El excapitán del equipo de voleibol de Cuba, Rolando Cepeda Abreu, quien cumplió cárcel en Finlandia, por la violación sexual de una mujer en 2016, en un hotel donde se alojaba el equipo cubano, está libre y recibe un trato de rey en la isla.
Según Play-Off Magazine, "elexjugador es visitante VIP del Nacional de Voleibol que se juega por estos días en la Sala Yara del Yayabo (…) y ningún medio ha mencionado que el espirituano recorre las calles de su ciudad natal".
Agrega la fuente que a Cepeda lo "reciben con abrazos y júbilo, el público y excolegas. Ahora él mira a los toros desde las gradas, en los puestos reservados a las glorias deportivas y autoridades políticas".
En su momento, un tribunal de apelación de Turku (Finlandia) rebajó las penas impuestas por el delito de violación a cuatro jugadores cubanos de voleibol, y exoneró a un quinto.
Luis Tomás Sosa Sierra fue absuelto, mientras Abraham Alfonso cumplía 1 año y tres meses en vez de cinco años. Rolando Cepeda, 2 años y medio en lugar de cinco; Ricardo Calvo Manzano, 3 años y medio; y Osmany Uriarte, cuatro años tras las rejas.
La violación sexual de la mujer finlandesa ocurrió el 2 de julio de 2016 en un céntrico hotel de Tampere, donde se alojaba el equipo nacional cubano de voleibol que iba a disputar tres partidos de la Liga Mundial.
Esa noche, Osmany Uriarte Mestre conoció a una mujer en un club nocturno cercano al hotel y la llevó a su habitación, donde mantuvieron relaciones sexuales consentidas.
Según la sentencia, Uriarte avisó a sus compañeros para que fueran a su habitación, donde abusaron sexualmente de la mujer durante varias horas e incluso grabaron la violación con un teléfono móvil.
Casi seis meses después de la sentencia, el diario italiano "Gazetta dello Sport" entrevistó a Cepeda y a los otros deportistas cubanos condenados.
Cepeda dijo al periódico que se reprochaba haber tirado por la borda, "por una ligereza absurda", la clasificación de Cuba a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Además, que el proceso contra ellos transcurrió en un ambiente hostil, prejuiciado por su raza, su condición de deportistas y de cubanos.
Señaló también que ya había gastado todo el dinero que ganó jugando en la Liga Griega; que su familia viajaba hasta Moscú para poder verlo por Skype, porque no hay Skype en Cuba; que todo su día solo valía una hora ─desde las 12 del mediodía hasta la 1 de la tarde─ cuando podía cocinar comida cubana.