En ocasión de celebrarse hoy, 19 de agosto, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, el secretario de Estado Mike Pompeo ha emitido un comunicado en el que honra la memoria de quienes han fallecido mientras realizaban labores humanitarias y además reconoce y agradece a todos los que, en cualquier lugar del mundo, ponen en riesgo su salud y su vida en el cumplimiento del sagrado deber de ayudar a salvaguardar la salud y la vida del prójimo.
honramos la memoria de los trabajadores humanitarios que hicieron el último sacrificio en respuesta al llamado a proteger las vidas y aliviar el sufrimiento de las personas más vulnerables del mundo.
“[…] honramos la memoria de los trabajadores humanitarios”, declaró Pompeo. “que hicieron el último sacrificio en respuesta al llamado a proteger las vidas y aliviar el sufrimiento de las personas más vulnerables del mundo. Reconocemos el compromiso infatigable de estas personas que pusieron las vidas de los demás antes que las suyas y que persistieron en su trabajo de salvar vidas a pesar de los riesgos crecientes para su propia salud y seguridad”.
“Ellos deben contar”, agrega el secretario de Estado, “con protección y seguridad para poder continuar con su noble trabajo. Es imperativo que todas las partes en un conflicto armado cumplan con sus obligaciones derivadas del derecho humanitario internacional y trabajen para garantizar la protección y seguridad del personal humanitario. Los ataques dirigidos contra los trabajadores de la salud y los que realizan labores humanitarias ponen en riesgo a millones de personas al negarles la asistencia y los cuidados que pueden salvarles la vida. Esa tendencia está empeorando aún en medio de la crisis mundial provocada por la pandemia”.
Más adelante, Pompeo se refiere al tradicional liderazgo de los Estados Unidos en cuanto a las respuestas a las crisis humanitarias en cualquier lugar del planeta, al respecto y enumerando cifras, cita algunos ejemplos de estas ayudas brindadas a organizaciones internacionales y que han servido para salvar y estabilizar vidas y también subraya que estas asistencias no provienensólo del gobierno norteamericano, sino que, en muchos casos, son brindadas por organizaciones pertenecientes a la sociedad civil.
“En la última década Estados Unidos comprometió más de 70 mil millones en asistencia humanitaria en todo el mundo.
“Estados Unidos” explica Pompeo, “tiene una larga tradición de liderazgo en las respuestas a crisis humanitarias internacionales. En el año fiscal 2019, EE. UU. dio 9.25 mil millones de dólares para el financiamiento de alimentos, refugios, cuidados de salud, educación, agua potable y servicios sanitarios en beneficio de decenas de millones de personas afectadas por crisis en todo el mundo, incluso para los desplazados por conflictos”.
“En la última década”, continúa su recuento el secretario de Estado, “Estados Unidos comprometió más de 70 mil millones en asistencia humanitaria en todo el mundo. Constantemente somos el mayor donante al Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas, la Organización Mundial para las Migraciones, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las naciones Unidas, el Programa de Mundial de Alimentos, Unicef y el Comité Internacional de la Cruz Roja, así como muchas organizaciones no gubernamentales internacionales y nacionales, entre las organizaciones humanitarias más importantes del mundo.”
“numerosos ciudadanos estadounidenses han dedicado sus vidas a la labor humanitaria
Durante su exposición, Michel R. Pompeo hizo énfasis en que, enla asistencia económica que el gobierno norteamericano ofrece a estas diferentes organizaciones, está especialmente incluida “la protección y seguridad de los trabajadores humanitarios mientras brindan valientemente los cuidados a las personas más vulnerables en situaciones peligrosas, desde Siria hasta Venezuela y desde el noroeste de Nigeria hasta Birmania, incluso durante conflictos armados”.
Para finalizar, Pompeo hace también mención a la actitud solidaria de organizaciones que pertenecen a la sociedad civil norteamericana, tanto religiosas, no gubernamentales y del sector privado, señalando cómo “numerosos ciudadanos estadounidenses han dedicado sus vidas a la labor humanitaria”. Ratificando además el compromiso de los Estados Unidos para “continuar sirviendo de catalizador para dar respuestas coordinadas a la crisis internacional y para “incentivar a los gobiernos a que contribuyan más para compartir la responsabilidad mundial de satisfacer las necesidades humanitarias”.
