En las Grandes Ligas han lanzado 173 serpentineros nacidos en Cuba, pero solo uno ha podido levantar el premio Cy Young, galardón que se le otorga al mejor lanzador de cada liga y además ganar más de 20 juegos en cuatro temporadas diferentes, su nombre es Mike Cuellar y además de esos logros, ha sido quizás el lanzador antillano con la mayor cantidad de supersticiones antes de lanzar un partido y durante el mismo.
El nacido en Santa Clara un 8 de mayo de 1937 caminaba hasta la lomita de los suspiros contando siempre la misma cantidad de pasos, luego se ponía frente al mismo y el saquito de la “pesrubia” no podía estar ahí; sus compañeros de equipos ya sabían esto y antes de empezar el desafío la pateaban hacia la hierba.
Cuenta su ex compañero, el jardinero Paul Blair, que, si a alguien se le olvidaba sacar la bolsa de “pesrubia”, Cuellar no se subía al montículo hasta que alguien la removiera de ahí. Mike no tocaba la línea de cal, usaba siempre la misma camiseta azul cuando viajaba con el equipo y hacía prácticas de bateo el día de lanzar, incluso una vez se implementó el bateador designado.
De pequeño muchos pensaron que Mike sería un músico, un pianista, pero el béisbol ganó la batalla y se convertiría en un artista, pero de la lomita. Lanzando para el equipo de las “Fuerzas Armadas” del gobierno de Fulgencio Batista en 1955, en las cuales se alistó Cuellar ganando 70 pesos al mes, lanzando los fines de semana, Cuellar tiró un juego sin hits ni carreras y su rendimiento lo llevó a jugar en Nicaragua y luego a debutar con el equipo Almendares en la Liga Profesional Cubana al siguiente año, pasando con los “Alacranes” las siguientes 5 contiendas hasta que terminó el béisbol profesional en la isla en 1961.
Luego de firmar con Almendares, debutó en el béisbol de Ligas Menores con los Cuban Sugar Kings, equipo sucursal de los Rojos de Cincinnati en 1957 y con ellos pasó cuatro temporadas, incluyendo el haber sido miembro de aquel inolvidable trabuco que ganó la Pequeña Serie Mundial que se jugó en La Habana en 1959.
Además de los Sugar Kings, Mike jugó en las menores para el Jacksonville, Syracuse, Indianápolis, Jersey City, Knoxville y los sultanes de Monterrey en la Liga Mexicana de Béisbol.
Su llegada a las Grandes Ligas ocurrió con los Rojos de Cincinnati el 18 de abril de 1959, sin embargo, Cuellar fue bateado en dos salidas y lo bajaron de nuevo a las menores, donde tuvo que pasar cinco temporadas hasta que vio nuevamente acción en el mejor béisbol del mundo en 1964 con los Cardenales que después lo moverían a los Astros, equipo con el comenzó a brillar de verdad el lanzador cubano, siendo elegido a su primer All Star Game en 1967.
Mike fue cambiado a los Orioles por el jardinero Curt Blefary, el 4 de diciembre de 1968 y ahí seguiría mejorando su rendimiento y tocaría el estrellato, apoyado en un nuevo lanzamiento que se convirtió en el terror de la liga: su famosa “Screwball”, pitcheo que un amigo pelotero de ligas menores, Rubén Gómez, le convenció que empezara a utilizar.
Cuellar formaría parte de un gran trabuco con compañeros de equipo de la talla de Frank Robinson, Brooks Robinson y Boog Powell y una rotación abridora que muchos considera de las mejores en la historia con Jim Palmer, Dave McNally y Pat Dobson.
Vistiendo la camiseta de los Orioles, Mike participó en tres Juegos de Estrellas y se ganaría el premio Cy Young en 1969 junto al pitcher de los Tigres de Detroit, Denis McLain, convirtiéndose no solo en el único cubano que hasta hoy lo ha conseguido, sino el primer pitcher latino en conseguirlo.
Fueron 23 juegos ganados, con un promedio de limpias de 2.38 en 39 partidos lanzados, con cinco blanqueos, 38 juegos completos y 182 bateadores abanicados en 290.2 innings.
A pesar de retirarse en 1977 con los Ángeles de California, las inolvidables ocho temporadas con Baltimore lo llevaron en 1982 a ser exaltado al Salón de la Fama del equipo y en 1984 al Salón de la Fama del Béisbol Cubano, con sede en los Estados Unidos.
Sus numeritos finales en Las Mayores fueron: 185 victorias, 3.14 de efectividad, 1.632 ponches en 2.808 innings, completó 172 juegos, tirando blanqueadas en 36 de ellos.
Mike también dejó numeritos muy respetables y recuerdos inolvidables en las Ligas Invernales de México, Puerto Rico y Dominicana.
Lamentablemente, Mike Cuellar falleció el 2 de abril de 2010 a la edad de 73 años en la ciudad de Orlando, víctima del cáncer, pero el “Caballo Loco” como algunos le decían, sigue siendo eterno dentro del mundo del béisbol, donde hoy debe andar lanzando “Screwballs” en el campo de sueños.
(Con información de Baseball Reference - www.baseballreference.com - y SABR - www.sabr.org )
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