El presidente ruso, Vladímir Putin, valoró como un paso muy positivo el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos durante una entrevista que concedió a los presidentes de las doce mayores agencias de prensa del mundo.
En concreto, dijo que apoyaba con claridad la apertura del régimen y el proceso de acercamiento a Estados Unidos, ya que según Putin, entiende que el pueblo cubano ha sufrido las consecuencias del embargo durante años, y que el levantamiento del mismo sería bueno para Cuba, aunque no valoró si un mayor acercamiento a Washington supondría una pérdida de influencia de Moscú en Cuba.
Putin, que se presentó con cuatro horas de retraso a la entrevista -ya pasada la medianoche del viernes- por una reunión que se prolongó en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, evitó pronunciarse sobre la situación en Venezuela, argumentando que no es costumbre de su país entrar en cuestiones internas.
Al respecto de América Latina, el presidente ruso respondió a una de las preguntas que se trata de un continente prioritario para su país y que intentan mantener unos canales crecientes de colaboración política y económica. Sin embargo, no quiso hablar de manera directa sobre el conflicto de Venezuela y las gestiones a favor de los presos políticos en aquella nación.
Acerca del incremento de la retórica belicista entre Rusia y Estados Unidos, dijo que ahora “no estamos en una situación de mayor peligro nuclear” y que que se trata de corregir errores, en referencia al hecho de que Rusia tuvo que responder anunciando que instalará 40 misiles nucleares más tras el anuncio de Estados Unidos de que incrementará su presencia militar y artillería pesada en los países del Este de Europa.
Putin quiso dejar también claro que Rusia no es un país agresor, que tampoco está a favor de elevar el nivel de tensión, aunque se ve obligado a responder a las acciones que toma en contra de Moscú Occidente. Y en relación a la crisis ucraniana, por la que Estados Unidos y la UE han impuesto sanciones a Moscú, afirmó que el este del país se levantó contra ello y las nuevas autoridades respondieron con tanques, lo que calificó de “inadmisible”.
Putin abogó por que se cumplan los acuerdos de Minsk para el arreglo del conflicto, y acusó a Kiev de bloquear a las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk cortando el pago de pensiones, y con el bloqueo financiero.
Según dijo, debe ser la comunidad internacional quien presione al Gobierno del presidente Petró Poroshenko para que cumpla sus obligaciones y negó una vez más que Rusia tenga tropas en Ucrania para ayudar a los sublevados prorrusos, como acusan Occidente y Kiev.
Sobre el embargo de las propiedades estatales rusas en el extranjero al que se enfrenta su país declaró que "no puede no haber reacción", si bien una sentencia del tribunal de arbitraje de La Haya obliga a Moscú a compensar con más de 50.000 millones de dólares (unos 44.000 millones de euros) a los accionistas de la expropiada petrolera Yukos.
Preguntado sobre cómo defenderá los intereses de Rusia en el extranjero, el presidente dijo que "eso hay que preguntarlo a los juristas, que son los que van a actuar".
Finalmente, sobre otro de los asuntos que conciernen a Rusia, el escándalo de corrupción en la FIFA y el Mundial de Fútbol de 2018 que se celebrará en su país, se defendió afirmando que "lo ganamos por medios legales" y que "Reino Unido no mostró todo el potencial que debía para ganar la Copa del Mundo". "No pensamos que seamos culpables de nada", insistió. "Si alguien tiene pruebas que las presente".