La desesperanza y el cansancio del pueblo cubano vuelven a ser tema en la obra del artista Yulier Rodríguez Pérez, Yulier P. Esta vez con tres imágenes, tres rostros en técnica mixta sobre cartulina donde el uso de los grises y azules y la angustia que reflejan recuerdan “El grito” de Edvard Munch”.
En los tres semblantes están plasmados los sentimientos que recibe el artista, la misma energía que emana de las personas en la calle: la desesperanza, la desesperación y el declive, forjadores de emociones muy fuertes como la obstinación, la hostilidad y la violencia.
“A nivel gestual, los rostros pueden variar un poco, pero a nivel conceptual es la misma idea. Uno puede estar más molesto, más agresivo porque su circunstancia es diferente. Alguno, más deprimido porque su creencia es diferente y el otro, más desesperado, más necesitado, por ejemplo, de comer. Pero en esencia todos guardan una relación: son las caras de los cubanos que veo en La Habana y supongo que en toda Cuba, gritos de auxilio, actitudes agresivas o desconsoladas que tienen a causa de las medidas, económicas y represivas, implementadas por el gobierno cubano para controlar a la gente o salvar su gobierno”, dijo Yulier P a Radio Televisión Martí.
“Estampo la decadencia del cubano, la que ha habido siempre, pero ahora en mayor medida: debido a la inaccesibilidad de los precios de los productos de primera necesidad, de los alimentos, de todo. Precios exorbitantes que no guardan relación con el salario, el descontrol, el calor, la gente desmayándose en las colas y, por supuesto, todo tipo de inconformidades. Por otro lado, la policía, la represión y el comunismo. Esto genera una agresividad en las personas y una intolerancia, a veces, hasta un grado bastante alarmante. Y esta pieza muestra eso desde mi perspectiva”, explicó el artista.
Yulier P ha dedicado gran parte de su obra a convertir en arte los aspectos más crueles y sórdidos de la vida en la Isla: la miseria, el hambre, las frustraciones, el miedo.
Su serie “Regalos”, dibujados sobre pedazos de escombros y de concreto, denuncian las arbitrariedades e incompetencia del régimen.
Saltó a la palestra pública en 2014 pintando sobre paredes de edificaciones en ruinas en la capital cubana. En ese momento aseguró que era una forma de "resistencia" ante el abandono del sistema político.
En agosto de 2017 fue arrestado por varios días y las autoridades le exigieron que borrara sus murales o sería encarcelado.
“Todos los espacios públicos están repletos de propaganda ideológica. Sin embargo a mí me quieren acusar de peligrosidad social predelictiva y de afear el ornato público porque pinto en edificaciones semiderruidas”, recalcó el artista tras salir de su encierro.