LA HABANA -Para contrarrestar la tendencia a decrecer que ha mostrado la comunidad de chinos en Cuba en los últimos sesenta años, la pérdida de tradiciones y el olvido de su historia y participación en los grandes sucesos del país, Juan Ariel Mock, descendiente chino, creó un proyecto musical que ha venido funcionando durante una década, a pesar de la falta de apoyo de las autoridades.
Amistad Cuba-China Grupo Vocal Descendiente es el nombre de este esfuerzo que, como bien dice su fundador, ha venido desarrollándose “a pulmón, de corazón”. El amor por las tradiciones chinas le viene a este músico autodidacta por la estrecha relación que tuvo desde pequeño con su abuelo Juan Mock, un chino emigrado a Cuba.
“Él me ponía música de su país y dábamos paseos por el Barrio (Chino). Fue el que me inculcó el amor por las tradiciones chinas, que con el tiempo me inspiraron a hacer un proyecto como este”, explica.
Una de los grandes temas tratados en las canciones de Mock es el de los chinos coolíes, traídos a Cuba por los españoles con la intención de sustituir a los negros esclavos en las plantaciones.
“Ellos vinieron engañados. China pasaba por un momento económico muy delicado, había hambre y escasez, les dijeron que obtendrían fortunas, pero muchos no pudieron ni siquiera regresar a su tierra, y se empezaron a mezclar poco a poco con la población cubana, dando origen a la actual comunidad descendiente”, dice el músico.
Aunque en el Barrio Chino existen instituciones culturales y deportivas donde se imparten cursos de tradiciones chinas, relacionados con el idioma, la medicina tradicional, el cultivo de plantas, la cocina, el wu-shu y el tai chi, la presencia china se nota cada vez menos, debido a que desde el año 1959 la entrada de chinos al país se detuvo. Mock asocia el decrecimiento de la comunidad china a esa ausencia de inmigrantes, motivado por las alzas en la economía del gigante asiático en combinación con la depresión de la economía cubana.
La solución de las instituciones culturales ha sido la integración de la cultura china a la vida de la población en general, popularizando algunas de las tradiciones y costumbres más adaptables a la idiosincrasia cubana, como son las artes marciales y la medicina tradicional china.
“Muchos aspectos que estaban cerrados dentro de esta comunidad se han incorporado a una actividad general para Cuba, y esto tuvo mucho que ver con el Período Especial. La medicina, cuando no teníamos pastillas, acudíamos a los remedios a base de plantas, y la costumbre de comer vegetales,” dice María del Carmen Kouw, descendiente y estudiosa de la comunidad china en Cuba. Iniciativas como la de Mock no han contado con el apoyo institucional necesario, a pesar de la buena acogida de público que ha tenido el proyecto en sus presentaciones. Las dificultades económicas han provocado incluso la separación de algunos de los miembros del proyecto, quienes se marchan en busca de mejores opciones de trabajo.
“Hemos sido ayudados por algunas personas y sociedades del Barrio Chino, pero no hemos contado con el apoyo que necesitamos, ni ahora ni antes, porque hacer un background cuesta dinero. Todo lo que hacemos cuesta”, confiesa el músico
.El comportamiento de esta comunidad es probablemente único en el mundo. El Barrio Chino recibe a los visitantes sin muchas señales de ser lo que debería, un territorio, un pequeño pedazo del país asiático en el corazón de La Habana. Apenas algunos restaurantes frecuentados por turistas y cubanos, y sociedades casi secretas donde los pocos chinos naturales que quedan, ya nonagenarios, se esconden del ruido, el polvo y la chusmería habanera.