La predicción de la expansión de epidemias como el ébola en África tiene aliados como la tecnología y las redes sociales, que permiten el análisis de palabras claves en Internet tipo "fiebre" para monitorear enfermedades o el seguimiento de llamadas telefónicas para detectar traslados a hospitales.
Las tecnologías, junto con el análisis de cantidades de datos en blogs, webs, tuits o redes sociales sanitarias y de expertos, que son todo un filón de información en expansión, están revolucionando las estadística y la forma de hacer predicciones científicas.
"Cuanta más información, mejores predicciones, es decir, con mucha mayor celeridad y calidad", aseguró en una entrevista con EFE la catedrática Rosa Elvira Lillo Rodríguez, del Departamento de Estadística de la Universidad Carlos III de Madrid.
La catedrática se refirió al potencial de herramientas en funcionamiento como Health Map, una aplicación desarrollada por epidemiólogos y expertos de software en el Hospital Infantil de Boston (EEUU), que monitorea información digital y contribuye en la vigilancia y detección de "amenazas" sanitarias públicas.
Esta herramienta, ya popular para el seguimiento de otras epidemias, utiliza algoritmos para recorrer redes sociales, webs de noticias locales, prensa en internet, blogs, sitios gubernamentales, información compartida en redes sociales médicas y otras fuentes, con el fin de rastrear posibles brotes de enfermedades.
Con miles y miles de datos, además de una serie de algoritmos, la aplicación detectó hace unos meses que una misteriosa fiebre hemorrágica se esparcía por África, y además lo hizo nueve días antes que lo anunciara la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La experta explicó que este tipo de herramientas aplican "procesos estocásticos", que son los que buscan "patrones matemáticos para modelizar el azar con parámetros calculados mediante datos de distintas fuentes de información".
Pese a que los sistemas sanitarios en África son muy débiles, sin apenas infraestructuras, los teléfonos móviles proliferan sin parar, especialmente en las ciudades, lo que podría aprovecharse para establecer nuevas estrategias en la lucha contra enfermedades.