El periodismo cubano ha cambiado en los últimos tres años con la aparición de revistas digitales hechas por jóvenes que quieren contar el país al margen de la propaganda política, y eso ha llevado a las autoridades a un terreno desconocido, dice Julio Batista Rodríguez, ganador del Premio Especial Iberoamericano de Periodismo Ambiental y Desarrollo Sostenible, que le fue entregado el martes en Madrid por el Rey Felipe VI de España.
Batista Rodríguez mereció el premio por su investigación “Las aguas muertas del Havana Club”, publicada en el sitio de internet Periodismo de Barrio, el 28 de agosto del año pasado.
“Hace cinco años el panorama del periodismo cubano estaba extremadamente polarizado en bandos políticos: de un lado los medios oficiales de comunicación, y del otro los medios de la oposición política, los medios de la disidencia”, dijo el reportero en respuesta a una pregunta del presentador Roberto Bermúdez en el programa La Revista de la Noche, de Radio y TV Martí.
“En los últimos tres años han surgido en el país un grupo de revistas digitales organizadas, dirigidas, producidas y escritas por periodistas jóvenes cubanos salidos de la Academia de periodismo en Cuba, que están intentando de alguna manera desmarcarse de las posiciones políticas que han creado rencillas en ambas posturas, intentando llegar a todos los puntos de vista para poder contar toda la riqueza de un país como Cuba”, añadió.
“Ante eso, incluso la misma política, las autoridades del país han tenido que hacer un impasse, aunque no les guste, porque se están enfrentando a un campo en el que nunca habían estado”, comentó Batista Rodríguez. “Están chocando contra un periodismo que no está atacando, o que no está haciéndolo desde una posición política, sino que está cuestionando la realidad cubana, y que está intentando contar un país evitando caer en propaganda política, evitando caer en posiciones políticas, justo porque no ha dado resultado, y lo único que ha hecho en ambas posturas es demeritar el ejercicio de la profesión”.
Somos periodistas y queremos contar el país en toda su riqueza y con toda la pluralidad de posiciones, declaró.
La investigación premiada confirma que la Ronera Santa Cruz vierte diariamente un millón 200 mil litros de vinazas --desechos tóxicos del proceso de destilación del ron-- en la Ensenada o Caleta de Chipriona, poco más de 50 kilómetros al este de La Habana. El periodista viajó hasta Chipriona, describió el desastre (“el agua es un charco marrón, de un color turbio, muy sucio y casi sin movimiento en la superficie”), y se hizo eco del testimonio de los pescadores: “Allí ya no hay peces”.
¿Qué es lo más sobresaliente de todo lo que encontraste durante tu investigación de nueve meses para hacer este reportaje?
“Más allá de la contaminación que finalmente pudimos confirmar que estaba ocurriendo en Chipriona, lo más sobresaliente fue descubrir que existe un montón de vacíos desde el punto de vista legislativo-ambiental en Cuba, vacíos que vienen dados por la misma estructura económica del país, y en los cuales hay que trabajar muchísimo si aspiramos a [tener leyes que regulen] el cuidado del medio ambiente”.
Cree que en Cuba se ha avanzado en ese sentido, sobre todo con la aplicación de la Ley de Aguas Terrestres el año pasado.
“Pero no caben dudas de que el problema de los pasivos ambientales cubanos, con el montón de empresas surgidas antes de los años 90 y que aún se mantienen en funcionamiento, es un punto gris dentro del cuidado del medio ambiente en la isla”, dice Batista Rodríguez. “La ciudadanía y grupos no gubernamentales de activismo deberían presionar para llamar la atención de las autoridades”.
Las compañías que ya estaban activas cuando entró en vigor la legislación sobre medio ambiente en los años 90 no están obligadas a cumplir esas regulaciones. Lo más terrible de todo, y lo más preocupante, comenta el reportero, fue entender que el daño al ecosistema en Cuba no se considera un delito mientras no viole leyes que, de momento, no existen.
Según el periodista, la concesión del Premio de Periodismo Rey de España va más allá de su labor individual.
“Es un reconocimiento al durísimo trabajo que hemos realizado durante los últimos tres años el equipo de Periodismo de Barrio”, asegura, “y también sirve para visualizar lo que estamos haciendo todos los profesionales jóvenes cubanos que optamos por hacer periodismo dentro del país desde un punto de vista social, desde un punto de vista más cercano a la ciudadanía”.
Antes de sumarse al equipo de Periodismo de Barrio, Batista Rodríguez, nacido en 1989, fue cronista deportivo del periódico Trabajadores y colaborador de las revistas digitales OnCuba, Cuba Contemporánea y Progreso Semanal después de graduarse de Periodismo en la Universidad de La Habana.
La nueva inversión de la Ronera Santa Cruz para resolver el problema de las vinazas contaminantes apuesta por la eficacia depuradora del mar, y esa, advierte Batista Rodríguez, “no es la solución correcta”.