Ante la crisis de ingobernabilidad que vive España, el líder del partido anticapitalista Podemos, Pablo Iglesias, acaba de visitar las instalaciones del jefe de Estado (o sea, el Rey) para dejarle una propuesta sobre la mesa: Iglesias quiere ser vicepresidente. Asume que el cabeza de partido del PSOE, Pedro Sánchez (la segunda fuerza política ganadora de las recientes elecciones generales) será presidente de una coalición multicolor y, obviamente, de izquierda.
La osadía de Iglesias llega después de haber dicho públicamente que nunca secundaría al PSOE, pero, lo más comprometedor, llega en medio de un escándalo mediático que acusa a Podemos de ser financiado con dinero iraní, y también de sugerir, mediante una fundación, que en aquellos días en que Hugo Chávez enfermó, se ocultara la información.
Para nadie es un secreto que los “podemitas” (como llama el público a los correligionarios de Iglesias) asesoraron la “revolución bolivariana”, aunque ahora ya ni se acuerdan de eso. Pablo Iglesias parece no escuchar los comentarios sobre su pasado chavista y sigue adelante con el objetivo de alcanzar, al menos, una posición destacada en un ejecutivo español, que tarda en formarse. Curiosamente, cosas de la vida, el chavismo comienza su desplome en Venezuela con la toma de sus puestos de una mayoría calificada de la oposición parlamentaria.
La propuesta de Iglesias al Rey Felipe VI es muy sencilla, so pena de que los “invitados” de otros partidos no sabían nada: quiere formar gobierno con el PSOE y con Izquierda Unida, el histórico partido comunista español que nunca ha logrado remontar sus escasos votos, pero cuenta con el apoyo de importante figuras públicas, mayormente artistas del cine y la televisión.
Una presentadora destacadísima ahora, Cristina Pedroche, confesó esta semana que milita en Izquierda Unida. Pedroche es una bella madrileña muy recordada como reportera de programas frívolos de humor, pero sobre todo por no llevar ropa interior con un vestido trasparente que utilizó conduciendo “las campanadas y las uvas” para despedir el 2015.
No debería perderse de vista que uno de los “viejos” coordinadores de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, no solo es un admirador de la denominada revolución cubana, sino que estudió un máster de sanidad pública en la isla, con los gastos pagados.
El tiempo pasa y Rajoy, presidente en funciones, no encuentra quien lo invista para dirigir nuevamente el ejecutivo, luego de alcanzar una mayoría de votos en las elecciones de diciembre, pero no necesaria para formar gobierno.
En estos momentos, el Palacio de la Zarzuela debe estar preparando su plan en el caso de que llegue un gobierno con tendencia ultraizquierdista. Sería la primera vez en democracia y peligraría la realeza, en el caso en que se radicalice el sentir republicano. A Felipe VI, según indica El País, le ha parecido “razonable” la propuesta de Pablo Iglesias, tercer ganador en las elecciones a la presidencia del país.
El líder de Podemos está aprovechando la crisis para que necesariamente tengan que contar con él en esta partida. Habla de profundos cambios sociales a llevarse a cabo durante los primeros 100 días. Habla de dos opciones posibles: apostar por el cambio o por el inmovilismo. Habría que ver si logra enviar al olvido su pasado chavista.
Otra opción de gobierno que no se ve fructificar por ningún lado es la alianza entre PP y PSOE, los partidos que han gobernado España desde hace 31 años; pero este experimento a la gente le huele a naftalina, a armario cerrado.
El tiempo se agota y puede haber sorpresas, más cuando las cosas terminan negociándose en caso extremo.
