Como de costumbre, el activista cubano Ramón Saúl Sánchez despertó este viernes bien temprano y se fue por una taza de café al restaurante Versailles, en la legendaria calle 8 de Miami.
Sin embargo, no es un día cualquiera, porque para el líder del Movimiento Democracia acabó la incertidumbre, la agonía de esperar el dictamen judicial del gobierno de Estados Unidos que pedía su deportación.
“Hoy desperté sin la espada de Damocles sobre mi cabeza de una posible deportación y las felicitaciones de cientos de personas que, con alegría desbordada, me han deseado buen día”, dijo Ramón Saúl Sánchez sosteniendo una taza de café y rodeado de gente de pueblo que lo saludaban y abrazaban jubilosamente.
El activista, que ha vivido en Estados Unidos por 56 años, compareció este jueves ante un juez de inmigración que suspendió su deportación, un acto que pedía el Ministerio Fiscal, según consta en un documento de 17 páginas presentado en los tribunales.
“Fueron más de tres horas intensas, pero también muy conmovedoras, un proceso que materializó lo que había esperado por 21 años, la oportunidad de defenderme, mereció la pena”, comentó Sánchez, que calificó la labor del magistrado de imparcial y profesional, al tiempo que elogió el comportamiento del fiscal que, aunque acusador, actuó con respeto.
El juez José Rivera, fundamentó su dictamen en la Convención Internacional sobre Protección contra la Tortura, adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1984. Sin embargo, no aceptó la moción de asilo político presentada por la defensa.
En sus conclusiones, el magistrado Rivera dijo que había sido el caso mejor preparado que había litigado en el transcurso de su carrera, y de ello hay que dar crédito al equipo de abogados encabezado por el experimentado Willy Allen, quien contó con la colaboración de otros letrados no menos prominentes como Kendall Koffy, Laura Jiménez, Luis Fernández y Ben Kueny.
Todos prestaron sus servicios de manera gratuita.
“Salió como esperaba, Saúl testificó como tenía que hacerlo. Además, tuvimos buen juez, buen fiscal, buen día”, comentó a la salida del tribunal el doctor Allen.
Las autoridades de inmigración de EEUU habían negado a Sánchez la residencia en dos ocasiones, decisión que basaron en su activismo desde los años de la década de 1970, y que consideraron como acciones de confrontación" contra EEUU.
Bajo la dirección de Saúl Sánchez, el Movimiento Democracia, ha realizado más de 20 flotillas hasta el límite de las aguas internacionales con las jurisdiccionales de Cuba en apoyo a los cubanos de la isla.
Asimismo, Sánchez, en cinco ocasiones, se declaró en huelga de hambre como protesta a maltratos a migrantes cubanos y de otras nacionalidades o para llamar la atención en contra de las deportaciones.
Sánchez llegó a EEUU en 1967, con 12 años. Siendo adolescente se vinculó a la lucha contra la dictadura de Fidel Castro con el grupo Alpha 66.
Entre 1982 y 1986 cumplió prisión por negarse a declarar ante un gran jurado en un caso que investigaba a la organización Omega 7, que supuestamente gestaba un atentado a Castro en 1979 en Nueva York.
El cubano de 68 años nacido en Colón, Matanzas, puede en lo adelante continuar el trámite de cara a la residencia permanente en el país.
“Le di mi palabra al juez y al fiscal de que no se iban a arrepentir de haber tomado esa decisión", indicó Sánchez.
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