El cubano Pedro Pablo Pichardo se llevó la medalla de plata de triple salto por segundo Mundial consecutivo, este jueves en Pekín, donde quedó decepcionado tras perder el esperado duelo con el estadounidense Christian Taylor, que llegó a 18,21 metros, acercándose al récord del mundo.
Taylor firmó la segunda mejor marca de la historia y quedó a sólo ocho centímetros del mítico 18,29 al que llegó el británico Jonathan Edwards en 1995.
Pichardo fue plata, con 17,73 metros, mientras que el bronce fue para el portugués Nelson Evora (17,52).
"Él estuvo muy bien. Era el día de él, lo hizo muy bien y, claro, lógicamente salió lo que salió. Yo estuve muy mal", declaró Pichardo tras su plata, con gesto serio y muy descontento con la marca conseguida.
"No tenía ningún tipo de presión. Yo estaba enfocado y concentrado, no tenía presión. Lo que más me afectó es sentir que no estaba bien, no tenía de dónde sacar. En un Mundial, esta marca para mí no es muy buena", reconoció, crítico con su desempeño en el 'Nido de Pájaro' de Pekín.
Pese a que no ocultó su decepción por no haber logrado el título y por la distancia alcanzada, quiso también hacer un balance positivo por conseguir otra medalla para su país.
"La plata sabe buena. Es una medalla buena e importante. No estoy satisfecho con la marca, pero estoy contento con la medalla", aseguró.
Todo estaba servido para un pulso Pichardo-Taylor, los hombres que se habían repartido las mejores marcas de la temporada y el cubano llegaba como favorito con un 18,08 metros, conseguido a finales de mayo en La Habana.
Esa marca le colocaba como el tercer hombre que más lejos había llegado, pero ahora Taylor le adelantó y el santiaguero de 22 años es el cuarto mejor de la historia, aunque con el orgullo herido y con ganas de tomarse la revancha, algo para lo que tendrá seguramente tiempo por su juventud.
Pichardo fue en cabeza de la final en los tres primeros saltos. Primero saltó 17,52 metros, luego bajó a 17,44 y en el tercero elevó a 17,60 metros.
Taylor también llegó a 17,60 metros en el tercero intento, pero el oro seguía siendo provisionalmente para el caribeño.
Todo cambió en el cuarto intento, cuando Taylor saltó 17,68 metros y se puso primero, lo que añadió más presión al cubano, que saltaba a continuación y llegó apenas a 17,33 metros.
En el quinto salto, la jerarquía no se movió: 17,22 para Taylor y 17,52 para Pichardo, con lo que las posiciones llegaron inalterables al sexto y último salto.
Allí Taylor asombró a todos con un estratosférico 18,21 metros, aumentando en 15 centímetros con respecto a su mejor marca de lo que iba de año (18,06).
Pichardo, con una plusmarca personal de 18,08, tenía entonces el oro muy lejos y buscó un último salto épico, que fue el mejor de su competencia (17,73), pero que se quedó corto para sus expectativas.
"Ahora no sabría explicar qué me pasó. Es algo técnico. Yo trabajé muy bien, no sé qué habrá pasado. Ayer en la clasificación me sentía bien. Fue una motivación su último salto, salí a buscarlo, para ver si podía acercarme", explicó.
Con esta plata, Cuba no pudo encadenar tres días consecutivos con oros mundiales, después de los títulos en los días anteriores de Denia Caballero en lanzamiento de disco y Yarisley Silva en el salto con garrocha.
El oro de Pichardo era uno de los más esperados y la plata permite a los cubanos seguir sumando en el medallero, pero con un sabor agridulce.
Pichardo, campeón mundial júnior en 2012, no ha tenido la misma suerte en categoria absoluta.
En el Mundial de Moscú-2013 fue también segundo, entonces superado por el francés Teddy Tamgho, y en el Mundial bajo techo de Sopot-2014 tuvo que conformarse con la medalla de bronce.
La revancha tiene lugar y fecha: los Juegos Olímpicos de Rio en 2016, para un previsible segundo 'round' de la 'pelea del siglo' del triple salto contra un Taylor que también querrá seguir explorando sus límites.