Unos 105 colaboradores cubanos de la Salud que viajaron a Sierra Leona para enfrentar la epidemia de ébola que azota a África Occidental pasan el día alrededor de una piscina en un hotel de Freetown, asegura un reportaje del diario argentino La Nación.
El periodista del rotativo porteño asegura haber hablado con un enfermero cubano especializado en epidemiología y que este le dijo: "Cuando pidieron voluntarios para ir a Sierra Leona, me llamaron diciendo que tenía que estar en La Habana en dos días", indica el facultativo consultado por La Nación.
Los médicos y paramédicos cubanos recibieron conferencias por parte de especialistas estadounidenses y británicos, expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), les construyeron casas de campaña, pero luego fueron a dar a un hotel a pasar sus días alrededor de una piscina, mirándose las caras unos a otros.
La misión cubana es el equipo médico internacional más grande desplegado hasta la fecha en Sierra Leona, dice el diario, y en el país hay alta demanda de camas de tratamiento y aislamiento. El ébola se propaga a un ritmo de más de 400 nuevos casos por semana, sin embargo, Sierra Leona tiene apenas 350 camas, muy por detrás de las 1.163 necesitadas según los cálculos de la OMS.
"Estamos preparados para trabajar. Entrenamos en Cuba y hemos seguido entrenando aquí", dijo el enfermero cubano al periodista de La Nación. "Solíamos practicar a ponernos el traje protector detrás de la piscina del Barmoi, hasta que tuvimos que parar debido a la alarma de los huéspedes, asustados de ver a 30 personas vestidas con el traje del ébola acechando sus habitaciones", comenta.
Por la información extraída por el reportero argentino, se supone que unos 30 o 40 de los que pasean dentro del hotel en Freetown irían al nuevo centro de Port Loko, una de las zonas más afectadas por la enfermedad. Las instalaciones están aún en construcción.
El incrédulo enfermero cubano no entiende por qué los enviaron antes de que hubieran terminado de montar los hospitales. Pero un colega suyo británico del Hospital Connaught de Freetown, donde han estado entrenando los cubanos, dijo tener la respuesta: "Fueron los únicos que respondieron a la llamada internacional, y como fueron tan rápidos, ahora no saben qué hacer con ellos".
Mientras unos elogian la celeridad del Gobierno cubano o se preguntan por qué la totalidad de los isleños no son llamados aún al frente de combate contra la terrible enfermedad. El doctor José Delgado, jefe de la delegación cubana se adelanta a calificar la tarea de los voluntarios venidos de Cuba tratando a pacientes ficticios: "Es un proceso normal de preparación. Nos estamos coordinando con la OMS y el Ministerio de Sanidad; todo sigue su ritmo normal", indicó.
Sentado en su hotel, el enfermero que accedió a conversar con el reportero bajo anonimato no alcanza a comprender a qué se debe el retraso. "Nos dijeron que igual nos mandan a Gran Bretaña, o igual nos tratan aquí. Pero ya lo sabíamos. Cuando nos presentamos voluntarios, aceptamos las consecuencias", señala en clara referencia a la imposibilidad de regresar a la isla en caso de contagio, y sigue esperando al borde de la piscina.