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Libro analiza el desarrollo de la disidencia cubana y el impacto de Internet en el ejercicio de la ciudadanía


El periodista independiente Boris González Arenas es arrestado en medio de la Marcha por los derechos LGBTI en La Habana, el 11 de mayo de 2019. (AP Photo/Ramon Espinosa)
El periodista independiente Boris González Arenas es arrestado en medio de la Marcha por los derechos LGBTI en La Habana, el 11 de mayo de 2019. (AP Photo/Ramon Espinosa)

Internet ha revolucionado todos los espacios de la vida diaria y ha repercutido también en las relaciones sociales porque libera al individuo de las limitaciones geográficas y une a las personas en torno a grupos de interés que no están sujetos a un lugar concreto.

A partir de diciembre de 2018 con el acceso masivo a la Red Global, los cubanos salen de su letargo y comienzan a despabilarse.

Sobre esto, versa el ensayo “El impacto del acceso a Internet en el ejercicio de la ciudadanía a cuatro años de su estreno” del historiador y periodista Boris González Arenas.

“Gracias al acceso a Internet, cambió absolutamente la capacidad que tenemos los cubanos de ejercer la ciudadanía. El evento fundamental para hacer ese análisis es, precisamente, el tornado que pasó por La Habana a finales de enero del 2019: El gobierno cubano lo que pretendió fue darle una respuesta tradicional al fenómeno con un discurso de esos, grandilocuente, o sea, establecer como un cerco de silencio en torno a las consecuencias y hablar de que la ‘Revolución’ no dejaría desamparados y cosas así que sabemos que, tradicionalmente, es un discurso totalmente vacío y que deja a las personas sin ningún tipo de rehabilitación”, indicó a Martí Noticias González Arenas.

“Sin embargo, por primera vez, los cubanos pudimos movilizarnos a través de las redes sociales y el gobierno quedó visible en su falta de humanismo, en su incapacidad para reaccionar y en su crueldad en el tratamiento, no solo a las víctimas, sino de las mismas personas que trataban de llevarles donaciones a los damnificados. Y ese fue un episodio extraordinario, bueno, que culminó con el primer ridículo de Miguel Díaz Canel cuando empieza a correr por Regla, huyendo de las personas que le gritaban que se fuera de allí”, recordó el también cineasta.

Videos subidos a Facebook muestran cómo los vecinos del poblado ultramarino abuchean y persiguen a los autos de la comitiva presidencial gritándole ‘descarados’. A la par se divulgaron imágenes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) obstaculizando el reparto de ayudas a los afectados que a través de las redes sociales pudo movilizarse.

“Otros episodios como el 11 de mayo, el 27N, los acuartelados de San Isidro, una serie de elementos que por su magnitud y por lo cerca que sucedieron, evidencia un despertar de la ciudadanía”, apuntó el autor.

González Arenas ilustra en su trabajo, que diferentes eventos como la marcha del 11 de mayo en La Habana, a favor de los derechos de las personas LGBTIQ; la concentración masiva que se produjo en las afueras del Ministerio de Cultura de Cuba, el 27 de noviembre de 2020; la protesta de artistas del 27 de enero, fueron posibles debido a las convocatorias que se hicieron por WhatsApp, Facebook y otras plataformas.

“Pero no es que no hubiera las condiciones, había las condiciones, pero el cubano no tenía cómo ejercer la ciudadanía porque el ejercicio de la ciudadanía es un producto de la modernidad, digamos”, precisó.

“Claro que se ejerce a través de la libertad de expresión y la libertad de movimiento y todo eso tiene vehículos, y cuando tú eliminas esos vehiculos, por supuesto que lo que estás es constriñendo al ciudadano, destruyendo la ciudadanía, pero el internet, que es un fenómeno quizás más revolucionario que la imprenta, más revolucionario que la revolución industrial; a través de los servicios de internet, fueron y son capaces de trascender todas esas dificultades impuestas por el totalitarismo en 60 años y es capaz de hacer, de movilizar al ciudadano”, recalcó González Arenas.

Este, y otros ensayos, han sido recopilados en la obra “La disidencia cubana: experiencias y aprendizajes para la democratización”, presentada este jueves en Argentina por la Red Regional DemoAmlat, que monitorea la democracia en la región; y CESCOS (Centro para el Estudio de las Sociedades Abiertas).

Se trata de “una compilación de artículos para revisar las experiencias de las distintas agrupaciones cubanas de disidencia, independientes, democráticas y sus esfuerzos para promover una transición democrática”, explicó Jesús Delgado Valery, Director de Desarrollo Institucional de Transparencia Electoral y Coordinador de DemoAmlat.

Los compiladores fueron Constanza Mazzina y Pedro Isern:

“Cuba ha vivido más tiempo de su vida independiente bajo gobiernos autocráticos que democráticos: la diferencia es abismal en favor de los primeros. En este camino, pensar las trayectorias de la disidencia cubana recobra fundamental importancia”, afirma Constanza Mazzina en la introducción a este libro, “que intenta ser un reflejo del camino que ha atravesado la disidencia cubana en su incansable lucha por la democracia y en defensa de la libertad de expresión, asociación y manifestación”.

“Entre los autores están Marlene Azor, Manuel Cuesta Morúa, Orlando Gutiérrez Boronat, Omar López Montenegro, Leonardo Martín y Armando Chaguaceda. El prólogo lo hace la diputada nacional argentina Sabrina Ajmechet”, detalló el directivo de DemoAmlat.

“El libro está disponible para su descarga gratuita en la página de DemoAmlat”, invitó Delgado Valery.

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    Yolanda Huerga

    Yolanda Huerga nació en Bayamo, Granma, Cuba. Se graduó en Filología y Lingüística en la Universidad de Oriente en 1989. Durante casi 20 años trabajó en el sistema de bibliotecas públicas de la isla. En 2003, fundó junto a otras mujeres el movimiento Damas de Blanco, organización que recibió en 2005 el Premio a la Libertad de Conciencia Andrei Sakharov del Parlamento Europeo. En 2005 viajó a Estados Unidos junto su hijo y su esposo, el poeta y periodista Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años durante la Primavera Negra de Cuba. Desde 2008 trabaja en Miami, en la Oficina de Transmisiones a Cuba, como periodista de Radio Martí. Recibió en 2021 el Premio Burke a la Excelencia Periodística que otorga la Agencia de Estados Unidos para Medios Globales.

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