrevista a activistas, periodistas y artistas.
“Lo más importante de todo esto”, agregó, “es que estoy haciendo un llamado para que alguna organización pueda prestarnos una ayuda porque estamos en Rusia, que es un país que no es el idóneo para estar una persona que haya hecho activismo y periodismo independiente en contra de la dictadura cubana. Estamos atrapados aquí con una estadía legal de tres meses y viviendo otra dictadura. Además, el gobierno ruso y el gobierno cubano son íntimos amigos y mi vida sigue peligrando”.