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Con renta de autos el Estado cubano hace “el negocio del embudo”


Autos Hyundai rentados por Cubacar en Camagüey
Autos Hyundai rentados por Cubacar en Camagüey

Les saca once veces lo que paga por ellos, y sin embargo enreda a los usuarios en una madeja de inconveniencias que les empuja a no regresar, dice en el portal Havana Times el periodista cubano-uruguayo Fernando Ravsberg

El periodista Fernando Ravsberg analiza en el portal de asuntos cubanos Havana Times como con el alquiler de autos el Estado cubano hace un negocio sumamente lucrativo, pero deja a los clientes sin ganas de repetir.

“Las agencias compran un automóvil en US $8000, lo rentan durante dos años ganando unos US $50 mil y luego lo venden en el mercado nacional a US $40 mil. La contratación de 1000 carros deja cada 24 meses más de US $80 millones. Y sospecho que en el país hay muchos más de mil”, dice Ravsberg.

Destaca que las ganancias que deja la renta de autos lleva a “algunos cubanos con recursos” a comprar automóviles usados como los Kia Picanto o Hyunday Atos por US$40 mil para ponerlos “a trabajar clandestinamente en la renta a turistas”.

Sin embargo, apunta el periodista cubano-uruguayo que “alquilar por medio de las empresas del Estado resulta un verdadero dolor de cabeza”, entre decenas de directrices diferentes, descoordinación, robos de gasolina, autos en pésimo estado técnico y mal servicio ante roturas.

El autor relata una odisea personal relacionada con el alquiler de autos en la isla que incluyó:

● Obligación de reservarlo desde el extranjero.

● Imposibilidad de hacer un contrato de más de 15 días (para rentar por un mes hay que hacer dos).

● Cuatro horas de espera para recibir el vehículo.

● El auto, en lamentable estado técnico, se descompuso y no pudo ser reparado por el servicio de carreteras.

● Obligación de permanecer junto a un auto roto hasta que llegue la grúa.

● “Multa” de cinco litros de gasolina, faltantes en los cuatro autos que rentó, y que probablemente fueron a engordar la billetera de algunos empleados.

Ravsberg recuerda que los turistas van a Cuba a descansar, nadie quiere trámites interminables ni custodiar durante horas un vehículo roto esperando la grúa. Y señala que en este caso no se trata del “bloqueo” (embargo) de los EE.UU. ni el de la burocracia interna, “sino del que hacemos nosotros mismos, matando la gallina de los huevos de oro, haciendo un pésimo trabajo, generando malestar y empujando al turista a no regresar a Cuba”.

El turismo, tercera entrada de divisas de Cuba después de la exportación de servicios profesionales y las remesas familiares, es una de las pocas ramas que ha mantenido cifras positivas desde que la economía cubana se contrajo en 2016.

Sin embargo, como ha señalado el economista oficialista Juan Triana, en medio del boom turístico que siguió al deshielo con Estados Unidos, la infraestructura (aeropuertos, carreteras, servicios de transporte de todo tipo, escasez de autos para alquilar, dificultades para conectarse con internet , etcétera) en general no se corresponde con la expansión turística que se desea, y está muy alejada de la calidad de este servicio en otros países del área.

(Reseñado por Rolando Cartaya, de un reportaje de Havana Times)
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