LA HABANA, Cuba.- En un post en El Toque, titulado “Los alternativos son los blogueros”, un bloguero, Mauricio Escuela, dice tener noticias extraoficiales de que pronto cerrarán La Calle del Medio. Es posible. Hay señales de ello.
La revista que dirige Enrique Ubieta llega con retraso, a veces de meses, a los estanquillos. En ocasiones llegan juntos dos números. Últimamente estos retrasos son cada vez más largos. Y dicen que con el pretexto de la falta de papel, en esta especie de periodo especial de menor intensidad en el que nos adentramos con prisa y sin pausa, le han reducido la tirada.
La revista, que se supone fuera de opinión y debate, hace mucho dejó de serlo o pretenderlo. Ya no aparecen las cartas de los lectores que antes, en los primeros años de la publicación, ocupaban dos páginas, donde opinaban —siempre dentro de la revolución, faltara más— de pelota, de la pérdida de valores, de la programación televisiva, en contra del reguetón, de la frivolidad, o que simplemente elogiaban la revista. Y los autores de los trabajos siempre coinciden en sus puntos de vista. Son tan unánimes como los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular o los panelistas de Mesa Redonda.
No obstante, de ser ciertos los rumores acerca de su inminente desaparición, habrá quien eche de menos a La Calle del Medio. No será un portento, pero comparado con Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores, no hay dudas de que se sale un poco, si no del teque, de la grisura y el achatamiento… No solo por el diseño, novedoso y atractivo, sino también por el contenido.
En La Calle del Medio se habla de poetas y de poesía, hay recetas culinarias, entrevistas a deportistas, músicos y cantantes, trabajos como los de Santiago Alba Rico, un español radicado en Túnez que compite en ferocidad anticapitalista con Ubieta, y las historias de espionaje y contraespionaje de Wejebe Cobo, ubicadas en la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría o la guerra de más rollo que película (a juzgar por los resultados) de la CIA contra el G-2.
Bien a la izquierda y procastrista a rabiar, ¿a quién pudiera molestar La Calle del Medio?
Pongámonos en contexto. Está en curso una reyerta, un guirigay, un agrio regateo por milímetros de espacio, entre comisarios (Iroel Sánchez al frente), periodistas de la prensa oficial y blogueros oficialistas, semioficialistas y los que se presentan como socialistas-fidelistas por cuenta propia, como Harold Cárdenas. Evidentemente, se trata del reflejo de una pugna sectaria, un forcejeo entre facciones, que están ganando los bonzos de la ortodoxia neoestalinista.
Del atrincheramiento retranquero e inmovilista han vuelto a brotar, con nuevos bríos, personajes como Hassan Pérez, con su verborrea y sus botas militares, e Iroel Sánchez, el avieso burócrata ideológico devenido como bloguero en jefe de la contraofensiva castrista en el ciberespacio, con dos pupilas a su disposición, una insomne, su blog, y la otra asombrada, en la TV.
Hubo un momento en que Enrique Ubieta parecía compartir ese papel con Iroel Sánchez. Ambos se presentaban —para quienes quisieran tragarse el cuento— como voces alternativas, representantes de una ciberguerrilla enfrentada a las transnacionales de la información.
Pero Iroel Sánchez, con menor bagaje teórico, parece habérsele ido por encima a Ubieta. ¿Por qué? ¿Habrá encallado en el fangoso fondo de la trinchera? ¿Habrá caído en desgracia? ¿Será acaso que los jefes le tendrán deparada alguna nueva función?
Habrá que esperar para saberlo. Y mientras, ver si sigue o se acaba La Calle del Medio.
[Este artículo de Luis Cino luicino2012@gmail.com fue publicado en Cubanet]