La súbita muerte de dos de los principales disidentes en Cuba apenas en nueve meses representa “un golpe desmoralizador para un movimiento ya debilitado por el tiempo y el hostigamiento auspiciado por el gobierno”, dice un artículo del diario Los Angeles Times.
El periódico alude a la reciente muerte del opositor Oswaldo Payá, a quien califica de “uno de los más respetados disidentes en Cuba”, y a la ocurrida en octubre pasado a Laura Pollán, fundadora de las Damas de Blanco, luego de una repentina enfermedad respiratoria.
En ambos casos las familias han cuestionado las circunstancias de los fallecimientos y sugerido la posibilidad de que detrás esté la mano del gobierno, aunque no han presentado evidencias, señala el diario.
Según el Times, el movimiento que Payá, Pollán y otros opositores dirigieron de alguna manera está siendo “eclipsado por una nueva generación de disidentes y críticos del régimen que emplean blogs, música e incluso lecturas de poemas para demandar libertades”.
El diario cita a Ted Henken, un experto en Cuba de City University, en Nueva York, quien opina que es “ahí donde están las nuevas voces, las nuevas ideas” que a su juicio tienen mayor alcance y conexión con el pueblo de la isla.
Sin embargo, Henken dijo al Times que con ello no trata de decir que Payá y otros no jugaron un rol en la disidencia. “Son relevantes para el diálogo internacional sobre Cuba, (son) el bumerán de la presión internacional”, indicó.
Con todo, el periódico subraya que Payá sigue ocupando un sitio especial en la lucha política en Cuba, y destaca su rol en el Proyecto Varela, visto ampliamente “como uno de los más importantes desafíos no violentos al régimen de Castro”.
También apunta que la bloguera cubana Yoani Sánchez, conocida internacionalmente, representa la “nueva generación de manifestantes" quien después de la muerte de Payá rindió tributo al “pionero”, dice.
El diario reseña lo escrito por Sánchez en su blog: “Con el fallecimiento de Oswaldo Payá, Cuba ha sufrido una dramática pérdida en su presente y una insustituible ausencia en su futuro (…) La gran lección que nos deja es la ecuanimidad, el pacifismo, la ética por encima de las diferencias, la convicción de que a través de la acción cívica y de la propia legalidad la Cuba inclusiva nos queda más cerca”.
El periódico alude a la reciente muerte del opositor Oswaldo Payá, a quien califica de “uno de los más respetados disidentes en Cuba”, y a la ocurrida en octubre pasado a Laura Pollán, fundadora de las Damas de Blanco, luego de una repentina enfermedad respiratoria.
En ambos casos las familias han cuestionado las circunstancias de los fallecimientos y sugerido la posibilidad de que detrás esté la mano del gobierno, aunque no han presentado evidencias, señala el diario.
Según el Times, el movimiento que Payá, Pollán y otros opositores dirigieron de alguna manera está siendo “eclipsado por una nueva generación de disidentes y críticos del régimen que emplean blogs, música e incluso lecturas de poemas para demandar libertades”.
El diario cita a Ted Henken, un experto en Cuba de City University, en Nueva York, quien opina que es “ahí donde están las nuevas voces, las nuevas ideas” que a su juicio tienen mayor alcance y conexión con el pueblo de la isla.
Sin embargo, Henken dijo al Times que con ello no trata de decir que Payá y otros no jugaron un rol en la disidencia. “Son relevantes para el diálogo internacional sobre Cuba, (son) el bumerán de la presión internacional”, indicó.
Con todo, el periódico subraya que Payá sigue ocupando un sitio especial en la lucha política en Cuba, y destaca su rol en el Proyecto Varela, visto ampliamente “como uno de los más importantes desafíos no violentos al régimen de Castro”.
También apunta que la bloguera cubana Yoani Sánchez, conocida internacionalmente, representa la “nueva generación de manifestantes" quien después de la muerte de Payá rindió tributo al “pionero”, dice.
El diario reseña lo escrito por Sánchez en su blog: “Con el fallecimiento de Oswaldo Payá, Cuba ha sufrido una dramática pérdida en su presente y una insustituible ausencia en su futuro (…) La gran lección que nos deja es la ecuanimidad, el pacifismo, la ética por encima de las diferencias, la convicción de que a través de la acción cívica y de la propia legalidad la Cuba inclusiva nos queda más cerca”.