Más de 20.000 personas se congregaron el sábado en una avenida céntrica de Moscú para protestar por la victoria de Vladimir Putin en las elecciones presidenciales, pero la menor magnitud de la multitud comparada con protestas recientes sugiere que el movimiento de oposición ha perdido algún impulso.
Parte de la nueva energía política manifestada en Rusia en los últimos meses se canaliza en la política local y en el activismo cívico. Dos veinteañeros que ganaron bancas en concejos municipales están entre quienes hablaron a los manifestantes el sábado para instar a los moscovitas a involucrarse en el manejo de la ciudad, empezando por sus propios vecindarios.
La protesta en la avenida Novy Arbat concluyó pacíficamente, pero el líder izquierdista de oposición Sergei Udaltsov y dos de sus partidarios fueron detenidos poco después cuando trataban de marchar hacia la cercana Plaza Pushkin.
Desde la elección del 4 de marzo, Udaltsov ha retomado la actitud de enfrentamiento del año pasado, donde pasó casi tres meses en la cárcel por desafiar prohibiciones o restricciones municipales a sus protestas.
Putin, que fue presidente de Rusia del 2000 al 2008 antes de pasar a ocupar el cargo de primer ministro por la limitación de períodos, ganó el 64% de los votos. Debido al cambio en la duración del período presidencial, estará en el cargo por seis años y puede presentarse a la reelección por otros seis.
Su decisión de regresar a la presidencia indignó a los activistas de oposición que están hartos de su régimen estricto. Una elección parlamentaria en diciembre, que fue manipulada para promover el partido de Putin, disgustó a muchos rusos y aumentó las filas de la oposición.
Las manifestaciones de protesta después de la votación de diciembre atrajeron hasta a 100.000 personas en la mayor demostración de descontento en la Rusia post-soviética. El sábado, la multitud menor, rodeada por cientos de soldados y efectivos de seguridad, repetía "¡Nosotros somos el poder!"
Aunque las irregularidades en la elección presidencial fueron numerosas, los observadores consideraron que los comicios fueron más justos que en diciembre y agregaron que la victoria de Putin no estaba en duda.
Pero los manifestantes dijeron que no reconocen los resultados. "Estas no fueron elecciones. Este no es un presidente", decía un cartel.
"Esta no fue una elección", insistió el líder de oposición Garry Kasparov, ex campeón mundial de ajedrez, ante la multitud. "Esta fue una operación especial dirigida por un matón que quería regresar al Kremlin".
Parte de la nueva energía política manifestada en Rusia en los últimos meses se canaliza en la política local y en el activismo cívico. Dos veinteañeros que ganaron bancas en concejos municipales están entre quienes hablaron a los manifestantes el sábado para instar a los moscovitas a involucrarse en el manejo de la ciudad, empezando por sus propios vecindarios.
La protesta en la avenida Novy Arbat concluyó pacíficamente, pero el líder izquierdista de oposición Sergei Udaltsov y dos de sus partidarios fueron detenidos poco después cuando trataban de marchar hacia la cercana Plaza Pushkin.
Desde la elección del 4 de marzo, Udaltsov ha retomado la actitud de enfrentamiento del año pasado, donde pasó casi tres meses en la cárcel por desafiar prohibiciones o restricciones municipales a sus protestas.
Putin, que fue presidente de Rusia del 2000 al 2008 antes de pasar a ocupar el cargo de primer ministro por la limitación de períodos, ganó el 64% de los votos. Debido al cambio en la duración del período presidencial, estará en el cargo por seis años y puede presentarse a la reelección por otros seis.
Su decisión de regresar a la presidencia indignó a los activistas de oposición que están hartos de su régimen estricto. Una elección parlamentaria en diciembre, que fue manipulada para promover el partido de Putin, disgustó a muchos rusos y aumentó las filas de la oposición.
Las manifestaciones de protesta después de la votación de diciembre atrajeron hasta a 100.000 personas en la mayor demostración de descontento en la Rusia post-soviética. El sábado, la multitud menor, rodeada por cientos de soldados y efectivos de seguridad, repetía "¡Nosotros somos el poder!"
Aunque las irregularidades en la elección presidencial fueron numerosas, los observadores consideraron que los comicios fueron más justos que en diciembre y agregaron que la victoria de Putin no estaba en duda.
Pero los manifestantes dijeron que no reconocen los resultados. "Estas no fueron elecciones. Este no es un presidente", decía un cartel.
"Esta no fue una elección", insistió el líder de oposición Garry Kasparov, ex campeón mundial de ajedrez, ante la multitud. "Esta fue una operación especial dirigida por un matón que quería regresar al Kremlin".