Ante un espectáculo triunfal de buques y aviones de guerra en desfile, el presidente Vladimir Putin proclamó el regreso de Crimea a la soberanía rusa como un acto de "justicia histórica" ante una multitud jubilosa que festejaba la fecha patria de más importancia para los corazones rusos.
En cambio, tanto Ucrania como la OTAN criticaron duramente la primera visita de Putin a la península ucraniana sobre el Mar negro desde su anexión en marzo, que según ambos pisotea la soberanía ucraniana y el derecho internacional.
Hacia el este, al menos tres personas murieron y un cuartel policial quedó envuelto en llamas en un cruento enfrentamiento entre fuerzas del gobierno ucraniano y rebeldes prorrusos. El gobierno dijo que murió una veintena de personas, entre ellas un policía.
La presencia de Putin en dos actos por el Día de la Victoria, con un alarde de poderío militar en el desfile anual en la Plaza Roja de Moscú y otro en el puerto de Sebastopol, fue sal en las heridas del gobierno interino en Kiev, al que jamás mencionó.
El Día de la Victoria es el festejo secular más importante de Rusia y un elemento crucial de su identidad nacional, al rendir homenaje a las fuerzas armadas y los millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, las relaciones entre Rusia y Occidente sufren la crisis más grave desde la Guerra Fría.
Decenas de miles atestaron el puerto para contemplar el extravagante ingreso del mandatario ruso. A bordo de un bote, Putin navegó frente a una hilera de naves rusas del Mar Negro ancladas en la bahía de Sebastopol y saludó a los tripulantes. Setenta aviones militares sobrevolaron el lugar y los vecinos de la ciudad salieron a las calles a ver el espectáculo.
"Nosotros no aceptamos la anexión ilegal de Crimea por Rusia. Esa visita no hará más que exacerbar las tensiones", dijo a la AFP la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Laura Lucas Magnuson.
La portavoz reaccionó de esa forma a la visita que realizó Putin este viernes a Sebastopol, el gran puerto de Crimea, para participar de la conmemoración de la victoria de 1945 sobre los nazis, celebrada el 9 de mayo en Rusia.
Por su parte, la portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki, se refirió a la visita como "provocadora e innecesaria". "Crimea pertenece a Ucrania", afirmó en referencia a la península del sur de Ucrania que fue incorporada por Moscú tras un referéndum organizado por separatistas prorrusos en marzo.
En su discurso, Putin calificó la incorporación de los 2 millones de habitantes de Crimea de "regreso a la patria" y homenaje a la "justicia histórica y la memoria de nuestros antepasados".
La península había sido entregada a Ucrania en 1954, durante el período soviético y permaneció bajo la soberanía ucraniana hasta su anexión en marzo, que ni Kiev ni las potencias occidentales han reconocido.
Los combates se produjeron el viernes en Mariupol, una ciudad de 500.000 habitantes sobre el Mar de Azov en la ruta principal entre Crimea y Rusia propiamente dicha.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que "consideramos la anexión rusa de Crimea ilegal, ilegítima y no la reconocemos. Seguimos considerando a Crimea territorio ucraniano y por lo que sé las autoridades ucranianas no han invitado a Putin a Crimea, de modo que desde ese punto de vista, su visita a Crimea es inapropiada".
Horas antes, en Moscú, Putin asistió al orgulloso desfile de 11.000 efectivos a través de la Plaza Roja al son de marchas y canciones patrióticas. Las acompañaron decenas de tanques, lanzacohetes, misiles balísticos intercontinentales Topol-M y el sobrevuelo de 70 aviones, entre ellos varios gigantescos bombarderos estratégicos con capacidad nuclear.
En otra señal de triunfo, una unidad de marinos de la flota del Mar Negro desfiló con la bandera de Crimea en sus vehículos blindados.
En la víspera, Putin asistió a un ejercicio militar que simuló un ataque nuclear en represalia a un ataque enemigo. Las declaraciones oficiales sobre las maniobras, sumamente francas, reflejaron las tensiones con Occidente.
Las potencias occidentales y Ucrania acusan a Rusia de fomentar el malestar y los disturbios en el oriente ucraniano, donde los insurgentes han tomado los edificios del gobierno en decenas de poblaciones. Los insurgentes han convocado a un referendo para el domingo, similar al plebiscito que allanó el camino para la anexión de Crimea en marzo.
Putin pidió sorpresivamente el miércoles que se postergue el referendo, aparentemente en un intento de tomar distancia de los separatistas mientras negocia con Occidente.
En cambio, tanto Ucrania como la OTAN criticaron duramente la primera visita de Putin a la península ucraniana sobre el Mar negro desde su anexión en marzo, que según ambos pisotea la soberanía ucraniana y el derecho internacional.
Hacia el este, al menos tres personas murieron y un cuartel policial quedó envuelto en llamas en un cruento enfrentamiento entre fuerzas del gobierno ucraniano y rebeldes prorrusos. El gobierno dijo que murió una veintena de personas, entre ellas un policía.
La presencia de Putin en dos actos por el Día de la Victoria, con un alarde de poderío militar en el desfile anual en la Plaza Roja de Moscú y otro en el puerto de Sebastopol, fue sal en las heridas del gobierno interino en Kiev, al que jamás mencionó.
El Día de la Victoria es el festejo secular más importante de Rusia y un elemento crucial de su identidad nacional, al rendir homenaje a las fuerzas armadas y los millones de muertos de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, las relaciones entre Rusia y Occidente sufren la crisis más grave desde la Guerra Fría.
Decenas de miles atestaron el puerto para contemplar el extravagante ingreso del mandatario ruso. A bordo de un bote, Putin navegó frente a una hilera de naves rusas del Mar Negro ancladas en la bahía de Sebastopol y saludó a los tripulantes. Setenta aviones militares sobrevolaron el lugar y los vecinos de la ciudad salieron a las calles a ver el espectáculo.
Reacción de EE UU a la visita de Putin a Crimea
Estados Unidos calificó este viernes de "provocadora e innecesaria" la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Crimea, territorio recientemente anexado por Moscú a expensas de Ucrania, y dijo que su único resultado será el de "exacerbar las tensiones"."Nosotros no aceptamos la anexión ilegal de Crimea por Rusia. Esa visita no hará más que exacerbar las tensiones", dijo a la AFP la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Laura Lucas Magnuson.
La portavoz reaccionó de esa forma a la visita que realizó Putin este viernes a Sebastopol, el gran puerto de Crimea, para participar de la conmemoración de la victoria de 1945 sobre los nazis, celebrada el 9 de mayo en Rusia.
Por su parte, la portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki, se refirió a la visita como "provocadora e innecesaria". "Crimea pertenece a Ucrania", afirmó en referencia a la península del sur de Ucrania que fue incorporada por Moscú tras un referéndum organizado por separatistas prorrusos en marzo.
La península había sido entregada a Ucrania en 1954, durante el período soviético y permaneció bajo la soberanía ucraniana hasta su anexión en marzo, que ni Kiev ni las potencias occidentales han reconocido.
Los combates se produjeron el viernes en Mariupol, una ciudad de 500.000 habitantes sobre el Mar de Azov en la ruta principal entre Crimea y Rusia propiamente dicha.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que "consideramos la anexión rusa de Crimea ilegal, ilegítima y no la reconocemos. Seguimos considerando a Crimea territorio ucraniano y por lo que sé las autoridades ucranianas no han invitado a Putin a Crimea, de modo que desde ese punto de vista, su visita a Crimea es inapropiada".
Horas antes, en Moscú, Putin asistió al orgulloso desfile de 11.000 efectivos a través de la Plaza Roja al son de marchas y canciones patrióticas. Las acompañaron decenas de tanques, lanzacohetes, misiles balísticos intercontinentales Topol-M y el sobrevuelo de 70 aviones, entre ellos varios gigantescos bombarderos estratégicos con capacidad nuclear.
En otra señal de triunfo, una unidad de marinos de la flota del Mar Negro desfiló con la bandera de Crimea en sus vehículos blindados.
En la víspera, Putin asistió a un ejercicio militar que simuló un ataque nuclear en represalia a un ataque enemigo. Las declaraciones oficiales sobre las maniobras, sumamente francas, reflejaron las tensiones con Occidente.
Las potencias occidentales y Ucrania acusan a Rusia de fomentar el malestar y los disturbios en el oriente ucraniano, donde los insurgentes han tomado los edificios del gobierno en decenas de poblaciones. Los insurgentes han convocado a un referendo para el domingo, similar al plebiscito que allanó el camino para la anexión de Crimea en marzo.
Putin pidió sorpresivamente el miércoles que se postergue el referendo, aparentemente en un intento de tomar distancia de los separatistas mientras negocia con Occidente.