El economista cubano Pavel Vidal, conocido por sus análisis desprejuiciados de la economía de la isla, está reajustando un pronóstico anterior del crecimiento económico de Cuba para todo el año 2017, basándose en la diferente sensibilidad adquirida por el país a los vaivenes del precio del petróleo, una función de su estrecha relación con Venezuela y los acuerdos entre ambos gobiernos.
Vidal, que había pronosticado en julio de 2016 una caída de -2,9 para el siguiente año en un artículo titulado “El shock venezolano y Cuba: crónica de una crisis anunciada”, ha ajustado su previsión a entre -0,3 y -1,4 % en un nuevo trabajo (Un cambio de signo en la dependencia cubana al precio del petróleo).
El experto explica en el sitio Cuba Posible que si en décadas anteriores un aumento del precio del crudo tendía a empeorar la balanza de pagos cubana, ahora el efecto es positivo, ya que la isla, cuya tasa de crecimiento económico ha estado abrazada en más de 80 % con la de Venezuela en los últimos 12 años, ha desarrollado dos fuentes claves de ingresos en divisas: la exportación de petróleo y derivados, y la exportación de servicios médicos y otros profesionales, ambas “con una alta dependencia directa o indirecta al precio de dicho commodity”.
Las ventas de refinados, enfocadas en el proyecto bilateral de la refinería de Cienfuegos (con materia prima venezolana), representaron en 2015 el 35 por ciento del valor de todas las exportaciones de bienes de Cuba, comparado con 2,9 el azúcar y 3,5 el níquel, señala el profesor de la Universidad Javeriana, filial de Cali en Colombia.
Las exportaciones de servicios médicos y otros servicios profesionales representaron mientras tanto ese año el 57 por ciento del total de las exportaciones cubanas, frente a 19 % el turismo, afirma Vidal.
Pero en 2016, la baja del petróleo empezó a afectar a estos dos renglones vitales de la economía cubana en sincronía con la crisis en Venezuela.
La caída del suministro venezolano, de 100,000 barriles por día a 80,000 en el primer semestre y sólo 55,000 en el segundo semestre, prácticamente llegó a paralizar las operaciones en Cienfuegos. El analista calcula que "los ingresos por la exportación de petróleos y derivados pudieron haber caído el año pasado casi hasta la mitad, de 1.149 millones de dólares en 2015 hasta 600 millones".
(Un despacho de la agencia Reuters a principios de mayo que cita el informe anual Comtrade de Naciones Unidas, reporta que el valor de las exportaciones cubanas de productos refinados del petróleo el año pasado fue de 15,4 millones de dólares, "lo que se compara con más de 500 millones de dólares en 2013. En 2015 y 2014, durante una fuerte caída de los precios, los envíos fueron de 163,5 millones y 336,8 millones de dólares, respectivamente").
También disminuyeron en 2016, afirma Vidal, los ingresos desde Venezuela por exportación de servicios médicos y profesionales, “debido a que existe un mecanismo de indexación entre estos flujos y el precio del crudo”.
El economista apunta que si las cuentas nacionales cubanas reportaron en 2015 alrededor de 8,600 millones de dólares por ese concepto, “para 2016 se podría estimar una caída de alrededor de 24 por ciento, hasta 6,500 millones”.
No obstante, observa que en el primer trimestre de 2017 el precio del petróleo se ha recuperado, con un valor que supera en 24 por ciento el promedio del año anterior, lo que se atribuye principalmente a una decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para reducir la producción en el primer semestre.
Esto ha permitido la reanudación de los envíos venezolanos de crudo ligero que requiere Cienfuegos, y según Vidal , “se podría esperar, hasta el momento, una recuperación de alrededor de 17 por ciento en los ingresos por exportación de petróleo (y derivados) y de un 6 por ciento en los servicios profesionales para el acumulado del año, pero que seguiría dejando a dichas fuentes de ingresos en niveles comparativamente bajos”.
El académico repasa el resto del escenario económico cubano actual: en la columna negativa, crisis de liquidez de divisas, ajustes en las importaciones, que reducirían las inversiones totales, el consumo doméstico y la disponibilidad de insumos claves para la producción. En la positiva, aumento del gasto fiscal presupuestado, crecimiento del turismo y opciones de envíos de petróleo ruso y argelino.
Su conclusión es que “para 2017, es probable que la recesión cubana continúe”.
“El balance de los factores todavía sigue apuntando a un cierre de año con otro decrecimiento en el valor agregado de la producción nacional, entre -0,3 por ciento y -1,4 por ciento. Pero, como vemos, en gran parte ello depende de lo que, finalmente, suceda con el precio del petróleo”, termina diciendo Pavel Vidal.
(Reseña de Rolando Cartaya sobre un artículo publicado en Cuba Posible)