El National Endowment for Democracy (NED) o Fundación Nacional para la Democracia llevó a cabo este jueves en Washington una conversación con David E. Hoffman, autor de la biografía “Give Me Liberty”, sobre la vida del fallecido opositor cubano Oswaldo Payá, y con la activista por la democracia e hija de Payá, Rosa María Payá Acevedo.
En el foro abordaron la vida y obra del fallecido opositor y cómo su legado informa e inspira una nueva generación de activistas democráticos cubanos.
“Oswaldo dio un paso para desafiar la legitimidad de una dictadura que nadie había tomado. Mucha gente se puso de pie y dijo que no les gustaba la falta de derechos o pronunciaron discursos. Lo que hizo a Oswaldo diferente y realmente importante en la historia de Cuba es que él actuó en consecuencia”, declaró Hoffman.
Asimismo expresó que aún en el día de su muerte Payá estaba actuando, yendo a educar a jóvenes activistas, porque “quería asegurarse de que hubiera otra generación que mantuviera los valores de democracia para el pueblo cubano”.
Mientras tanto, a una pregunta de por qué su padre no había abandonado Cuba, la activista Rosa María Payá dijo que eso era inimaginable.
“Se habla mucho de la tensión, la persecución, el miedo y la vida dura que tuvo mi padre pero también fue una vida feliz. Creo que la felicidad no es estar siempre contento. La base de ello es que él estaba haciendo lo que él decidio hacer y estaba en paz con sus decisiones y se comprometió con Dios, consigo mismo, con el pueblo cubano”, respondió Payá.
La activista añadió que eso venía también “de una posición humana muy básica, de que una persona tiene derecho a vivir en su país y buscar la felicidad de la forma que se quiera”.
Payá, fundador del Movimiento Cristiano de Liberación, dedicó su carrera a oponerse al régimen unipartidista de Cuba y luchar por la libertad de expresión y otros derechos políticos fundamentales.
Payá es mejor conocido por el Proyecto Varela, petición ciudadana que exige libertad de expresión, elecciones libres, libertad para los presos políticos y otras reformas. Miles de cubanos firmaron la petición pero el régimen respondió negándose a considerar la petición y encarcelando a los seguidores de Payá en la Primavera Negra del 2003.
En 2012, Payá y el activista Harold Cepero murieron en un accidente automovilístico sospechoso cerca de Bayamo, que muchos creen que fue orquestado por el régimen. El propio Hoffman dice en su libro que hay evidencias de que el vehículo fue embestido por otro, aunque el gobierno no lo admite.