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Pentágono confirma muerte del jefe del estado Islámico en Afganistán y Pakistán


Más de 30.000 reclutas ha conseguido Estado Islámico en unos 100 países.
Más de 30.000 reclutas ha conseguido Estado Islámico en unos 100 países.

El jefe del grupo Estado Islámico (EI) en Afganistán y Pakistán, Hafez Said, murió en julio durante un bombardeo estadounidense en la provincia afgana de Nangarhar, informó este viernes el Pentágono.

La muerte de Said, que constituye un severo golpe para el EI en su intento de consolidarse en Pakistán y Afganistán, se produjo durante operaciones conjuntas de las fuerzas especiales estadounidenses y afganas en el sur de la provincia, explicó Gordon Trowbridge, portavoz adjunto del Departamento de Defensa.

"Las fuerzas estadounidenses condujeron un ataque contra Hafez Said (...) en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar, el 26 de julio, que provocó su muerte", detalló.

Este jefe del EI "era conocido por haber participado directamente en ataques contra las fuerzas estadounidenses y de la coalición, y las actividades de su red aterrorizaban a los afganos, particularmente en Nangarhar", estimó Trowbridge.

Los detalles de la operación no estaban aún disponibles, pero un alto funcionario estadounidense informó a la BBC que Hafez Said había sido atacado por un dron.

Las autoridades afganas habían erróneamente afirmado que este jefe del EI había resultado muerto en julio de 2015, luego de un ataque estadounidense contra decenas de cuadros del EI en Nangarhar, cerca de la frontera paquistaní.

Ese bombardeo tuvo lugar menos de seis meses después de otro que costó la vida a Abdul Rauf Khadim, sospechado de ser el número dos del EI en Pakistán.

Hafez Said había sido designado a comienzos del año pasado jefe de la "provincia de Jorasán", que abarca Afganistán, Pakistán y porciones de territorio de países vecinos, cuando un grupo de talibanes paquistaníes se sumó al EI.

Poco después, numerosos talibanes afganos desertaron y algunos adoptaron aparentemente la bandera del EI para darse una imagen más mortífera.

La mayor parte de las tropas de la OTAN han abandonado Afganistán, dejando la responsabilidad de la seguridad interna a las fuerzas locales, que continúan apoyándose, sin embargo, en la aviación y los asesores estadounidenses y encuentran serias dificultades para controlar las ofensivas yihadistas.

El exjefe de los talibanes afganos, el mulá Ajtar Mansur, fue ultimado por un dron estadounidense en mayo en Pakistán.

Tanto los talibanes paquistaníes como el EI reivindicaron un atentado suicida cometido el lunes en un hospital paquistaní, que causó la muerte de 73 personas.

El EI también se atribuyó un atentado contra la minoría hazara, principalmente chiita, que mató al menos a 80 personas e hirió a otras 231 en Kabul el 23 de julio.

Este ataque marcó un antes y un después en la estrategia del EI, que hasta ahora se limitaba a operar en la zona fronteriza de Pakistán.

A diferencia de los talibanes afganos, que no actúan fuera del territorio de su país, los yihadistas del EI procuran ampliar su presencia más allá de su autoproclamado "califato", que abarca parte de Siria y de Irak, por ahora con un éxito relativo.

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